6 oct 2015

¿Consecuencias, o premios?





POR FIN!! POR FIN!!! 

Para Eri-chan que ya no es Eri xD se lo debo hace algunos años xD

Pero aquí lo tienes aún si ya no te gustan los JUMP :3 

Disfrútalo, goza con esto.. o lo que se te venga en gana :3







                                                                                                      



¿Quién es la causa, tú o yo? ¿Cuál es la consecuencia?

Tanto Arioka como Takaki estaban en un campo de fútbol  soccer, en donde entrenaban juntos. El primero de ellos, era el  goleador del equipo, y Yuya el portero del mismo,  se encontraban solamente ellos dos, puesto que  el resto del equipo se habían marchado por haberse aburrido  de tratar de enseñar a su portero, el modo de parar una pelota  aún si era con la consecuencia de que acabara con una contusión.

Daiki se había ofrecido para ayudarle, ya que él era capitán del equipo, y ya habían  perdido varias veces  justamente era la culpa del portero, y todo porque nadie más estaba dispuesto a recibir tantos golpes tanto por parte del equipo contrario, como de su entrenador: Arioka.

-Una vez más, Takaki.- Dijo el capitán, pues hacía un buen rato que estaban practicando, comenzaron  poco antes del amanecer  y actualmente  volvía a ponerse oscuro, amenazando con caer la noche.

-Está bien, aunque ya estoy algo cansado, capitán.-

-Vamos Takaki, si no puedes con algo como esto, no sé para que te inscribiste en mi equipo ¿Acaso no sabías que yo era el capitán más estricto de todo Japón? Es solo tu culpa el que perdamos tanto, y por eso, no descansaré hasta que lo hagas bien.-

-Sí sabía el rumor, pero jamás lo creí.- Contestó simplemente.

-Ya ves que sí eran verdad los rumores que dicen sobre mí, ahora, intentaré meter un gol por la esquina de tu derecha, intenta que no te dé en la cabeza o te disloque la mano, pero detenla ¿de acuerdo?- El más alto, simplemente asintió con su cabeza antes de ver como el balón iba directamente  hacía él, como pudo saltó para poder detenerlo, pero al tener un mal apoyo su pie resbaló y termina por caer antes de siquiera tocar el balón, el cual termina  por golpear  en uno de los soportes del arco de la portería, rebotó y cayó justo sobre la cabeza de Yuya, quien estaba sobre el suelo, y aunque la pelota rebota suavemente, no pudo evitar soltar un sonido de dolor, más por la caída que por el golpe.- Sí que eres malo, Takaki.- Dice el capitán del equipo, el cual camina hacía su peor elemento del equipo. En cuanto llega  a donde su horrible portero,  revisaba al mismo, para asegurarse  que no tuviera alguna herida de gravedad, y mientras esto sucedía, el mayor de los dos miraba fijamente a su capitán.

-Arioka-senpai ¿Le han dicho que es muy guapo?-

-Ya lo sé, todas las chicas me lo han dicho.- Dijo con orgullo nada disimulado.

-Pero supongo que algunos chicos también  le habrán dicho algo al respecto, tanta belleza no puede pasar por desapercibida.- Susurró  Yuya esto último, estando ya sentado frente al menor.

-No seas idiota, algo así es asqueroso.- Hizo un claro gesto  en el cual se notaba  la repugnancia que le causaba el simple hecho de pensar en algo así.

-¿Cree usted eso? Yo creo que usted es muy guapo, así como también es hermoso.- Confesó en voz baja.-

-Qué asqueroso eres.- Dijo el más bajo, quien se puso de pie y se dio la media vuelta para alejarse del la persona que, en ese momento le repugnaba, pero no contaba con el hecho de que el más alto le siguiera para tomarle de la muñeca.- ¿Qué   demonios te pasa?  Suéltame.- El mayor se puso frente a él.

-Escúcheme, capitán, puede que ahora le dé asco pero  es porque no me conoce bien, ni sabe lo mucho que lo quiero. ¿Por qué no se decide a salir unos días conmigo, como si fuéramos pareja, antes de despreciarme?- Preguntó, a lo cual el otro respondió solo intentando zafarse de la mano del otro, pero este lo sujetó  con fuerza antes de jalarlo hacía su cuerpo para así poder besar directamente sus labios, en contra de la voluntad de su capitán quien abrió desmesuradamente sus ojos al momento de sentir como sus labios eran presionados suavemente por los ajenos.

Daiki, en cuanto pudo tomar algo de fuerza, cambió su mirada de sorpresa por una de completa repulsión y odio, acabando por acertar un puñetazo con su mano libre en el mentón ajeno, haciendo que el otro lo soltara al instante aprovechando así la oportunidad para apartarse con completa furia, pues sentía que le hervía la sangre porque aquel portero, bueno para nada, desde ese momento estaba fuera del más asombroso equipo de futbol del país,   el suyo, por supuesto.

Antes de que Arioka se pudiera alejar más de diez metros, pudo sentir algo que había golpeado su nuca y parte de su cabeza, cosa que había provocado que perdiera la consciencia, haciendo que cayera al instante al suelo que era  cubierto por el pasto. Takaki sonrió con una mezcla de satisfacción y burla al ver a su capitán tendido en el suelo, tomó una de las piernas del menor para poder arrastrarlo, llevándolo hasta la bodega del lugar en donde dejaban todos los objetos necesarios para cada uno de los entrenamientos de todo el equipo. Sin mayor cuidado dejó al capitán en una silla de madera, la cual se encontraba  en un rincón de la estancia, la cual era normalmente usada por los entrenadores para poderse tomar un descanso, al tiempo que revisaban que no faltara nada del material de trabajo. Yuya tomó  unas cuerdas del suelo, las cuales usaban para determinar un solo lugar para entrenar, misma que usó para poder atar las manos de Arioka, detrás de la espalda del mismo, estando estas detrás del respaldo, para después terminar  recargándolo suavemente  contra el respaldo de la silla para luego sentarse sobre el suelo que quedaba frente al menor, para así esperar a que este despertara.

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Pasó cerca de una hora para que al fin Daiki reaccionara, mirando a todos lados con la intención de tener una pista de donde estaba. Cuando reconoce el lugar intenta ponerse de pie, sin embargo Las cuerdas que  ataban sus manos por  detrás del respaldo de la silla, eso junto con el hecho de que parte de la cuerda estaba atada a los soportes de la silla, no lo dejó moverse mucho, acabando por  volver a la silla de golpe.

-¡¿Qué pretendes?! – Gritó  al apenas reconocer a la persona que  estaba con él en la misma habitación, no era ni más ni menos que aquel portero  que antes se le había, prácticamente, declarado.- ¡Déjame ir, maricón de mierda!- Siseó antes de darse cuenta de que sus manos estaban atadas y que eso había sido lo que le había impedido ponerse de pie.

-No lo dejaré ir hasta que terminemos algunos asuntos que tengo pendientes con usted.-Mencionó el mayor de los dos, el cual se había puesto de pie,  acercándose al otro para así poder tomar el rostro del otro por el mentón, para poder elevarlo  y de esta manera, poder mirarlo en su totalidad. Arioka intentaba zafarse, pero era inútil ya que terminó recibiendo una bofetada lo suficientemente, fuerte como para asegurar que al día siguiente despertaría con  un cardenal  en toda la mejilla izquierda. Cuando Takaki no escuchó ningún sonido proveniente de la garganta del menor, lo desató antes de jalarlo para poder empujarlo y así tirarlo al piso, haciendo que el otro se raspara la barbilla contra el suelo, el cual era  de pavimento puro, haciendo que  comenzara a sangrar, comenzando a correr un hilo de sangre por su piel hasta el suelo. Yuya lo tomó por los cabellos para alzarlo ligeramente.- Vaya que nos vamos a divertir, Capitán.- Susurró el más alto al tiempo que se ponía en cuclillas sobre el cuerpo del otro, para mrarlo con burla un momento, terminando por azotarlo nuevamente  contra el suelo, y de ese modo tener las manos libres para poder elevar la cadera  de la persona que en ese momento sometía, para así poder  comenzar a desgarrar la ropa del mismo, hasta llegar a ver su ropa interior, la cual también fue rasgada por la parte de atrás, haciendo un hueco en el trasero del menor, en donde se veía directamente el ano de su capitán. Capitán quien se había quedado completamente paralizado al saber que si se resistía volvería a ser golpeado, y no era porque le tuviera miedo a los golpes que el otro le pudiera propinar, sino que le temía a terminar por ser asesinado por quien ahora maltrataba su cuerpo.

Takaki se apartó  del menor para abrir la llave del grifo de  agua, el cual estaba conectado a una manguera que jaló para llevarla cerca de Arioka, quien dejó salir un gemido de dolor al sentir como aquel cilindro plástico era introducido  en su cuerpo, el cual fue llenando  su intestino grueso de agua. Además del dolor de sentir el líquido entrar de esa manera en su interior, el pesar  de que la quería sacar todo aquello que estaba en su interior, pero  le era imposible debido a la presión del agua que tenía la manguera contra su cuerpo, cosa que le lastimaba, el sentir tanto dolor y tanto pesar que le llenaba por completo. Esta tortura solo duró un par de segundos, pero al menor le parecieron horas, en cuanto se la retiraron, terminó por  sacar toda el agua que  antes había entrado, brotando de su interior y sin poder evitarlo de ningún modo, algo de materia fecal brotó también, pero ahí no había terminado, ya que el mayor repitió la misma acción algunas veces más, hasta que ya no salía más que agua totalmente limpia, mientras el menor gemía del dolor que sentía. Muchos decían que el hecho de que te pusieran un enema, lo que prácticamente hacían con él, no dolía, solo era incómodo, pero jamás se lo habían puesto con violencia y menos con algo tan grueso y con los bordes tan firmes, algo que realmente dolía. Al tener el interior de su capitán bien limpio, alejó del todo la manguera antes de cerrar el grifo de agua, Arioka mantenía su vista baja al estar llorando, quedándose en cuatro por temor de lo que le fuera a pasar, pues no quería que su agresor lo viera débil, ya que esto lo podría provocar más a que lo siguiera maltratando con brutalidad.

-Parece que a mi capitán no le gusta que lo llenen de agua.- Dijo el más alto con clara burla, metiendo uno de sus dedos al ano del otro, para así verificar que estuviera limpio por dentro.- Parece que está listo para lo que sigue, Arioka-kun.- Murmuró el mayor, quien sacó del todo su dedo del ano de su entrenador. Se incorporó  del todo para poder jalar al otro hacía él y así  ambos salir de la bodega, arrastrándolo hasta el campo de entrenamiento, donde lo soltó. Arioka apenas tuvo la oportunidad, intentó golpear  al mayor, pero este lo tomó por la muñeca y de este modo comenzó a torcerle el brazo tras la espalda del más bajo.

-¡Suéltame, maldito enfermo hijo de puta! – Forcejeaba retorciéndose inútilmente, ya que Yuya lo había tomado por la nuca para así obligarlo a meter su rostro entre el césped del campo de juego.

-Lo siento, mi capitán, pero no querrá desgastar su garganta antes de que comience lo que es considerado “bueno”, aunque para mí si será un premio mayor, pero seguro que para usted no. He puesto todo mi esmero en tenerlo así, por lo que debe cooperar.- Susurró en un tono un tanto sucio. Al tener la espalda del otro frente a él, de modo que si lo empujaba un poco más terminaría teniéndolo en cuatro para él, teniéndolo completamente a su merced.- Pero tengo una idea para que lo disfrute más.- Empuja el cuerpo del menor para dejarlo en cuatro, mientras con su otra mano se bajaba el propio short que usaba  siempre durante el entrenamiento, dejándolo hasta la mitad de sus propias piernas, para después bajar su ropa interior.  Daiki se alejó un poco al ver el pene de su compañero, el cual se encontraba erecto, palpitante y se notaban bastante bien sus venas. Intentó levantarse, pero fue detenido al ser tomado por la nuca para acercar su rostro, provocando que sus labios rozaran contra el glande del miembro ajeno.

-Hágame caso en esto: Entre más lo tenga dentro de su boca más saliva tendrá, por lo tanto, menos le dolerá y más lo disfrutaremos los dos, entre menos saliva, más le dolerá.- Le dijo con una voz tranquila antes de obligar al menor a que abriera su boca al estar presionando con fuerza su mandíbula.- No me vaya a morder, porque así como usted me haga daño, yo se lo haré a usted.- Arioka lo miraba asustado, terminando dejando solo su boca abierta, sintiendo como era del todo llenada por el pene de su compañero de equipo, el mismo que había tomado la parte de atrás de la cabeza del menor, para así indicarle el ritmo que debía llevar en todo momento. Arioka cerró sus ojos con fuerza al apenas sentir como el miembro ajeno entro dentro de su boca, y se adentraba cada vez más en su garganta en cada embestida dentro de su boca. El pobre chico que era víctima de aquello, sentía como se le dificultaba respirar, por la presión que le causaba la hombría del mayor dentro de su boca. El más alto  presionaba fuertemente la cabeza del menor para que tomara del todo su miembro, mientras dejaba salir pequeños gemidos, al tiempo que Arioka enterraba sus dedos entre tierra junto con pasto y pequeñas lágrimas  salían de sus ojos. Al lagrimear sentía que estaba quedándose cada vez con menos y menos aire, llegando al punto en que su vista se nublaba no solamente por las lágrimas, sentía que se iba a desmayar por no  respirar y no fue hasta que el mayor sacó del todo su pene de la boca ajena, que el menor pudo  tomar una gran bocanada de aire antes de toser desesperadamente, intentando no ahogarse con su propia saliva, la cual había sobre producido por tener el miembro del mayor tan dentro y casi vomitar a cada momento que lo tenía de ese modo. –Qué buen muchacho es, Arioka.- Susurró Yuya al tener todo su pene húmedo por la boca del menor, quien aún tosía mientras lágrimas caían por sus mejillas.- Realmente  eres bueno, hasta dudo que sea su primera vez, capitán.- Murmuró antes de gatear hasta la parte trasera del otro, para así tocar suavemente  sus glúteos.- Me encanta, capitán.- Susurró  al tiempo que fruncía ligeramente el ceño al realmente dolerle el no ser correspondido  por el menor, así como en el fondo no le gustaba estar abusando sexualmente de él, verse a sí mismo rebajándose a tal cosa, era algo tan rastrero, que no lo podría aceptar para nada. Con delicadeza  comenzó a tocar la entrada del más bajo y poco a poco adentró uno de sus dedos en su interior, para poder prepararlo y de esa forma evitarle tanto dolor. Poco después se escuchó la voz de Arioka soltar un agudo quejido, pues aquello le dolía y temía por lo que sabía que después pasaría.

Takaki al ver que el interior del menor estaba menos apretado, introdujo dentro del otro, un dedo más para poder sacarlos con lentitud, adentrándolos después con delicadeza, mientras el menor intentaba tapar su boca con una de sus manos, al no querer que de su boca saliera ningún sonido, ya que aún siendo de dolor, salían gemidos de su boca. Cuando el mayor comenzó a separar y juntar sus dedos, a forma de tijeras, dentro del otro, este se estremeció y tensó, pues para su desgracia o quizá foruna, aquel acto le había hacho gemir de placer puro. Yuya metió un tercer dedo, para así poder dilatar del todo el ano de su capitán, para poder entrar y salir con comodidad de su interior cuando llegara el momento.

Daiki estaba del todo fuera de sí mismo, ya que cuando el mayor sacó del todo sus dedos, provocó que su espalda se arqueara al tiempo que el miembro ajeno, se frotaba entre sus glúteos, y dejaba salir  un suave gemido mientras que inconscientemente, movía su cadera contra la ajena. Yuya al ver las acciones del menor, no pudo evitar quitar las manos de encima de la boca del más bajo,  para así escuchar del todo los sonidos que salían de su garganta, el menor  comenzó a morderse el labio inferior al no poder usar sus manos para acallar los ruidos que se producían en su boca. Con cuidado, el más alto, colocó la punta de su miembro contra el ano del otro, quien se tensó del todo para después sentir como el pene ajeno presionaba un poco más  contra él, al tiempo que con una mano estimulaba su propio miembro, ya que  sin que fuera su voluntad su pene comenzaba a despertar, endureciéndose poco a poco, al mismo tiempo que su entrada se relajaba ante el placer que se daba a sí mismo. Al estar su cuerpo un poco más relajado, Arioka sintió como su interior se llenaba del todo por el miembro de su agresor, quien aprovechó el momento para empujar  todo su miembro dentro del otro.

-Qué rico está  aquí dentro, mi capitán- Dijo Takaki, en un gemido al estar del todo dentro, saliendo un poco antes de entrar nuevamente con fuerza, haciendo que el menor gimiera de placer entremezclado con el dolor. El líder del mayor, se sentía terrible  al sentir placentero aquel acto de violencia en  contra de su persona, pero el otro estaba rozando su próstata con su hombría, y aunque aquello le excitaba, seguía  doliendo, aunque en el fondo,  le gustaba como  se sentía. Yuya  metió tres de sus dedos en la boca del menor, para así poder jugar con la lengua contraria entre sus dedos, su capitán al principio se resistía, pero al poco tiempo lo dejó jugar libremente  con su lengua, sintiendo el sabor de los dedos dentro de su boca sobre sus papilas gustativas; sentía como el mayor cada vez iba más rápido y duro contra su interior, lo cual le dolía demasiado, en ese punto, tenía los dedos de su portero dentro de su boca, y vio la oportunidad perfecta para escapar de aquella tormentosa, aunque a momentos ciertamente placentera, situación, y sin pensarlo más, cuando los dedos del mayor estaba más adentro de su boca, apretó con fuerza sus dientes  para así morder con fuerza a su agresor. Apenas Takaki sacó sus dedos de la boca del menor, sacando con más violencia su pene del cuerpo del mismo quien le había mordido, quien enseguida había sido fuertemente golpeado en la columna, haciéndole jadear, luego llevó una de sus manos a su espalda para intentar amininorar el dolor. – No se haga el santo, Arioka, ni la víctima, usted comenzó cuando le llegó la idea a la cabeza de morder mi mano, así que yo lo tengo que reprender.- Siseó el más alto antes de golpear con fuerza uno de los glúteos del menor, haciendo que, por la fuerza aplicada, acabara por marcar la silueta de su mano en color rojo en la piel de Arioka, a lo que este  dio un pequeño grito de dolor, pues en verdad le había dolido, y aún se seguía quejando, mientras que sus glúteos eran constantemente golpeados, pero para su mala fortuna, o quizá buena, comenzaba a disfrutar aquellos golpes, lo cual le hacía sentir de lo peor, le hacía sentir alguien sucio, sentía como sus ojos se humedecieron ante nuevas lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos, la impotencia estaba matándolo y no pudo contener más sus lágrimas  notando como su miembro  se endurecía y le dolía más por excitarse en contra de su voluntad, y por los golpes que le eran dados en su cuerpo.

Arioka ya no aguantaba ni un segundo lo que su cuerpo exigía, quería  el miembro de Takaki dentro de su cuerpo, no sabía la razón pero quería tener sexo con el hombre que en esos momentos era terriblemente violento con él en esos momentos, por alguna razón, que él mismo desconocía, le excitaba el dolor que el otro le proporcionaba. Daiki, con gran disimulo, froto ligeramente su trasero contra el miembro del mayor, haciendo más evidente la  abertura de su  ropa, para que Yuya tocara  su piel con su hombría. Sabía que  eso estaba tan mal, pero su cuerpo se lo exigía, solo quería sentirlo de nueva cuenta, y se restregó un poco más contra el pene del mayor, y sin planearlo siquiera, con una de sus manos tomó el directamente el miembro del mayor y así poder guiarlo para que comenzara a entrar a su cuerpo, empezando a empujar sus caderas contra la pelvis del más alto, para que así  entrara más a su cuerpo, haciéndolo gemir suavemente mientras su miembro se inflamaba más, el cual ya no era masturbado por sus propias manos, ya que desde el golpe en su espalda, tuvo que apoyar sus manos en el piso para no caer. Al arquear su espalda, no consiguió solo que el mayor entrara más y rozara su próstata, sino que le fascinaba la profundidad a la que llegaba aquel miembro del peor elemento de su equipo. No podía evitar el gusto por tener la hombría del otro dentro de su cuerpo, el cual lo traicionaba, ya que a pesar de que le dolía tanto que casi gritaba por el dolor, le estaba encantando aquella sensación de sentirlo tan dentro, y aquel horrible dolor se estaba convirtiendo poco a poco en un placer que lo enloquecía.

Takaki disfrutaba asombrosamente el hecho de poder gozar de ese modo el cuerpo de su querido capitán,  pues de verdad le gustaba y quería terminar en el interior del otro. Llevo su mano izquierda a la espalda del otro, para obligarlo a llevar su pecho  hasta al suelo, y así tener  la cavidad del otro más elevada, y poder estar más cómodo, al tiempo que podría entrar más a fondo en su cuerpo, disfrutando la totalidad  de sus jugos corporales, calentándose aún más por el obsceno ruido que se producía al chocar su pelvis contra el trasero del menor, quien a pesar de que su cara estuviera contra al césped y ahora lodo, aún con su cara hecha un desastre, incluso con su cabello cubierto por el lodo, realmente estaba disfrutando de todo eso, incluso apretaba más su esfínter a voluntad, cada vez que el mayor quería salir, pues él quería que fuera cada vez más profundo dentro de su cuerpo.

Arioka aún estaba contra el suelo, a pesar de no gustarle del todo la posición, alzaba más su cadera  para que así lo alcanzara a la perfección y lo penetrara más fuerte y profundo. El mayor jaló los cabellos del otro para así poder ver su rostro mientras lo follaba, quería  ver su rostro mientras gemía quien lo hacía con una expresión  total y  absolutamente lasciva. Algo de saliva de Daiki salía de sus labios, ya que al estar más que excitado  la saliva salía de entre sus labios, y era demasiado el placer como para dejar de saborearlo, de gemir y de querer implorar por más, pero se contenía para no rebajarse aún más y que el mayor no supiera que le estaba encantando lo que le estaba haciendo, a pesar de toda la violencia que tanto le otorgaba.

El victimario del menor, no pudo aguantarse y le propinó una nalgada con fuerza al tiempo que lo penetraba, disfrutando el modo en  que el menor apretaba  alrededor de su pene, al igual que se contraía su interior, haciéndolo querer ir con más violencia, cosa la cual cumplió, ocasionando que su capitán sangrara desde su interior, haciendo que se presentara al oportunidad al más alto, para moverse con más brutalidad debido a la lubricación dada por la sangre, ocasionando que Arioka no soportara más, terminando por jadear y gemir entre el inmenso placer que le era otorgado y el horrible dolor que sentía dentro de su cuerpo, el cual no podía parar de retorcerse de placer.

Yuya no pudo aguantar ni un segundo más, y eyaculó un poco dentro de Arioka,  pero salió rápidamente y  tumbó el cuerpo del menor para obligarle a darse la vuelta para que quedara con su cara al cielo, y estando él de rodillas para que así su miembro estuviera cerca  de la boca del más bajo, obligándole  a que abriera su boca  para así satisfacerse con el interior de la misma, un lugar tan húmedo, caliente y suave. Daiki fue el primero en correrse sobre su propio vientre, dejando salir delicados gemidos al tener su boca ocupada, seguido por el más alto, que se corrió adentro de su boca, lo cual hizo que el menor ladeara su cabeza para así toser por fuerza ya que casi se ahogaba, al tiempo que dejaba que el semen del otro escurriera de sus labios para poder  sacar del todo el semen ajeno  de su boca.

Apenas terminar en su boca, el mayor se alejó de Arioka, pues sabía que, la persona a quien le tenía tanto cariño y tanta admiración profesaba,  no había disfrutado de aquello, al menos no por  voluntad, sino que lo hizo solo para aliviarse un poco de aquella tortura que recibía por parte de uno él mismo, no era que él quisiera algo así. En cuanto  se terminó de limpiar, Takaki se levantó, quedando algo adolorido por haber estado tanto en la misma posición por bastante tiempo, mientras el otro se  quedó limpiando su abdomen, el cual estaba cubierto por su propio semen, que dejaba en claro que sí disfrutó lo que sintió, pero no era algo que deseara, sino que había optado por aceptar aquello y disfrutar lo más posible de aquella experiencia, y fue lo único que hizo, por lo menos así lo quería creer. En ese instante odiaba terriblemente a esa persona que lo había hecho sufrir tanto, y no solo eso, sino que prácticamente lo había violado haciéndolo  dudar de su propia orientación sexual.

El portero del equipo, caminaba a la salida del lugar, pero antes de siquiera poner un pie fuera del lugar, un fuerte dolor se propagó sobre su cabeza, cosa que le dejó inconsciente, haciéndolo caer al suelo. Daiki fue quien le había causado  ese dolor, y lo hizo  con una gran piedra que  había encontrado en el suelo, la cual había usado para golpear al más alto quién aún estaba en el suelo, ciertamente le había costado trabajo saltar para acertar en su cabeza, pero había valido la pena. Se puso de rodillas a su lado y lo miraba con detenimiento, mientras una sonrisa con algo de malicia se dibujaba en su rostro al ver que aún respiraba.

-Te divertiste mucho con mi cuerpo, quitándole toda su inocencia. Ahora tu adorado capitán se desquitará y se divertirá contigo, Yuya.- Le decía con una voz suave, al tiempo que levantaba la roca, que antes había usado, sobre su propia cabeza y  con fuerza  le iba propinando golpes en la cabeza del chico que estaba tendido en el piso, sonriendo aún más al ver cómo le comenzaba a salir sangre de su cabeza.

Arioka se puso de pie al ver la cabeza destrozada de su compañero, ahora estaba seguro que en ese momento él estaba muerto, al fin y al cabo, había mejores porteros. “Es una suerte estar desnudo” pensó  el menor mientras iba por su ropa, la cual cubrió su cuerpo desnudo, no sin antes  quitarse con agua la sangre que había sobre su cuerpo, al terminar salió del lugar como si nada hubiera pasado, aunque sonreía mientras caminaba sonrisa que se borró al sentir como el semen de su interior se comenzaba a  escurrir hacía fuera, cosa que le hizo parar un momento para después seguir caminando con normalidad, dejando tras de él el cadáver de su “amante”.









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