POR FIN!! POR FIN!!!
Para Eri-chan que ya no es Eri xD se lo debo hace algunos años xD
Pero aquí lo tienes aún si ya no te gustan los JUMP :3
Disfrútalo, goza con esto.. o lo que se te venga en gana :3
¿Quién es la causa, tú o yo? ¿Cuál es la consecuencia?
Tanto Arioka
como Takaki estaban en un campo de fútbol
soccer, en donde entrenaban juntos. El primero de ellos, era el goleador del equipo, y Yuya el portero del mismo,
se encontraban solamente ellos dos, puesto
que el resto del equipo se habían
marchado por haberse aburrido de tratar
de enseñar a su portero, el modo de parar una pelota aún si era con la consecuencia de que acabara
con una contusión.
Daiki se
había ofrecido para ayudarle, ya que él era capitán del equipo, y ya habían perdido varias veces justamente era la culpa del portero, y todo
porque nadie más estaba dispuesto a recibir tantos golpes tanto por parte del
equipo contrario, como de su entrenador: Arioka.
-Una vez
más, Takaki.- Dijo el capitán, pues hacía un buen rato que estaban practicando,
comenzaron poco antes del amanecer y actualmente volvía a ponerse oscuro, amenazando con caer
la noche.
-Está bien,
aunque ya estoy algo cansado, capitán.-
-Vamos
Takaki, si no puedes con algo como esto, no sé para que te inscribiste en mi
equipo ¿Acaso no sabías que yo era el capitán más estricto de todo Japón? Es
solo tu culpa el que perdamos tanto, y por eso, no descansaré hasta que lo
hagas bien.-
-Sí sabía el
rumor, pero jamás lo creí.- Contestó simplemente.
-Ya ves que
sí eran verdad los rumores que dicen sobre mí, ahora, intentaré meter un gol
por la esquina de tu derecha, intenta que no te dé en la cabeza o te disloque
la mano, pero detenla ¿de acuerdo?- El más alto, simplemente asintió con su
cabeza antes de ver como el balón iba directamente hacía él, como pudo saltó para poder
detenerlo, pero al tener un mal apoyo su pie resbaló y termina por caer antes
de siquiera tocar el balón, el cual termina
por golpear en uno de los
soportes del arco de la portería, rebotó y cayó justo sobre la cabeza de Yuya,
quien estaba sobre el suelo, y aunque la pelota rebota suavemente, no pudo
evitar soltar un sonido de dolor, más por la caída que por el golpe.- Sí que
eres malo, Takaki.- Dice el capitán del equipo, el cual camina hacía su peor
elemento del equipo. En cuanto llega a
donde su horrible portero, revisaba al
mismo, para asegurarse que no tuviera
alguna herida de gravedad, y mientras esto sucedía, el mayor de los dos miraba
fijamente a su capitán.
-Arioka-senpai
¿Le han dicho que es muy guapo?-
-Ya lo sé,
todas las chicas me lo han dicho.- Dijo con orgullo nada disimulado.
-Pero
supongo que algunos chicos también le
habrán dicho algo al respecto, tanta belleza no puede pasar por desapercibida.-
Susurró Yuya esto último, estando ya sentado
frente al menor.
-No seas
idiota, algo así es asqueroso.- Hizo un claro gesto en el cual se notaba la repugnancia que le causaba el simple hecho
de pensar en algo así.
-¿Cree usted
eso? Yo creo que usted es muy guapo, así como también es hermoso.- Confesó en
voz baja.-
-Qué
asqueroso eres.- Dijo el más bajo, quien se puso de pie y se dio la media
vuelta para alejarse del la persona que, en ese momento le repugnaba, pero no
contaba con el hecho de que el más alto le siguiera para tomarle de la muñeca.-
¿Qué demonios te pasa? Suéltame.- El mayor se puso frente a él.
-Escúcheme,
capitán, puede que ahora le dé asco pero
es porque no me conoce bien, ni sabe lo mucho que lo quiero. ¿Por qué no
se decide a salir unos días conmigo, como si fuéramos pareja, antes de
despreciarme?- Preguntó, a lo cual el otro respondió solo intentando zafarse de
la mano del otro, pero este lo sujetó
con fuerza antes de jalarlo hacía su cuerpo para así poder besar
directamente sus labios, en contra de la voluntad de su capitán quien abrió
desmesuradamente sus ojos al momento de sentir como sus labios eran presionados
suavemente por los ajenos.
Daiki, en
cuanto pudo tomar algo de fuerza, cambió su mirada de sorpresa por una de
completa repulsión y odio, acabando por acertar un puñetazo con su mano libre
en el mentón ajeno, haciendo que el otro lo soltara al instante aprovechando
así la oportunidad para apartarse con completa furia, pues sentía que le hervía
la sangre porque aquel portero, bueno para nada, desde ese momento estaba fuera
del más asombroso equipo de futbol del país,
el suyo, por supuesto.
Antes de que
Arioka se pudiera alejar más de diez metros, pudo sentir algo que había
golpeado su nuca y parte de su cabeza, cosa que había provocado que perdiera la
consciencia, haciendo que cayera al instante al suelo que era cubierto por el pasto. Takaki sonrió con una
mezcla de satisfacción y burla al ver a su capitán tendido en el suelo, tomó
una de las piernas del menor para poder arrastrarlo, llevándolo hasta la bodega
del lugar en donde dejaban todos los objetos necesarios para cada uno de los
entrenamientos de todo el equipo. Sin mayor cuidado dejó al capitán en una
silla de madera, la cual se encontraba
en un rincón de la estancia, la cual era normalmente usada por los
entrenadores para poderse tomar un descanso, al tiempo que revisaban que no
faltara nada del material de trabajo. Yuya tomó
unas cuerdas del suelo, las cuales usaban para determinar un solo lugar
para entrenar, misma que usó para poder atar las manos de Arioka, detrás de la
espalda del mismo, estando estas detrás del respaldo, para después terminar recargándolo suavemente contra el respaldo de la silla para luego sentarse
sobre el suelo que quedaba frente al menor, para así esperar a que este
despertara.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
Pasó cerca
de una hora para que al fin Daiki reaccionara, mirando a todos lados con la
intención de tener una pista de donde estaba. Cuando reconoce el lugar intenta
ponerse de pie, sin embargo Las cuerdas que
ataban sus manos por detrás del
respaldo de la silla, eso junto con el hecho de que parte de la cuerda estaba
atada a los soportes de la silla, no lo dejó moverse mucho, acabando por volver a la silla de golpe.
-¡¿Qué pretendes?! – Gritó al
apenas reconocer a la persona que estaba
con él en la misma habitación, no era ni más ni menos que aquel portero que antes se le había, prácticamente,
declarado.- ¡Déjame ir, maricón de mierda!- Siseó antes de darse cuenta de que
sus manos estaban atadas y que eso había sido lo que le había impedido ponerse
de pie.
-No lo
dejaré ir hasta que terminemos algunos asuntos que tengo pendientes con
usted.-Mencionó el mayor de los dos, el cual se había puesto de pie, acercándose al otro para así poder tomar el
rostro del otro por el mentón, para poder elevarlo y de esta manera, poder mirarlo en su
totalidad. Arioka intentaba zafarse, pero era inútil ya que terminó recibiendo
una bofetada lo suficientemente, fuerte como para asegurar que al día siguiente
despertaría con un cardenal en toda la mejilla izquierda. Cuando Takaki
no escuchó ningún sonido proveniente de la garganta del menor, lo desató antes
de jalarlo para poder empujarlo y así tirarlo al piso, haciendo que el otro se
raspara la barbilla contra el suelo, el cual era de pavimento puro, haciendo que comenzara a sangrar, comenzando a correr un
hilo de sangre por su piel hasta el suelo. Yuya lo tomó por los cabellos para
alzarlo ligeramente.- Vaya que nos vamos a divertir, Capitán.- Susurró el más
alto al tiempo que se ponía en cuclillas sobre el cuerpo del otro, para mrarlo
con burla un momento, terminando por azotarlo nuevamente contra el suelo, y de ese modo tener las
manos libres para poder elevar la cadera
de la persona que en ese momento sometía, para así poder comenzar a desgarrar la ropa del mismo, hasta
llegar a ver su ropa interior, la cual también fue rasgada por la parte de
atrás, haciendo un hueco en el trasero del menor, en donde se veía directamente
el ano de su capitán. Capitán quien se había quedado completamente paralizado
al saber que si se resistía volvería a ser golpeado, y no era porque le tuviera
miedo a los golpes que el otro le pudiera propinar, sino que le temía a
terminar por ser asesinado por quien ahora maltrataba su cuerpo.
Takaki se
apartó del menor para abrir la llave del
grifo de agua, el cual estaba conectado
a una manguera que jaló para llevarla cerca de Arioka, quien dejó salir un
gemido de dolor al sentir como aquel cilindro plástico era introducido en su cuerpo, el cual fue llenando su intestino grueso de agua. Además del dolor
de sentir el líquido entrar de esa manera en su interior, el pesar de que la quería sacar todo aquello que
estaba en su interior, pero le era
imposible debido a la presión del agua que tenía la manguera contra su cuerpo,
cosa que le lastimaba, el sentir tanto dolor y tanto pesar que le llenaba por
completo. Esta tortura solo duró un par de segundos, pero al menor le
parecieron horas, en cuanto se la retiraron, terminó por sacar toda el agua que antes había entrado, brotando de su interior
y sin poder evitarlo de ningún modo, algo de materia fecal brotó también, pero
ahí no había terminado, ya que el mayor repitió la misma acción algunas veces
más, hasta que ya no salía más que agua totalmente limpia, mientras el menor
gemía del dolor que sentía. Muchos decían que el hecho de que te pusieran un
enema, lo que prácticamente hacían con él, no dolía, solo era incómodo, pero
jamás se lo habían puesto con violencia y menos con algo tan grueso y con los
bordes tan firmes, algo que realmente dolía. Al tener el interior de su capitán
bien limpio, alejó del todo la manguera antes de cerrar el grifo de agua,
Arioka mantenía su vista baja al estar llorando, quedándose en cuatro por temor
de lo que le fuera a pasar, pues no quería que su agresor lo viera débil, ya
que esto lo podría provocar más a que lo siguiera maltratando con brutalidad.
-Parece que
a mi capitán no le gusta que lo llenen de agua.- Dijo el más alto con clara burla,
metiendo uno de sus dedos al ano del otro, para así verificar que estuviera
limpio por dentro.- Parece que está listo para lo que sigue, Arioka-kun.-
Murmuró el mayor, quien sacó del todo su dedo del ano de su entrenador. Se
incorporó del todo para poder jalar al
otro hacía él y así ambos salir de la
bodega, arrastrándolo hasta el campo de entrenamiento, donde lo soltó. Arioka apenas
tuvo la oportunidad, intentó golpear al
mayor, pero este lo tomó por la muñeca y de este modo comenzó a torcerle el
brazo tras la espalda del más bajo.
-¡Suéltame,
maldito enfermo hijo de puta! – Forcejeaba retorciéndose inútilmente, ya que
Yuya lo había tomado por la nuca para así obligarlo a meter su rostro entre el
césped del campo de juego.
-Lo siento,
mi capitán, pero no querrá desgastar su garganta antes de que comience lo que
es considerado “bueno”, aunque para mí si será un premio mayor, pero seguro que
para usted no. He puesto todo mi esmero en tenerlo así, por lo que debe cooperar.-
Susurró en un tono un tanto sucio. Al tener la espalda del otro frente a él, de
modo que si lo empujaba un poco más terminaría teniéndolo en cuatro para él,
teniéndolo completamente a su merced.- Pero tengo una idea para que lo disfrute
más.- Empuja el cuerpo del menor para dejarlo en cuatro, mientras con su otra
mano se bajaba el propio short que usaba
siempre durante el entrenamiento, dejándolo hasta la mitad de sus
propias piernas, para después bajar su ropa interior. Daiki se alejó un poco al ver el pene de su
compañero, el cual se encontraba erecto, palpitante y se notaban bastante bien
sus venas. Intentó levantarse, pero fue detenido al ser tomado por la nuca para
acercar su rostro, provocando que sus labios rozaran contra el glande del miembro
ajeno.
-Hágame
caso en esto: Entre más lo tenga dentro de su boca más saliva tendrá, por lo
tanto, menos le dolerá y más lo disfrutaremos los dos, entre menos saliva, más le
dolerá.- Le dijo con una voz tranquila antes de obligar al menor a que abriera
su boca al estar presionando con fuerza su mandíbula.- No me vaya a morder,
porque así como usted me haga daño, yo se lo haré a usted.- Arioka lo miraba
asustado, terminando dejando solo su boca abierta, sintiendo como era del todo
llenada por el pene de su compañero de equipo, el mismo que había tomado la
parte de atrás de la cabeza del menor, para así indicarle el ritmo que debía
llevar en todo momento. Arioka cerró sus ojos con fuerza al apenas sentir como
el miembro ajeno entro dentro de su boca, y se adentraba cada vez más en su
garganta en cada embestida dentro de su boca. El pobre chico que era víctima de
aquello, sentía como se le dificultaba respirar, por la presión que le causaba
la hombría del mayor dentro de su boca. El más alto presionaba fuertemente la cabeza del menor
para que tomara del todo su miembro, mientras dejaba salir pequeños gemidos, al
tiempo que Arioka enterraba sus dedos entre tierra junto con pasto y pequeñas
lágrimas salían de sus ojos. Al
lagrimear sentía que estaba quedándose cada vez con menos y menos aire,
llegando al punto en que su vista se nublaba no solamente por las lágrimas,
sentía que se iba a desmayar por no
respirar y no fue hasta que el mayor sacó del todo su pene de la boca
ajena, que el menor pudo tomar una gran
bocanada de aire antes de toser desesperadamente, intentando no ahogarse con su
propia saliva, la cual había sobre producido por tener el miembro del mayor tan
dentro y casi vomitar a cada momento que lo tenía de ese modo. –Qué buen
muchacho es, Arioka.- Susurró Yuya al tener todo su pene húmedo por la boca del
menor, quien aún tosía mientras lágrimas caían por sus mejillas.-
Realmente eres bueno, hasta dudo que sea
su primera vez, capitán.- Murmuró antes de gatear hasta la parte trasera del
otro, para así tocar suavemente sus
glúteos.- Me encanta, capitán.- Susurró al
tiempo que fruncía ligeramente el ceño al realmente dolerle el no ser
correspondido por el menor, así como en
el fondo no le gustaba estar abusando sexualmente de él, verse a sí mismo rebajándose
a tal cosa, era algo tan rastrero, que no lo podría aceptar para nada. Con
delicadeza comenzó a tocar la entrada
del más bajo y poco a poco adentró uno de sus dedos en su interior, para poder
prepararlo y de esa forma evitarle tanto dolor. Poco después se escuchó la voz
de Arioka soltar un agudo quejido, pues aquello le dolía y temía por lo que
sabía que después pasaría.
Takaki al
ver que el interior del menor estaba menos apretado, introdujo dentro del otro,
un dedo más para poder sacarlos con lentitud, adentrándolos después con
delicadeza, mientras el menor intentaba tapar su boca con una de sus manos, al
no querer que de su boca saliera ningún sonido, ya que aún siendo de dolor,
salían gemidos de su boca. Cuando el mayor comenzó a separar y juntar sus
dedos, a forma de tijeras, dentro del otro, este se estremeció y tensó, pues
para su desgracia o quizá foruna, aquel acto le había hacho gemir de placer
puro. Yuya metió un tercer dedo, para así poder dilatar del todo el ano de su
capitán, para poder entrar y salir con comodidad de su interior cuando llegara
el momento.
Daiki
estaba del todo fuera de sí mismo, ya que cuando el mayor sacó del todo sus
dedos, provocó que su espalda se arqueara al tiempo que el miembro ajeno, se
frotaba entre sus glúteos, y dejaba salir
un suave gemido mientras que inconscientemente, movía su cadera contra
la ajena. Yuya al ver las acciones del menor, no pudo evitar quitar las manos
de encima de la boca del más bajo, para
así escuchar del todo los sonidos que salían de su garganta, el menor comenzó a morderse el labio inferior al no
poder usar sus manos para acallar los ruidos que se producían en su boca. Con
cuidado, el más alto, colocó la punta de su miembro contra el ano del otro,
quien se tensó del todo para después sentir como el pene ajeno presionaba un
poco más contra él, al tiempo que con
una mano estimulaba su propio miembro, ya que
sin que fuera su voluntad su pene comenzaba a despertar, endureciéndose
poco a poco, al mismo tiempo que su entrada se relajaba ante el placer que se
daba a sí mismo. Al estar su cuerpo un poco más relajado, Arioka sintió como su
interior se llenaba del todo por el miembro de su agresor, quien aprovechó el
momento para empujar todo su miembro
dentro del otro.
-Qué rico
está aquí dentro, mi capitán- Dijo
Takaki, en un gemido al estar del todo dentro, saliendo un poco antes de entrar
nuevamente con fuerza, haciendo que el menor gimiera de placer entremezclado
con el dolor. El líder del mayor, se sentía terrible al sentir placentero aquel acto de violencia
en contra de su persona, pero el otro
estaba rozando su próstata con su hombría, y aunque aquello le excitaba,
seguía doliendo, aunque en el fondo, le gustaba como se sentía. Yuya metió tres de sus dedos en la boca del menor,
para así poder jugar con la lengua contraria entre sus dedos, su capitán al
principio se resistía, pero al poco tiempo lo dejó jugar libremente con su lengua, sintiendo el sabor de los
dedos dentro de su boca sobre sus papilas gustativas; sentía como el mayor cada
vez iba más rápido y duro contra su interior, lo cual le dolía demasiado, en
ese punto, tenía los dedos de su portero dentro de su boca, y vio la
oportunidad perfecta para escapar de aquella tormentosa, aunque a momentos
ciertamente placentera, situación, y sin pensarlo más, cuando los dedos del
mayor estaba más adentro de su boca, apretó con fuerza sus dientes para así morder con fuerza a su agresor. Apenas
Takaki sacó sus dedos de la boca del menor, sacando con más violencia su pene
del cuerpo del mismo quien le había mordido, quien enseguida había sido
fuertemente golpeado en la columna, haciéndole jadear, luego llevó una de sus
manos a su espalda para intentar amininorar el dolor. – No se haga el santo,
Arioka, ni la víctima, usted comenzó cuando le llegó la idea a la cabeza de morder
mi mano, así que yo lo tengo que reprender.- Siseó el más alto antes de golpear
con fuerza uno de los glúteos del menor, haciendo que, por la fuerza aplicada, acabara
por marcar la silueta de su mano en color rojo en la piel de Arioka, a lo que
este dio un pequeño grito de dolor, pues
en verdad le había dolido, y aún se seguía quejando, mientras que sus glúteos
eran constantemente golpeados, pero para su mala fortuna, o quizá buena,
comenzaba a disfrutar aquellos golpes, lo cual le hacía sentir de lo peor, le
hacía sentir alguien sucio, sentía como sus ojos se humedecieron ante nuevas
lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos, la impotencia estaba matándolo y
no pudo contener más sus lágrimas notando
como su miembro se endurecía y le dolía
más por excitarse en contra de su voluntad, y por los golpes que le eran dados
en su cuerpo.
Arioka ya
no aguantaba ni un segundo lo que su cuerpo exigía, quería el miembro de Takaki dentro de su cuerpo, no sabía
la razón pero quería tener sexo con el hombre que en esos momentos era
terriblemente violento con él en esos momentos, por alguna razón, que él mismo
desconocía, le excitaba el dolor que el otro le proporcionaba. Daiki, con gran
disimulo, froto ligeramente su trasero contra el miembro del mayor, haciendo
más evidente la abertura de su ropa, para que Yuya tocara su piel con su hombría. Sabía que eso estaba tan mal, pero su cuerpo se lo
exigía, solo quería sentirlo de nueva cuenta, y se restregó un poco más contra
el pene del mayor, y sin planearlo siquiera, con una de sus manos tomó el
directamente el miembro del mayor y así poder guiarlo para que comenzara a entrar
a su cuerpo, empezando a empujar sus caderas contra la pelvis del más alto,
para que así entrara más a su cuerpo,
haciéndolo gemir suavemente mientras su miembro se inflamaba más, el cual ya no
era masturbado por sus propias manos, ya que desde el golpe en su espalda, tuvo
que apoyar sus manos en el piso para no caer. Al arquear su espalda, no
consiguió solo que el mayor entrara más y rozara su próstata, sino que le
fascinaba la profundidad a la que llegaba aquel miembro del peor elemento de su
equipo. No podía evitar el gusto por tener la hombría del otro dentro de su
cuerpo, el cual lo traicionaba, ya que a pesar de que le dolía tanto que casi
gritaba por el dolor, le estaba encantando aquella sensación de sentirlo tan
dentro, y aquel horrible dolor se estaba convirtiendo poco a poco en un placer
que lo enloquecía.
Takaki
disfrutaba asombrosamente el hecho de poder gozar de ese modo el cuerpo de su
querido capitán, pues de verdad le
gustaba y quería terminar en el interior del otro. Llevo su mano izquierda a la
espalda del otro, para obligarlo a llevar su pecho hasta al suelo, y así tener la cavidad del otro más elevada, y poder
estar más cómodo, al tiempo que podría entrar más a fondo en su cuerpo,
disfrutando la totalidad de sus jugos
corporales, calentándose aún más por el obsceno ruido que se producía al chocar
su pelvis contra el trasero del menor, quien a pesar de que su cara estuviera
contra al césped y ahora lodo, aún con su cara hecha un desastre, incluso con
su cabello cubierto por el lodo, realmente estaba disfrutando de todo eso,
incluso apretaba más su esfínter a voluntad, cada vez que el mayor quería
salir, pues él quería que fuera cada vez más profundo dentro de su cuerpo.
Arioka aún
estaba contra el suelo, a pesar de no gustarle del todo la posición, alzaba más
su cadera para que así lo alcanzara a la
perfección y lo penetrara más fuerte y profundo. El mayor jaló los cabellos del
otro para así poder ver su rostro mientras lo follaba, quería ver su rostro mientras gemía quien lo hacía
con una expresión total y absolutamente lasciva. Algo de saliva de
Daiki salía de sus labios, ya que al estar más que excitado la saliva salía de entre sus labios, y era
demasiado el placer como para dejar de saborearlo, de gemir y de querer
implorar por más, pero se contenía para no rebajarse aún más y que el mayor no
supiera que le estaba encantando lo que le estaba haciendo, a pesar de toda la
violencia que tanto le otorgaba.
El
victimario del menor, no pudo aguantarse y le propinó una nalgada con fuerza al
tiempo que lo penetraba, disfrutando el modo en que el menor apretaba alrededor de su pene, al igual que se
contraía su interior, haciéndolo querer ir con más violencia, cosa la cual
cumplió, ocasionando que su capitán sangrara desde su interior, haciendo que se
presentara al oportunidad al más alto, para moverse con más brutalidad debido a
la lubricación dada por la sangre, ocasionando que Arioka no soportara más,
terminando por jadear y gemir entre el inmenso placer que le era otorgado y el
horrible dolor que sentía dentro de su cuerpo, el cual no podía parar de
retorcerse de placer.
Yuya no
pudo aguantar ni un segundo más, y eyaculó un poco dentro de Arioka, pero salió rápidamente y tumbó el cuerpo del menor para obligarle a
darse la vuelta para que quedara con su cara al cielo, y estando él de rodillas
para que así su miembro estuviera cerca
de la boca del más bajo, obligándole
a que abriera su boca para así
satisfacerse con el interior de la misma, un lugar tan húmedo, caliente y
suave. Daiki fue el primero en correrse sobre su propio vientre, dejando salir
delicados gemidos al tener su boca ocupada, seguido por el más alto, que se
corrió adentro de su boca, lo cual hizo que el menor ladeara su cabeza para así
toser por fuerza ya que casi se ahogaba, al tiempo que dejaba que el semen del
otro escurriera de sus labios para poder sacar del todo el semen ajeno de su boca.
Apenas
terminar en su boca, el mayor se alejó de Arioka, pues sabía que, la persona a
quien le tenía tanto cariño y tanta admiración profesaba, no había disfrutado de aquello, al menos no
por voluntad, sino que lo hizo solo para
aliviarse un poco de aquella tortura que recibía por parte de uno él mismo, no
era que él quisiera algo así. En cuanto
se terminó de limpiar, Takaki se levantó, quedando algo adolorido por
haber estado tanto en la misma posición por bastante tiempo, mientras el otro se quedó limpiando su abdomen, el cual estaba
cubierto por su propio semen, que dejaba en claro que sí disfrutó lo que
sintió, pero no era algo que deseara, sino que había optado por aceptar aquello
y disfrutar lo más posible de aquella experiencia, y fue lo único que hizo, por
lo menos así lo quería creer. En ese instante odiaba terriblemente a esa
persona que lo había hecho sufrir tanto, y no solo eso, sino que prácticamente
lo había violado haciéndolo dudar de su
propia orientación sexual.
El portero
del equipo, caminaba a la salida del lugar, pero antes de siquiera poner un pie
fuera del lugar, un fuerte dolor se propagó sobre su cabeza, cosa que le dejó
inconsciente, haciéndolo caer al suelo. Daiki fue quien le había causado ese dolor, y lo hizo con una gran piedra que había encontrado en el suelo, la cual había
usado para golpear al más alto quién aún estaba en el suelo, ciertamente le
había costado trabajo saltar para acertar en su cabeza, pero había valido la
pena. Se puso de rodillas a su lado y lo miraba con detenimiento, mientras una
sonrisa con algo de malicia se dibujaba en su rostro al ver que aún respiraba.
-Te
divertiste mucho con mi cuerpo, quitándole toda su inocencia. Ahora tu adorado
capitán se desquitará y se divertirá contigo, Yuya.- Le decía con una voz
suave, al tiempo que levantaba la roca, que antes había usado, sobre su propia
cabeza y con fuerza le iba propinando golpes en la cabeza del
chico que estaba tendido en el piso, sonriendo aún más al ver cómo le comenzaba
a salir sangre de su cabeza.
Arioka se
puso de pie al ver la cabeza destrozada de su compañero, ahora estaba seguro
que en ese momento él estaba muerto, al fin y al cabo, había mejores porteros.
“Es una suerte estar desnudo” pensó el
menor mientras iba por su ropa, la cual cubrió su cuerpo desnudo, no sin antes quitarse con agua la sangre que había sobre
su cuerpo, al terminar salió del lugar como si nada hubiera pasado, aunque
sonreía mientras caminaba sonrisa que se borró al sentir como el semen de su
interior se comenzaba a escurrir hacía
fuera, cosa que le hizo parar un momento para después seguir caminando con
normalidad, dejando tras de él el cadáver de su “amante”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Reclamos