En un día soleado lleno de luz y calor, fuera de una universidad multilingüe de la cual empezaban a salir algunos alumnos, uno de ellos al parecer europeo, caminaba con su grupo habitual de amigos, en esa universidad había tanto europeos como estadounidenses, de todo tipo mezclados con japoneses ya que ese era el país donde residía el lugar, y entre ellos estaba Marius Yo quien llevaba un caminar un poco más lento que el resto, pero aun así se veía tan animado como los demás después de un largo día de trabajo.
Llegando Marius al departamento que aún
compartía con su hermana llevó sus pertenencias que solía llevar con él a la
universidad hasta su habitación y al llegar a esta puso todo en su lugar
correspondiente, incluyendo unas cuantas cosas a parte tanto para su tarea como
para estudiar y no olvidar nada.
Al cabo de un tiempo Marius salió de su
habitación y se acercó a la cocina para buscar algo que le ayudase a calmar los
sonidos de su estómago que anunciaban que estaba vacío y su dueño estaba
hambriento, pero su búsqueda de alimento le fue interrumpida al encontrar sobre
la mesa un papel escrito directamente por su hermana el cual leyó sin demora:
‘Marius:
Tengo que dejarte
solo algunos días.
Come a tus horas,
duerme bien, no te esfuerces demasiado.
Atentamente:
Marilena.’
Apenas terminó de leer la nota la doblo con
cuidado antes de dejarla de lado, para así prepararse algo de comida y poder
calmar a su estómago y poder seguir tranquilamente con el resto de su día,
aunque había varías cosas que cruzaban su mente con pensamientos nada
tranquilizadores, pero eso era otro asunto que sinceramente no deseaba tocar
hoy ya que aún tenía varias cosas que hacer para su clase del día siguiente y
deseaba dormir bien esa noche.
Terminando sus alimentos volvió a tomar el
papel que antes había doblado para poder leer nuevamente la nota y sonreír
ligeramente ante el cariño que despedía la simple nota y volviéndola a doblar
para dejarla sobre la mesa para recurrir a ella siempre que necesitara un poco
de ánimo para seguir las cosas tan normalmente como estaba acostumbrado.
A pesar de haber planeado un buen descanso
esos pensamientos intrusivos volvieron. Pensamientos sobre lo solo que
realmente se sentía, lo pesado que era su estudio porque parecía que las horas
no alcanzaban para estudiar todo lo que debía sin sacrificar su necesitado
descanso nocturno. Todo eso lo podía equilibrar con trabajo algunas veces más
que otras, pero era algo de diario, lo
que no podía soportar era que fuera tan acosado por su pasado y aún presente
trabajo como Johnny y que no respetaran su privacidad, que le tomaran fotos en
su camino a clases que forzosamente era dentro del tren lo que subía su nivel
de estrés ya que esas mismas personas usualmente lo seguían aún fuera del tren
y no sabía si perderlos a propósito o
llegar a tiempo a sus clases o darles la
oportunidad de saber que ruta seguía para llegar a su destino final. Con todo
eso en mente, inevitablemente se quedó dormido hasta la mañana siguiente dónde
continuó con la misma rutina de cada día, una rutina que le empezaba a ser
tediosa.
Al terminar sus clases del día decidió tomarse
el día con más tranquilidad, algo que ciertamente necesitaba ya que si alteraba
demasiado sus nervios y forzaba en exceso su propio cuerpo estaba seguro que
nada bueno resultaría de todo aquello. Y así dejó pasar uno, dos, tres y hasta
cuatro o cinco trenes que eran justamente los que debía abordar para ir hacia
su casa, sin embargo deseaba dejarlos pasar para así tener algo de paz por un
momento ya que sabía que en cuanto llegara a su hogar todo volvería a ese
círculo interminable que ya lo tenía bastante agobiado, solamente necesitaba
unos minutos de paz, y creía que después de tranquilizarse podría volver a
centrarse de lleno a su rutina diaria.
Las personas que esperaban el tren rápido para
llegar a su destino eran cada vez menos ya que se estaba haciendo tarde, por lo
que Schmich se decidió a por fin abordar el tren, el cual iba algo vacío, y lo
cual hizo que se empezara a culpar ya que había tenido tiempo de pararse a pensar en algo más que no fuera
la acción que estaría siguiente a tomar para estar más cerca de su hogar, de
sus obligaciones y seguir para el día siguiente. Se sentía culpable por no
facilitarse las cosas que ya tenía como cotidianas, pero esos mismos
pensamientos que ahora tenía los conocía muy bien para su desgracia ya que
siempre lo conducían a que aún tenía una puerta abierta en caso de quererla tomar, cosa que no
deseaba pero en ocasiones era por más tentadora, pero bien sabía que sería un
desperdicio y quizá un arrepentimiento momentáneo que no quería conocer ya que
no se veía a sí mismo tan débil como para optar por algo tan burdo como
suicidarse, ya antes esa idea había cruzado su mente y le dio una rotunda
negativa ya que eso no le serviría no le haría sentir mejor, no le ayudaría con
sus problemas, todo lo contrario con ello traería más problemas quizá no a
él pero sí para todos los demás y
quien no resultara afectado por su
decisión puede que sería un recuerdo amargo para sus familiares y personas más
cercanas y un inconveniente para la estadística del país.
-¿Marius?- Sus pensamientos fueron
interrumpidos al escuchar su propio nombre, pero lo hizo reaccionar porque
conocía esa voz.- Es muy tarde como para que estés fuera.-Buscó con su mirada hasta la fuente de
aquella voz, hasta que encontró a la persona que le hablaba.
-Ya estoy lo suficientemente mayor como para
elegir la hora en la que salgo Kikuchi.- Dijo con un ligero enfado en su tono
de voz.
Una sonrisa divertida apareció en los labios
del mayor.- Lamento haberme tomado la molestia de querer saludar a un amigo, no
sabía que a los alemanes les molestaba que los
encontraran en el transporte público fuese un problema.
-No, no es que nos importune una cosa así, lo
molesto es que nos interrumpan un pensamiento que teníamos desde hace un buen
tiempo y la idea haya quedado inconclusa.
-Vaya, lo lamento, aunque deberían pensar más
a prisa o tener atajos para sus pensamientos, de cualquier manera, ¿En qué
estarías pensando tanto? ¿Nueva forma de aprender de memoria todos los Kanji
para que no se burlen de ti tus amigos? –preguntaba bromeando de buena gana e
incluso dejó escapar una suave risa.
-No Fuma, no pensaba en corregir mi habla lo
mío iba más encaminado al suicidio.- Comentó como si fuera de lo más normal
pensar y hablar sobre ello cosa que hizo que el mayor de ambos negara
inmediatamente con su cabeza.
-¡Marius, no digas eso ni en broma! Con
nuestra juventud podríamos sobrepasar muchas cosas, incluso algo tan común en
las noticias nocturnas, no es bueno pensar en ello ya que esto te obliga a ver
eso como una única salida, además hoy es tu cumpleaños si no mal recuerdo, así
que deja de ser tan pesimista y mejor vamos a beber algo juntos para celebrar este
reencuentro, tu cumpleaños y así podré platicarte algunas cosas que te harán
reflexionar sobre la vida que llevas ahora ¿te parece?- ofrecía de forma cortés
mientras le observaba con expectativa de que aceptara lo que le proponía.
-Es cierto hoy es mi cumpleaños, aunque queda
poco tiempo de él, pero tienes razón no me vendría nada mal una comida con un
viejo amigo y beber algo para intentar relajarme, después de todo ambos somos
mayores de edad como para darnos la libertad de salir a tomar un poco por nuestra
propia cuenta además me gustaría escuchar lo que me tienes que decir que me
podría ayudar.
Básicamente aceptó esa invitación, de
cualquier modo nadie le estaría esperando en casa y podría hacer lo posible por
adelantar un poco de sus deberes de camino a clases. Viajaron en el tren unas
cuántas paradas hasta que Fuma le indicó al menor que llegaría pronto a dónde
debían bajar para ir a un bar que conocía Kikuchi donde servían buena comida y
el alcohol estaba a buen precio.
Llegando a la parada en la que se bajaron Schmich pudo ver gracias a su vista
periférica que le hizo saber que un par de personas se habían percatado tanto
de su presencia como que iba acompañando al mayor ya que pudo distinguir con el
rabillo del ojo como aquellas personas buscaban como tomar una foto donde ambos
saliesen juntos, cosa que ya era normal para sí mismo, el tolerar a ese tipo de personas que
invadían su privacidad pero nunca creyó que se atrevieran a ser tan descarados
al ver que estaba acompañado.
Fue Kikuchi quien entró al bar donde comería
con Schmich, quien entró tras él para sentarse a su lado en la barra de tragos
mismo lugar donde les servirían la comida que eligieran, siendo Fuma quien la
pidió para ambos ya que era un lugar muy conocido por él así
como el precio por los que oscilaban. Apenas iban en el primer trago
cuando Marius se sintió un poco mareado, imaginando que la bebida que pidió el
mayor tenía demasiado alcohol para él, comunicó sus dolencias a su acompañante.
-Si te sientes mal, quizá deberíamos ir a una
mesa para los dos mientras intentas
calmarte, puede que te haga falta alimentarte correctamente esa es una
posible causa para tu dolor de cabeza y mareo.
-No es solamente eso pero te haré caso, vamos
a una mesa más privada, así podrás contarme todo eso que decías me haría
recapacitar.- Tan pronto dijo eso Fuma se levantó y pidió a quien los había
despachado en la barra que le indicara una mesa privada para él y su
acompañante, al serle indicada la mesa comenzó a llevar sus cosas a esta,
pensaba en ayudar al menor con las propias en sus manos.
-Te adelantaste a mí Yo, pensaba en ayudarte
con tu comida ya que no te sientes muy bien y cuándo me vengo a dar cuenta ya
vienes tú mismo con todo. – Comentaba algo molesto mientras ambos se sentaba en
su respectivo asiento. – Como sea, debes tener muy en claro tus razones para
luchar y seguir con vida, sin importar que tan cansado o fastidiado estés, la
vida no es fácil de ningún modo, pero estoy seguro que podrás luchar contra
esos sentimientos para así salir adelante, de cualquier modo el suicidio no va
para nada contigo porque eres alguien muy fuerte desde que te conozco, a los
diez años fue que decidiste salir de tu país natal para venir aquí a probar
suerte y acabaste logrando ser contratado y más que todo eso debutaste muy
joven y aún sin manejar bien el idioma te aventuraste con una compañía que
además de bailar y cantar también se dedica a la actuación justo a lo que se
dedicaba tu madre y por eso quedaste tan bien en la compañía. Eres un cúmulo de
talentos, naciste con ellos en la sangre y creo que lo has hecho de maravilla y
además hablas bien por lo menos tres idiomas y ahora eres universitario y dudo
que el suicidio vaya contigo ya que eres fuerte y sé que no te rendirás por
cosas tan cotidianas, incluso si eres menor que yo veo en ti muchas cosas que
admirar así que no vuelvas a tener en mente tales cosas como un suicidio
¿Entendido?
-No te creas tanto como para ahora hablar como
si fueses mi dueño Kikuchi.- De forma ciertamente infantil sacó su legua para
enseñarla al otro en modo de disgusto y enfado sacando una suave risa del otro.
-Justo como el Marius que recuerdo entró a la
compañía y debutó junto conmigo.- Recalcaba orgulloso antes de seguir comiendo
ya que él no había probado bocado en todo en día salvo algunos aperitivos que
les habían ofrecido en el trabajo como parte de Sexy Zone, pero tales
bocadillos no lo llenaban en absoluto.
-Pues claro, somos la misma persona, no hagas
parecer como si fuésemos dos personas totalmente distintas, he crecido, eso es todo.- Sin más imitó al mayor comiendo
su cena, ya que llegando a casa sabía que tendría muchas cosas por hacer.
-Ya lo sé, no soy tonto, pero es diferente
este tú de ahora al que me hablaba de que pensaba sobre el suicidio.- Soltó con
franqueza al tiempo que le miraba atentamente y tomaba un poco del alcohol que
aún le quedaba servido en el vaso que les facilitaron.
-Estas bebidas no funcionan para relajar a una
persona, al principio creí que sí me lograría relajar pero ahora pienso que
necesito una segunda ronda.- Reclamaba poniéndose de pie para ir a dónde la
barra para que le rellenaran su vaso con
más alcohol.
Fuma se quedó negando con su cabeza en
silencio pensando seriamente que el menor si no estaba ya algo borracho estaba
en realidad muy deprimido ya que no reconocía esa faceta de su amigo, aún menos
cuando en el pasado había estado tan desacuerdo con beber alcohol en grandes
cantidades y con tanta frecuencia, si bien no se podía evitar del todo por
cosas del trabajo intentaba evitarlo.
Al cabo de un tiempo, tanto como Schmich como
Kikuchi habían terminado con su comida y bebida, pagaron a partes iguales y
ambos salieron del lugar para ir hacía la estación del tren para que los
acercara a sus hogares ya que estaban demasiado alejado de ellos.
-Oye Marius, no nos volveremos a ver hasta dentro de un tiempo y creo que lo
sabes, te noto diferente pero igual al europeo que conocí cuando debuté pero
ahora que tengo la oportunidad no quiero desperdiciarla, aprovechando en
primera que estás un poco ebrio y en
segunda que no parece haber paparazis en la espera del tren, me disculpo por
adelantado en caso de que esto no esté en tus planes y lamento que te haya
hecho tardar tanto por ir a tomar un trago conmigo, no fue mi plan tardar
tanto.- Cortó sus palabras para acercarse
a su interlocutor lo suficiente como para ver lo grisáceo de sus ojos
por un momento antes de cerrar los propios al momento de besar los labios
ajenos por un leve lapso en lo que
llegaba el tren que ambos tomarían para bajar en diferentes niveles de la línea
que seguía, ignorándose mutuamente durante el trayecto pues ninguno de los dos
quería retomar la conversación desde el punto en dónde lo dejaron, el beso.
Llegando cada uno a su destino, el clima
refrescaba cada segundo más debido al rocío de la madrugada que seguía
avanzando acercándose más y más a una pronta e innegable salida de los rayos
solares cosa que Marius ignoraba ya que
a pesar de la insignificante resaca que ahora tenía se dedicó a aventajar
rápidamente todos sus trabajos que recordaba sin ser demasiado estricto con
recordar cada cosa que debía tener lista para
clase pues estaba consciente de que si no dormía pronto poco o nada
podría dormir antes de sus clases.
El día de clases había transcurrido como
frecuentemente lo hacía si bien le habían llamado la atención por no cumplir con
todos sus trabajos como era habitual en él, siendo sus notas algo bajas por
reprenderlo de algún modo sin embargo Schmich aceptó las formas de llamarle la
atención pues reconocía que había cometido un error.
A pesar de todo esto acontecido a Marius no le
pesaba tanto como lo haría el día
anterior, ya que repasaba constantemente las palabras que Kikuchi le había dicho en esa pequeña cena que
compartieron, definitivamente quería que algún día se repitiera la escena de
esa velada pues la había pasado muy bien a pesar que no estuviera en sus
planes, pues Fuma le había hecho sentir mejor que lo que se había sentido todo
esos días pasados no solamente del mes
sino del año entero, cuatro meses en los que tenía frecuencia de esos
pensamientos intrusivos sobre darse por vencido, sobre suicidarse y eran
pensamientos que intentaba evitar pero
le era imposible hasta que su antiguo compañero de banda hablo con él. Pero ahora estaba mejor ahora sentía
como si el mundo no fuera a tomárselas tan estrictamente con él y podía
respirar en paz.
FIN.