El sol apenas había salido y la gente ya salía de sus casas tanto
a trabajar o a estudiar, aunque Yuta
apenas estaba saliendo del tomar una ducha, pues se había duchado tarde
al no hacerlo la noche anterior, debido a que tenía tareas por terminar y para
su desgracia tenía escuela aquél día. A
esa edad, como todos los jóvenes, no sabía del todo lo que le gustaba y lo que
le desagradaba, aunque Jinguji sabía tenuemente aquello de lo que quería exigir,
para decir que alguien o algo le gustaba. Le atraían las mujeres, sí, pero
había algo en ellas que no le agradaba, no del todo.
No pudo alcanzar el último autobús que debía de tomar para
ir temprano a sus clases, pero por lo
menos no era tan tarde, así que se podía ir caminando tranquilamente, aunque la
verdad sus ganas de llegar a sus clases no eran muchas, no era que detestara
estudiar ni nada parecido, pero aborrecía tener que maltratar a sus compañeros, ya que se había ganado el
año pasado la fama de buscapleitos por
haberse peleado con uno de sus compañeros debido a que este último, le
había estado jugando bromas pesadas a otros alumnos de la misma clase que ellos
y realmente era algo que no permitiría, ya
que no le gustaba aquel tipo de trato, pero aquel chico inventó el rumor
de que le había golpeado sin razón aparente, por lo que tenía que mantener un
semblante serio y una mirada fría además de hablar de forma prepotente y
bastante ruin.
Caminando rumbo a la escuela, terminó por detenerse en una
pequeña plaza solo por el hecho de ver algo que atrajo su atención, o mejor
dicho, alguien. Se detuvo frente a una chica,
la cual llevaba el cabello castaño que le llegaba más abajo de la cintura, y portaba un vestido de un color violeta, pero no era nada de eso
lo que realmente le fascinaba, sino que
tenía cierto encanto que le fascinó a Jinguji, por alguna razón le parecía
haber visto ese rostro en algún otro lado tiempo atrás y al parecer, no era
quien aparentaba, ya que si se le miraba fijamente, se le notaba que ese no era
su cabello natural pues al parecer usaba una peluca, además de usar pupilentes
que hacían ver sus pupilas más grandes
lo cual era más que evidente ya que no era común tener el iris de aquel tamaño sin que fuera o enfermedad y enferma no se veía.
Todo esto junto con que podría jurar
que, sin todo ese maquillaje ni su vestimenta y a juzgar por la estructura ósea
de su cara, era un chico. Aquella persona, al sentirse observada, se puso algo
nerviosa al notar la mirada un tan analítica del chico, por lo que prefirió ver
hacía otro lado para así salir corriendo en la dirección contraria de la
persona que le miraba con tanto detenimiento mientras Yuta se había decidido
por que la mejor opción era irse a clases antes de que se le hiciera tarde en lugar
de perder su vista junto a la persona que se acababa de ir.
Aquél día tenían una
conferencia a la mitad de las clases, y ciertamente habían ya pasado varios
días desde aquél encuentro que tuvo con esa mujer que le pareció tan atractiva,
pero aún tenía la certeza de haber visto
esa cara en otro lugar, solo que aún no podía recordar exactamente en dónde. Después
de unas horas la charla había comenzado, sin embargo Jinguji se había aburrido desde había mucho, por lo
cual se dedicó a mirar a sus compañeros de su mismo salón y aledaños a este,
más al terminar de examinar a cada uno de ellos, notó que la mesa directiva
apenas y había comenzado su discurso sobre lo que esperaban para ese año, tanto
de la educación como de los estudiantes,
por lo que optó por mirar hacia atrás, donde estaban los de grado
superior al suyo. De un momento a otro, al alcanzar a ver a alguien en
especial, le hizo recordar a la chica que semanas atrás había visto, la razón era su rostro, el mismo rostro que
había visto aquél día. Genki, el chico a quien Yuta miraba, había notado esto y
le aterró el darse cuenta de que era la misma mirada que días antes había
notado, esa mirada tan fija e intensa en
su persona. Sin poder evitarlo su mirada acabó por encontrarse con la que
estaba tan atento sobre su persona, y que sentía como si esta le estuviera
penetrando todo su ser, al encontrarse sus miradas no pudo evitar sonrojarse
ligeramente al sentirse un tanto avergonzado así como incómodo por el modo en
el que se le veía, pues había un ligero toque de lujuria en aquella mirada, lo
cual le llevó a que desviara del todo la propia. Al terminar la dichosa
conferencia comenzaron a salir del gimnasio en donde se había llevado a cabo,
saliendo conforme a los grados a los que pertenecían de forma ordenada y
descendente, por lo tanto Iwahashi, salió antes y aunque Yuta incluso corrió para alcanzarle no pudo
más que verlo irse, ya que cuando justo iba tras él, su profesor lo tomó por el
brazo y comenzó a reprenderlo debido a que notó que durante toda la plática en
la conferencia, no había prestado ni un
mínimo de atención. Llegada la hora del descanso para comer, el menor había
salido a buscar a aquella persona que tanto le interesaba, pero al final no le
había encontrado, sin embargo logró recabar algunos datos:
1.- Su nombre era Iwahashi Genki.
2.- (Lo más alarmante para él) Algunos comentarios de los
cuchicheos entre alumnos de la misma clase del mayor que alcanzó a escuchar:
“Es un pobre idiota”, “¿Por qué alguien viene a preguntar por ese maldito
bastardo?”, “sabía que era un marica, pero no sabía que tenía novio”. Y todos
ellos acompañados por una risa final después de decir aquellas cosas con un
claro tono de desprecio en sus voces.
3.- No estaba en clase (aunque eso era obvio, no hablaría
con otras personas si se lo podría preguntar a él directamente).
Debido a aquellas indagaciones y a los susurros tan altos de
sus indiscretos y nada avergonzados compañeros, se enteró de que muchos de
ellos lo odiaban y quienes parecía que no, tampoco hacían nada por ayudarle,
pero hubo algunos comentarios que le parecían confirmar el hecho de que era la
persona a la que buscaba.
Genki, si bien no estaba en clases aún seguía dentro de la
escuela, aunque en la parte más alta del edificio central, siendo esto en la
azotea del mismo, con él se encontraban otros tres chicos quienes eran de su
mismo grado, posiblemente de su misma clase. Todos esos miraban de manera divertida
a Iwahashi, quien se encontraba sentado
en el suelo, contra la malla de seguridad del tejado del edificio.
-Alza más tu rostro.- Ordenó uno de los chicos que iban con
Genki y al cumplir este mandato, quien era sometido recibió un golpe en la cara
propinado por la rodilla del que momentos antes le había ordenado al chico que
se había convertido ahora en su víctima, convirtiéndose él en el victimario de
Iwahashi al igual que el resto de
personas que comenzaban a burlarse de él al ver como a su víctima le
empezaba a escurrir sangre por la nariz. Comenzaron a golpearlo con todo lo que
podían, puñetazos, patadas, rodillazos e incluso con las cosas que portaban,
entre ellas una botella llena de agua y le propinaron golpes con esta hasta que
se deformó el plástico, para después vaciar el contenido de esta sobre el
cuerpo del otro para dejándolo con toda la ropa empapada y esto ocasionaba que
se apegara del todo a su cuerpo.
-Se ve bastante sexy ¿No creen? – Preguntaba el chico que lo
había empapado mientras acariciaba el golpeado rostro de quien aún seguía sobre
el piso.
-Tienes razón, para la poca cosa que es… ¿Qué más les
apetece hacer con él? – Uno de los chicos tomó bruscamente el rostro de
Iwahashi comenzando con brusquedad a
besar los labios de este quien se resistía al contacto, intentando alejar a
quien lo besaba tanto como le fuera posible o al menos imponer la distancia
necesaria para que dejara de besarle de aquella manera tan agresiva, pero otro
de sus agresores le restringió el movimiento de sus manos al sostenerlas
fuertemente con las propias a tal punto que comenzaba a herirlo tanto que era
del seguro que cuando pasaran unas horas, tendría la zona llena de cardenales
por la violencia del agarre. Dejó de luchar con la esperanza de que de esa
manera dejarían de hacerle daño, pero se equivocó, pues al verlo más sumiso
comenzaron a tocar su cuerpo de un modo
que no tenía nada de ligereza, desinterés o un mínimo de asco, sino que en cada
pequeño contacto había un deseo y una lujuria que le asqueaba, aún más por el
hecho de que si prestaba atención, se notaba el odio que después de todo tenía
aquél tacto.
La víctima de toda aquella violencia y acoso, sintió como
tanto el pantalón del uniforme y su ropa interior eran jalados para que
despojarlo de esas prendas, por lo que simplemente cerró sus ojos con fuerza,
dejando que pasara lo que tuviera que suceder para que le dejaran en paz por
ese día, pues si luchaba, además que de igual forma lo harían y se desquitarían
con él, lo golpearían demasiado y seguramente no podría levantarse al día
siguiente, sin dejar de lado que no habría forma de ocultar las marcas a su
familia solamente dejaría que las cosas pasaran.
Una vez fue retirada toda la ropa de Genki, este comenzó a
ser tocado por todos lados, desde su miembro, siendo este estimulado, así como
eran golpeados sus glúteos, el dueño de estos solamente dejaba salir pequeños
jadeos ante el leve dolor que sentía, sin embargo no se quejaba demasiado, pues
tenía ser amordazado por sus agresores, que si bien sabía que poco o nada de
placer o agrado le causaría lo que pasaría, debía soportarlo o contrariamente
sería más lastimado de lo mal que acabaría al final. Sentía esa pringosa sensación
del pene de uno de sus agresores que despedía pre-semen y se restregaba entre
sus glúteos, causándole un escalofrío en todo su cuerpo, no porque fuese algo
placentero, sino porque era totalmente repugnante sentir aquél líquido de parte
de quien muy pronto se convertiría en su violador, al menos uno de ellos ya que
otro más se encontraba desvergonzadamente frotando su pene contra su mejilla,
aprovechando que esta era suave para así masturbarse por el roce contra su piel.
Todo aquello le asqueaba, él mismo al dejarse hacer eso sin poner resistencia
le daba asco, sentía nauseas, pero se había acostumbrado a sentirse así,
después de todo, no quería salir demasiado golpeado aquél día.
Eventualmente dejaron a Genki en cuatro, apoyándose
solamente en sus antebrazos y rodillas, mientras el resto de personas presentes
tocaban su espalda, glúteos, miembro y pecho, mientras a veces alcanzaba a
escuchar un “Sabe que va a ser violado y ya se le está dilatando el ano”
seguido por unas risas que taladraban sus oídos y cabeza, ya que de cierta
manera tenían razón, sabía que lo iban a violar y por supuesto que por eso se
estaba dilatando su entrada, no porque anhelaba ser violado o sentir el pene de
alguno o todos ellos dentro de él, sino porque ellos habían estado jugando con
sus puntos más sensibles de su cuerpo y sin quererlo ni pedirlo, había
terminado por tener una erección, la cual era un blanco más para que se
burlaran de él, por mucho que pedía que
pararan e incluso, para tener más posibilidades de ser dejado por la paz,
ofreció el ni siquiera decir nada de aquello a nadie, pero solo obtuvo risas de burla, pues estaban
seguros que aún si le volvían a desgarrar el recto, no diría nada debido al
miedo que le causaban el recibir una paliza. Uno de ellos comenzó a rozar su
sexo contra el ano de Iwahashi, quien solo se estremeció tanto por asco, como
al saber exactamente lo que vendría a continuación y a pesar de que con sus
manos intentaba aferrarse a algún lado para aguantar el dolor que pronto
sentiría por la penetración, pero le fue imposible encontrar algo antes de que
la mano de otro de los chicos lo sujetara de los cabellos para tirar de ellos y
así hacerlo virar su cabeza hacía él y con su otra mano apretar con fuerza a base de su dedo e índice de un lado, y con su pulgar
el otro de sus mejillas para obligarlo a abrir su boca, cosa que no tardó mucho
en hacer, ya que le dolía bastante y prefería
no terminar con un morete más en su propio rostro, al abrir un poco más
sus ojos para ver a su atacante, fue que el rígido miembro de este entró de
lleno a su cavidad bucal, llenándola por completo hasta el punto de
dificultarle la respiración. Una tos ahogada se escuchaba desde la boca de
quien estaba en cuatro sobre el suelo,
de donde iba escurriendo un hilo de saliva al no poder siquiera tener la
oportunidad de tragar su propia secreción bucal. Una lagrimilla escapó de uno
de sus ojos al cerrarlos del todo para aminorar aquella sensación tan
desagradable por tener un falo de tales dimensiones dentro de su boca, llegando
la punta de este a su garganta, hundiéndose más en esta comenzar el otro un
lento vaivén dentro de su cavidad, haciendo que apretara con sus labios el
miembro ajeno. No supo a qué prestarle más prioridad o terror, si al cuerpo en
su boca que lo estaba ahogando, o a la dureza que pertenecía a quien estaba
detrás de él, comenzando a hacerle daño al ser tan brusco al entrar en su
recto, causando que arqueara su espalda ante el dolor punzante, sintiendo el
instinto de morder lo que tenía dentro de su boca, pero sabía que si lo hacía,
sería su perdición, ya que aún conservaba el miembro del otro dentro de ella y
podría ser su sentencia de muerte el
hacer algo así, por lo que simplemente
cerró sus ojos con fuerza intentando respirar en lo posible y aguantar
el dolor. Gradualmente todo se volvió borroso, pues entre esa mezcla entre el
dolor que sentía en la mayoría de su
cuerpo y ese placer que le daba aquél roce contra su próstata, al igual que la
mano de otro de sus compañeros de clase quien le estaba masturbando de forma
continua y en el punto exacto de presión que necesitaba, siendo todo eso tan
culposo pero tan placentero a la vez, tanto que no supo el momento en el que
jadeaba a pesar de tener su boca ocupada con más carne ajena, pero cuando su
cavidad fue desocupada, pudo alcanzar sus propios gemidos, lo cual le hacía
sentir un tremendo asco por sí mismo y por el hecho de que sin querer realmente
disfrutaba aquello, a pesar de que aún dolía, le gustaba de alguna manera,
quizá fuera por la estimulación que no había pedido, quizá fuera porque él
mismo era asqueroso, no lo sabía, pero de cualquier forma sentía asco por sí
mismo.
Todo había ocurrido tan rápido y con tantos pensamientos que
truncaban su mente, que no supo el momento en el que había terminado, solo supo
que estaba solo, aún desnudo, pero solo y tirado sobre la azotea del edificio
en dónde estudiaba. Su cuerpo le dolía, pero aún no tenía la suficiente fuerza
como para ponerse en pie a pesar del dolor que sentía en su cuerpo.
Yuta había tenido que regresar a clases, no porque quisiera,
sino porque el profesor le tenía que dar clases en el salón en el que estaba en
ese momento, lo había corrido del lugar a pesar de que él tenía planeado
quedarse todas las clases que hicieran falta hasta que los alumnos faltantes
hicieran su aparición pero, como era de esperarse, no fue permitido por el profesor y lo sacó de
su clase.
Al día siguiente Jinguji
había estado esperando al chico que tanto llamaba su atención fuera de su
aula pero no había llegado, a pesar de
haber visto a todos los demás de su salón, de quienes había memorizado sus
rostros debido a los comentarios que había escuchado provenientes de ellos
acerca de Iwahashi, por lo que tuvo que marcharse a su propio salón y a su
aburrida rutina diaria.
Pasan varias semanas desde que Yuta había intentado
acercarse o al menos encontrar a aquél chico que rondaba tanto sus
pensamientos, pero aún no había ningún avance ya que Genki supo la forma de escapar
o al menos faltar a aquella clase por lo que ni siquiera verlo directamente,
por lo que ideó un plan para verlo, pasara lo que pasara, con aquello que tenía
en mente, era imposible fallar.
Cuando la clase deportiva de Genki había terminado, el menor
que estaba enamorado de él se había escabullido de sus propias clases para ir a
verlo, le informaron que el mayor no
podría asistir debido a que ese día se había sentido mal y en ese momento
estaba en la enfermería descansando y que era probable que así como había faltado a esa clase, también lo
haría al resto, al apenas enterarse de esto, Jinguji corrió lo más que podían
darle sus piernas en dirección a la enfermería, en donde trataría de
encontrarse con Iwahashi, lo cual consiguió esta vez sin siquiera esforzarse.
-Iwahashi Genki, ¿cierto?- cuestionó el menor a la única persona que había en
aquél lugar.
-¿Quién pregunta?-
-Jinguji Yuta, a su servicio.- Quién respondió fue
examinando al otro de arriba abajo por la mirada del receptor de aquella
respuesta.
-Oh… el chico quien en la conferencia me miraba como si
fuera obra de arte dentro de museo o una película pornográfica en cine para
adultos ¿No es así?-
-¿Le estaba mirando de esa forma? – Rió nerviosamente ladeando
un poco su cabeza al realmente no
recordar haber hecho algo por el estilo.
-Te reconocí por la forma en que ahora me miras… Así que Jinguji,
¿qué necesitas?- Con su mano cubría el moretón que tenía plantado cerca de su
ojo, mientras usaba el suéter escolar para cubrir
las marcas que había en sus muñecas, debido a lo que había ocurrido
hacía algún tiempo, y que aún mantenía a pesar del paso de los días, pues no
había sido suficiente para que desapareciera ninguno.
-¿Qué le pasó en el rostro?- A pesar de que el mayor se había
tratado de ocultar el rastro que había dejado el maltrato al que había sido
inducido hace no tanto tiempo, era imposible cubrirlo todo, por lo que terminó
siendo descubierto.
-No es de tu incumbencia. – Respondió con fastidio al estar a la defensiva, actitud
que lo indujo a marcharse de la enfermería, dejando al otro con las palabras en
la boca.
-No es algo que me corresponda saber, pero sí es algo que me
importa, pues se trata de ti…- bajó su mirada siguiendo el camino por donde se
había ido el otro, pues solamente quería ofrecer su ayuda que creía que el otro
necesitaba.
Transcurridos varios días desde aquél encuentro en la sala
de descanso de la escuela entre Jinguji e Iwahashi, el menor de ellos había
estado pensando durante todo ese tiempo lo que había trascurrido aquél día,
hasta entonces el mayor lo había estado
evitando, no era el hecho de que la suerte no estuviera de su parte, ya que
incluso había estado esperándolo pacientemente en la entrada del instituto para
hablar con él, pero nunca se presentó la oportunidad de esto, ya que justo ese
único día había faltado a clases y no por una enfermedad o un asunto
importante, sino que él mismo fue testigo de cómo Iwahashi se había dado la
media vuelta al apenas notar que él estaba esperándolo en la entrada, aunque
pudo perfectamente seguirlo, prefirió simplemente resistirse a hacerlo, pues no
podía faltar a clases, además de que si lo seguía seguramente eso haría que
solamente le huyera más y que pensara que era un acosador, aún peor si sabía de
su reputación dentro de la escuela por culpa de ese compañero de clase, era
mejor desistir de momento.
Durante el receso de las clases del viernes, el último día
de clases de esa semana, pudo ver como un cúmulo de gente que eran, según
recordaba, los compañeros de Iwahashi, quienes iban tras el mismo con claras
intenciones para nada buenas, lo cual se confirmó al notar como lo rodeaban
entre varias personas con una mirada ciertamente nada amigable.
-Vamos Iwahashi, sabemos lo que pasó el otro día en el tejado,
¿qué te parece si ahora haces lo mismo con nosotros? – Preguntó uno de los
chicos al tiempo que tiraba un puñetazo al rostro de la persona a quien
cuestionaba, quien solamente dejó salir un quejito antes de que alguien
sujetara su mano y lo sacara de entre ese tumulto de gente, personas que tenían por único
objetivo lastimarlo al igual que
humillarlo, como hacían siempre que tenían la oportunidad todos los de su mima
clase, aunque ciertamente algunas veces se había visto como se unían otras
clases y grados para hacer exactamente lo mismo en contra de la misma persona,
Genki.
Aquella persona que prácticamente lo había rescatado de que
lo pisotearan de todas las formas posibles, en especial su autoestima, no había
sido otra que el chico que tanto lo perseguía, Yuta, quien lo llevó con él
hasta los baños de la escuela y al entrar al lugar Jinguji había cerrado la
puerta tras ellos con seguro al no querer que nadie más entrara a interrumpir,
mucho memos aquellas personas que perseguían al mayor hasta el cansancio,
quería un lugar tranquilo para estar con él, y no solamente llevarlo a un lugar
en dónde otras personas lo encontraran acorralado para poder hacer con él lo
que quisiesen.
-¿Por qué me trajiste aquí? – Preguntó el mayor en un todo
de voz exigente, que dejando de lado la formalidad, intentando ocultar el miedo
que sentía en ese mismo instante en su interior.
-Cierra los ojos- respondió el menor en un tono tranquilo al
intentar apaciguar al mayor.
-¿Me vas a besar? – Preguntó en un tono ligeramente de
inocente ironía al no entender realmente lo que aquel chico quería, pues si
bien podría esperar lo peor de la mayoría de la gente, aquella persona lo había
salvado de lo que parecía sería una nueva violación hacía su cuerpo, por lo que
estaba realmente confundido al no estar seguro de lo que debía pensar acerca de
él.
-Solo cierra los ojos.- Pidió nuevamente, esta vez en un
tono más elevado para ser escuchado por el otro, quien simplemente se limitó a
obedecer con algo de temor al parecerle más una orden a una petición por
estarle prácticamente gritando estando solamente ellos dos en aquél lugar sin
salida y al estar del todo acostumbrado a que abusaran de su confianza así como
a que lo lastimaran tanto física como
emocionalmente, simplemente intentaba evitar algún daño subsecuente
-Ya puedes abrirlos- se escuchó decir unos minutos después
por boca del menor, Iwahashi abrió sus ojos y al hacerlo divisó que frente a él
estaba siendo sostenido un vestido, el cual era bastante corto, el cual Yuta
sostenía con una de sus manos, mientras dejaba una mochila que traía consigo en
el suelo, en donde momentos antes estaba aquella prenda.
-¿Qué es esto? ¿Una especie de broma?- Miraba con algo de enfado al menor.
-No lo es, póntelo, solo es para saber si eres quien yo
creo.-
-Seguro que solamente quieres burlarte de mí, o tómame una
foto para que todos la tomen en contra mía y así me expulsen por los rumores
que se van a crear ¿no es así? – reclamaba del todo seguro de la que
supuestamente planeaba el otro y lo que haría para hacerle daño, aún más porque
sabía sobre la reputación que el menor tenía y quizá por eso cedió con tanta
rapidez ya que, tomó de forma brusca aquella prenda que aún era ofrecida por el
menor, pero ciertamente con menos firmeza que antes al estar analizando las palabras del mayor frente a
él, tan perdido en sus pensamientos e
indagaciones, que no pudo impedir ni que le fuera quitada aquella prenda, así
como tampoco pudo evitar que el mayor entrara directamente a uno de los
segmentos divisorios de cada cubículo para cambiarse, pero no sin antes
agregar: -Quizá esté mejor fuera de esta escuela, de cualquier modo ya todos
mis compañeros me odian y se están agregando de otros grados, así como tú…-
Jinguji apenas y había podido decir nada, pues se lo había imposibilitado que Genki
solamente estaba defendiendo su punto de vista en todo momento sin dejarle al
menos opinar. Minutos más tarde, había salido el mayor con aquél vestido
puesto, pues se había quitado la ropa que tenía anteriormente para mostrarlo al
más alto.- ¿Al verme humillado estás feliz? – Mientras decía esto con su una de
sus manos intentaba cubrir lo más posible sus piernas, ya que realmente el
vestido era corto y dejando al descubierto la mayoría de sus piernas, mientras
que con su otra mano cargaba la ropa que anteriormente se había quitado y
aunque ciertamente se sentía algo incómodo al solamente tener su ropa interior
debajo usando un vestido tan corto, pero sobre todo por el hecho de tener los ojos del menor recorriendo su cuerpo con
una mirada que no disimulaba para nada su intensidad.
-No intento humillar a nadie, menos si es quien tanto he
buscado desde el primer instante que le perdí de vista. – Dicho esto se acercó al
mayor para poder tocar su mejilla con su mano derecha, teniendo cuidado de no
lastimarlo, ya que pese al maquillaje que usaba para intentar ocultar los
moretones de su rostro, ciertamente aún se notaban ligeramente, y lo que menos
que quería era lastimar de alguna manera a Iwahashi, pues hacía un tiempo había
visto que era él aquella persona que se le había escapado pero se mantuvo en su
corazón, y al verle con el vestido puesto
le fue confirmado del todo.
-¿Buscándome?…Ah, claro. Eso es típico- Dijo con algo de diversión
y burla, pues era totalmente normal que muchos chicos lo buscaran expresamente
para esto.- No necesitas ser amable, de cualquier manera lo haré- Se hincó
hasta el suelo raspando levemente sus descubiertas rodillas, dejando la ropa
que cargaba en una de sus manos sobre el suelo, teniendo sus manos libres para
comenzar a tocar las piernas del más alto, antes de desabrochar sus pantalones.
-¿Qué haces? – Preguntó Yuta algo nervioso y sin entender
realmente lo que pretendía, pero intentaba apartarlo de lo que hacía, o al
menos de su cuerpo.
-¿No es obvio? Solamente has venido a encerrarnos a este
lugar para que te dé una buena mamada. No te sientas mal, sigues siendo tan
hombre como siempre, muchos lo hacen y no son homosexuales ni nada de eso, por
mi parte estoy acostumbrado a hacer esto.- Respondió de forma mecánica y seca,
como si realmente no le importara en lo absoluto lo que pretendía hacer.
-¡No, no! Yo no quiero eso- negó mientras con sus manos
hacía un además de negando de todo lo que el mayor intentaba hace, para después
ayudarle a ponerse de pie antes de abrazarlo con suma suavidad.- Esto que hago
no es por lujuria intentar enmendarme para cambiar mi reputación o algo por el
estilo, sino por amor, el amor a primera vista que sentí al verte por primera
vez por donde cruzaba.- El tono en su voz era casi de desesperación, como si
tratara de convencer a un suicida que no se tirara de un treceavo piso y él era
el interlocutor que podía o bien salvarlo o ser quien pudo pero no logró salvarle
la vida.
-No te preocupes niño, yo no cobro así que no te hagas el
romántico, aún si no me enamoras no te cobraré nada, solamente no seas
demasiado violento.- El tono que había usado era casi una súplica hacía Yuta,
más ambos se separaron bastante al notar que una persona abría con ayuda de una
llave la puerta, pero al ser tan inesperado, ambos se habían quedado congelados
y no atinaron a esconderse siquiera, o en caso de Genki cambiarse la ropa para
ponerse el uniforme y no quedarse en aquel vestido, antes de que un par de
estudiantes, quienes habían robado las llaves del lugar para tener un lugar en
el cual tener sexo sin público, entraran al lugar y el primero en hablar fue
Iwahashi con los dos “intrusos”.
-¿Acaso no ven que está ocupado? – cuestionó con voz
iracunda, con su mirada indiferente hacía los otros dos, quienes eran sus
compañeros, por lo menos de escuela, quienes interrumpían la conversación de
suma importancia que tenía con Jinguji.
-Ge-Genki… - pronunció
la chica con algo de miedo que había entrado junto con un estudiante
varón.
-Mira Iwahashi, si estabas aquí deberías haber avisado, no
podemos adivinar si estás aquí o en un salón de clases haciendo tus
porquerías.- Sentenció el chico recién
ingresado a aquél lugar, ya que no tenía ningún miedo del mencionado, pues
este, varias veces la había hecho de prostituta con él por el temor a que le
propinara golpes en algún lugar visible.
-Tienes razón, mejor nos vamos donde sí haya algo de
privacidad.- Mencionó antes de tomar su
propia ropa del suelo antes de tomar la mano del menor para salir del lugar.
Jinguji estaba del todo sorprendido por la actitud que había tomado el mayor y
después ser tomado de esa forma de la mano, simplemente se había dejado llevar,
aun cavilando sobre el modo tan frío en que les había hablado a aquellos dos,
realmente después de haber visto a Genki de modo tan sumiso con él, no se
esperó para nada que se comportara de aquella manera, mucho menos con el chico
quien parecía ni siquiera importarle el tono en que le hablaba o lo molesto que
estaba el otro.
Después de lo sucedido en los sanitarios, después de que el
menor acompañara al más bajo a un lugar apartado de la gente para al menos
cambiarse antes de que ambos regresaran a sus propias clases y al termino de
aquél día escolar, Iwahashi fue quien invitó al más alto a ir con él a un lugar
especial, o al me nos era lo que Yuta esperaba, hasta que llegaron justo a las
afueras de un hotel del amor.
Aunque en la escuela
se había dejado el vestido y por encima se había puesto su uniforme,
para así no dejar evidencia ni dar la oportunidad de ser atrapado vestido de
chica, ya que si bien, profesores tenían cierta maña contra él, no quería que
algo como vestirse de aquella forma, le acarreara mayores problemas ni tampoco
quería que Yuta hiciera algo extraño con el vestido al saber que conservaría
algo de su calor corporal, además de que quería de cierta forma usarlo como
excusa para que no se escapara al él tener algo de su propiedad y así poder
hablar o al menos robárselo para hacer lo que estaba por hacer..
-… ¿Qué hacemos aquí?-Preguntó, aunque fue demasiado tarde,
pues ambos ya estaban en una habitación de aquél lugar, al que habían entrado a
base de mentiras, pues Jinguji había tenido que fingir que tenía veinte años
para que le dejaran pasar y no sabía si era que les habían creído o que
realmente lo único que querían era el dinero y simplemente ignoraron la edad
que realmente tenían, sobre todo el hecho de que aunque el mayor se había
llevado puesto el vestido, llevaba su pantalón del uniforme debajo y
completamente a la vista.
-Tener un lugar en el que
podamos tener privacidad.- Sin darle tiempo al menor de los dos de al
menos digerir lo dicho por él o de al menos de la ubicación en donde se
encontraban, el más bajo se acercó a él a tal punto de que podían sentir
perfectamente el aliento que exhalaba el otro por su nariz. Iwahashi cerró sus
ojos al notar con sus labios el calor
emanado por el rostro ajeno por la cercanía entre sus rostros e inevitablemente
había esto terminado en un beso. Sus labios, al tocarse ocasionó que el menor
se estremeciera suavemente e intentara alejarse, pero no pasó ni un segundo
para que comenzara a entrecerrar sus ojos, después de todo le estaba besando la
persona que le gustaba, comenzando a corresponder muy lentamente el beso, pues
ese sería el primer beso de toda su vida y no tenía ninguna experiencia en ello,
por lo que solo intentaba imitar los movimientos ajenos. Momentos después
sintió como el mayor se separaba de sus labios y abrió lentamente sus ojos y
notó que Genki se estaba quitando el
pantalón del uniforme que llevaba de debajo del vestido.
-¿Qué haces ahora, Genki?- Agarró más confianza en llamarle
al otro por su nombre de pila y sin formalidades, al pensar que eran más
cercanos debido al beso que le fue dado, no entendía por qué Iwahashi se había
quedado con el vestido puesto si pudo habérselo quitado entre clase y clase,
pero aun así lo tenía puesto, si bien entendía que quizá había sido una treta
para que les dejaran entrar a aquél lugar, no entendía aún el motivo para estar
allí los dos solos.
-¿A qué te refieres?- su habla también había hacía el menor
a referirse a él en primera persona, sobre todo al ser el primer cambio por
parte del otro, además de que pensó que sería incómodo que dado a ese punto aún
se hablaran de usted, después de todo, ambos sabían que eso solo llevaría a
sexo, o eso era lo que él pensaba. – A ti te gustan más las chicas, ya que no
habría razón para que me siguieras tanto solo por verme con vestido, te gusta
mi cara porque es afeminada, y estoy
seguro de que habrás escuchado rumores de mí, sexo oral gratis, indefenso, buen
trasero perfecto para golpear y que nunca acuso con la directiva, así que no te
apenes, no eres el primero que le avergüenza que yo sea un hombre pero aun así
querer tener sexo al menos conmigo. Siempre se la gastan de hombres con un
gusto total a las mujeres, por eso me ponen ropa de chicas y esas cosas, por
desgracia, a mí me gustan los chicos pero jamás saldré realmente con uno si
sigo siendo hombre, así que he estado ahorrando para cuando sea adulto poderme
realizar una cirugía y así tratar de conquistar a un chico, no solamente de
modo físico, sino de un modo en el que me ame realmente, que le guste quien
soy, justo por eso un día me viste vestido de chica, maquillado y con peluca,
quiero ser esa chica que no soy todavía.- Dijo con simpleza al no querer dar
más vueltas al asunto tiempo después, pues le parecía una pérdida de tiempo, ya
que al otro no le importaría sus razones y
estaba casi seguro que era seguro de que ni siguiera le habría
escuchado.
Yuta miraba al mayor seriamente, para después acercarse a él
y ofrecerle su uniforme que yacía en el suelo.- Quítate el vestido y ponte el
uniforme por favor- dijo en un tono autoritario mientras lo miraba más
duramente.
-¿Qué?... ¿Por qué?
- Miraba sin comprender a Jinguji, pues realmente no comprendía lo que
quería.
-Si te pedí que te pusieras el vestido, simplemente fue para comprobar que eras tú, no
me importa si vas vestido o no como una chica y me parece un desperdicio que
quieras hacerte esa cirugía, pues tú eres perfecto tal y como estás, al menos
para mí. Respetaré totalmente tu decisión si es lo que realmente quieres, no
por condiciones que te impone la sociedad para gustarle a un chico, porque
seguramente alguien te llegará a amar de verdad, te va a querer del modo en el
que seas, chico, chica, lo que fueras, no le importaría y en lo que a mí
respecta, a mí me gustas tal y como eres, porque lo que me gusta de ti no es ni
el hecho de que seas tan frágil, te veas bien como chica, la chupes bien o lo
que quieras…-hizo una pausa para recuperar un poco de aire y así seguir
hablando.- Lo que me gusta eres tú, lo que eres, tu esencia, tu mirada, ese ligero aroma que desprende tu
cuerpo, ese lado tan enigmático que tienes y mucho más que eso, pues quiero conocerte. Si
no aceptas mis sentimientos, está bien, no importa, solo velo por tu bienestar
y por conocerte mejor, eso es lo único que te pido. – El más alto iba a seguir
hablando hasta que fue silenciado al notar que el mayor se había cambiado del
todo mientras hablaba, quitándose el vestido para solo quedar con su uniforme
escolar, al igual que poco después le había cubierto su boca con una de sus
manos.
-Ya cállate, eres muy lindo pero… No sé si yo pueda
enamorarme de ti tan pronto, así que dame tiempo, ámame tanto como dices que lo haces y no me abandones de
aquí a que me enamore de ti y ya no nos podamos separar porque seremos el
soporte del otro.- Dejó su mano sobre la boca de Yuta antes de besar su mejilla
para después sonreírle de forma tal que los hoyuelos de sus mejillas se
marcaban al embozar aquella sonrisa que se veía más sincera que cualquier otra
que el menor había visto formada por esos labios. Quizá el tiempo diría si
podrían hacer una linda relación o si pudieran quedar como solo amigos, de lo
que Jinguji estaba seguro, es que deseaba ver más a menudo formarse aquellos
hermosos hoyuelos en las mejillas del más bajo, pues era otro de los puntos
extra que podía aumentar a la hasta ahora a la reciente lista que tenía sobre
las cosas que adoraba del otro, pues aunque fuera mayor que él, sentía que lo
quería, tenía y podía proteger, pues nada en esa vida lo había cautivado tanto,
tanto su atención, como su corazón.
-Entonces, ¿qué haremos en esta hora que pagamos por la
habitación?-
-¿Qué te parece si nos divertimos un poco antes de
conocernos sentimentalmente? –le guiñó uno de sus ojos al menor, quien se puso
nervioso ante la proposición indecorosa que le hacía Genki mientras se dejaba
caer sobre la cama antes de que comenzara a desabrochar la corbata de su
uniforme y los primeros botones de su camisa.- ¿Qué dices? – cuestionaba con un
tono de voz claramente lascivo.
-Pero no tomes esto como una primera cita o algo así ¿está
bien? – Jinguji tragó dificultosamente su propia saliva al ver al mayor en una
forma tan incitadora.- Y que sepas que solo hago esto porque realmente desde
que estuvimos en los servicios del instituto, no he podido bajarme esto.- Decía
casi justificándose por lo que pronto haría mientras señalaba sus abultados
pantalones debido a la erección que tenía. Comenzó a quitarse la ropa conforme se acercaba al lecho en dónde el mayor estaba
recostado.
-Sí, sí, lo que digas, Yuta – decía entre pequeñas risas ya
que le parecía divertida la forma en que el menor intentaba encubrir que
realmente sentía cierta cantidad de libido por él y no podía resistir una
propuesta como la que le había hecho, pero no se iba a quitar la ropa él mismo
solo para servirse a sí mismo en una bandeja de plata para el menor, no, no
haría algo así, le haría quitarle él mismo la ropa, aunque era cierto que le
parecía algo tentador el hecho de que Jinguji se acercara a él ya totalmente
desnudo, sin darse cuenta, él mismo había terminado teniendo una erección, cosa
que notaba al sentir sus propios pantalones demasiado justos y empezaban a serle doloroso el llevarlos puestos.
-¿Podrías darte un poco de prisa? – preguntaba en un tono que era casi una
súplica, pues realmente se quería quitar los pantalones, pero el menor se había distraído mucho en desabrochar su
camisa para besar su cuello.
-No debemos hay razón para apresurarse tanto, las cosas
llegarán a su tiempo – decía entre pequeñas risas mientras le iba sacando poco
a poco la parte superior de la ropa del mayor. Si bien sabía que el otro tenía
una muy necesitada erección, que era más que evidente debido a que se notaba de
sobremanera la forma en que sus pantalones se abultaban especialmente en
aquella zona, pero quería tenerlo un poco más a la espera, no por la malicia,
sino porque él mismo quería disfrutarlo un poco más. Pasó su lengua por las
tetillas del mayor, degustando el sabor de su piel en aquella zona más oscura
de su pecho, llegando a morder estos un poco antes de bajar hasta uno de sus
costados, dejando diversos pesos sobre este lugar antes de poder jugar con su
lengua al interior y derredor del ombligo del mayor, disfrutando aquél reducido
espacio al tiempo que escuchaba los jadeos y ocasionales gemidos por parte de
quien tenía debajo de su propio cuerpo. Iwahashi prácticamente se retorcía debajo de él, pues estaba demasiado ansioso
porque le diera un placer un tanto más
intenso, o al menos aflojara sus pantalones para no sentir tanto aquella
presión contra su sexo al estar este tan despierto y húmedo, ya que en algún
momento empezó a segregar líquido pre-seminal y casi juraría que su propia ropa
interior estaba húmeda por la misma razón, solo rogaba porque la viscosidad que
salía de la punta de su miembro pasase hasta sus pantalones, ya que sería
demasiado vergonzoso tratar de explicar algo así, además de que no sería algo
que fuera rápido de quitar de la vista de todos una vez notado. Sin poder
esperar más, el mayor de la habitación comenzó por sí mismo a desabotonar su
pantalón antes de bajar el zipper de este para al menos sentir cierta
libertad y no tanta fricción contra su
punto más sensible y fácil de lastimar, pues si terminaba realmente lastimado
de aquella zona antes de que pudieran hacer nada, todo habría sido una pérdida
de tiempo, sin embargo el menor al notar que los pantalones de Genki yacían ya
desabotonados, no pudo evitar él mismo intervenir con sus manos, frotando el miembro del otro por encima de la
ropa, sacando pequeños quejidos de parte del otro al no sentir el roce
directamente contra su piel. - ¿Acaso te incomoda que no te toque directamente,
Genki? ¿Tanta prisa tienes porque sea yo quien te toque aquí abajo? – Rió antes
de quitar del todo los pantalones del mayor de sus piernas y dejándolo caer al
piso, para después jalar lentamente el bóxer que el mayor portaba hasta el
punto en dónde se podía ver su excitado miembro
arquearse al estar la punta de este aún sujeto a la tela de su ropa
interior, pero al tener una erección tan prominente que le llevaba a tomar esa
forma que simplemente le hacía morder su labio interior con un tanto de reproche, pero intentando
aguantar que de sus labios saliera cualquier sonido que le dejara expuesta su
condición al menor, quien sonreía ampliamente al ver lo que, quizá él, estaba
provocando sobre el cuerpo ajeno. Más pronto que tarde, las manos de Iwahashi
halaban y estiraban las ropas ajenas intentando quitar estas con desesperación,
pues quería al menos más de ese tan necesitado contacto piel con
piel, pues lo que hacía con él era una
tortura, quería que parara o que siguiera como era debido, pero que no siguiera
jugando con su cuerpo de esa manera tan tormentosa. Rápidamente las ropas de
ambos yacían esparcidas por todo el piso
de la habitación, pues el libido de ambos era demasiado para poder
aguantar más los pequeños juegos que trataba de imponer Jinguji.
Al poco tiempo, el rostro del más alto de la habitación, se
encontraba entre las piernas del otro, lamiendo con voracidad el miembro que tanta
atención pedía de su parte, sacando suaves jadeos de la cavidad ajena, mientras
con sus manos se aferraba a los cabellos
del más alto mientras empujaba suavemente su cabeza contra su pene con la
finalidad de que metiera este en su boca, siendo él el mayor, pensaba que el
otro tenía la obligación y él mismo el derecho de recibir por lo menos una felación por su parte ya que sabía que él
sería quien fuera penetrado, le costaba creer que un chico menor que él lo hiciera, pero era algo a lo
que debía acostumbrarse, ya que no tenía ninguna musculatura necesaria para
poder defenderse de quien quisiera abusar de él. Yuta decidió concederle esa
silenciosa petición que el mayor le hacía, abriendo su boca para así dejar
entrar el pene del mayor a su boca, comenzando a degustar el glande ajeno con
la punta de su lengua, sintiendo así el sabor salado del pre-semen que salía de
la punta, repasando especialmente con su
lengua el orificio de dónde había salido ese líquido que ciertamente acabó por
ser de su agrado, provocando que el mayor gimiera mientras arqueaba su espalda
al igual que elevaba sus caderas, buscando ahondar aún más su miembro en la
cavidad ajena, en dónde el dueño de esta solo abre más su boca para poder
juguetear con los testículos del mayor al poder alcanzarlos con su lengua por
lo profundo que iba el pene dentro de su boca, sin embargo, la falta de
costumbre le obligó a abandonar su tarea
sacando de golpe el miembro del más bajo de su boca, pues sentía que la
ahorcadas era cada vez más agresivas y si no se retiraba inmediatamente de su
tarea, terminaría vomitando sobre la persona que tanto pretendía, por lo que
sacó un poco del pene ajeno para poder tranquilizarse, empezando a estimular
con su diestra al mayor conforme iba sacándolo de su boca, para así
poder usar su lengua para jugar con esta en todo el glande ajeno,
dejando que la saliva que iba brotando de su boca, fuese lubricando su mano para así ser más hábil con
sus movimientos y no causara una
disminución en la latiente erección de su actual amante.
Sin poder esperar más y pese a su chorreante miembro debido
al estímulo que recibía de los incesantes gemidos por parte de Iwahashi a causa
del placer que recibía, Genki dejó del todo el miembro ajeno para jalar sus
piernas y colocar sus pantorrillas sobre
sus hombros a lo que el mayor a primera instancia se había quejado por lo que
hacía el menor, hasta el momento en el que calló del todo al sentir el duro sexo de éste rozar contra
su ano, haciéndole estremecer suavemente al estar seguro de lo que continuaría, cerrando sus ojos suspiró
temblorosamente mientras sus manos se aferraban a las sábanas que tenía debajo
de su cuerpo antes de ser acariciado gentilmente sobre su abdomen por el menor,
quien trataba de tranquilizarlo para que fuera una experiencia placentera para
ambos, al momento en que su excitada verga comenzó a penetrar el recto del
mayor, pudo sentir su cálido y húmedo interior, entrando apenas la punta se
sentía en el cielo mismo pues jamás había sentido algo así en su vida, mucho
menos se lo hubiera esperado del interior de un chico, aunque si bien el chico
sobre el que ahora estaba no era precisamente el ejemplo de virilidad, seguía
siendo un hombre, un hombre que tenía un interior bastante acogedor, tibio y
resbaloso que parecía que realmente anhelaba tener su pene dentro, ya que realmente sentía como
el cuerpo en el que entraba, lo jalaba aún más adentro, sentía como si estuviera
siendo succionado por el impaciente interior en el cual se encontraba.
En los minutos que ya llevaban teniendo en la habitación de
aquél motel Iwahashi, quien realmente estaba disfrutando de aquello, del sexo
sin tener que ser maltratado físicamente por su compañero sexual, por lo que
terminó por eyacular un par de veces contra su vientre, ya que al sentir el
puro placer era algo nuevo para él y no pudo evitarlo. Jinguji apoyaba sus
manos a lado y lado de la cintura del mayor, pues en aquella posición se podía
asir muy bien su cuerpo para tomar impulso al momento de embestir con precisión
y fuerza dentro de Genki, quien jalaba las sábanas en el afán de intentar
acallar sus gemidos y jadeos ante el placer que experimentaba por aquella
penetración que era tan profunda al igual que solamente placentera, intentando
al mismo tiempo el evitar correrse nuevamente por estar consciente de que
si seguía corriéndose de esa manera,
terminaría por perder mucha fuerza y no podría siquiera disfrutar que el menor
se corriera en su interior, cosa que realmente anhelaba sentir, pues a pesar de
que no era nada nuevo para él, quería sentirlo a él y el supuesto amor que
sentía recorrer sus entrañas.
-¡Yu-Yuta! Aaahhhh… -mordía su labio inferior mientras sus
manos se aferraban a la espalda de quien embestía con tanta insistencia sus
entrañas, haciendo que su propio corazón latiera no solo de forma acelerada,
sino que eran sus propios latidos
extraños para él, pues se sentía extrañamente alentado a seguir con todo eso
que ahora le hacía estremecer, jadear, gemir y suspirar, no ya por el simple
libido que tan bien se sentía liberar con alguien que no lo violentara
cruelmente, sino con alguien que decía amarlo, que no lo había golpeado hasta
el punto de sacar sangre de su cuerpo, que no lo había insultado, humillado ni
mucho menos utilizarlo como un contenedor de semen como solía pasar, nada de
eso había pasado con Jinguji, sin embargo seguía siendo algo incluso más placentero
de lo que experimentaba con quienes solo
abusaban de él de una manera tal hostil,
que el solo hecho de recordar cómo era tratado por ese sector, le revolvía el
estómago, sin embargo no es que dejara de lado la idea de que era realmente
excitante el recordar ciertos sucesos, así como también lo hacía de una manera demasiado cercana el
hecho de que estaba teniendo sexo con alguien que prácticamente acababa de
conocer y que tenía una reputación de alguien bastante peligroso y eso le hacía
arder la sangre, tanto que en ese instante relamía sus propios labios. – Mnnghh
más profundo –pedía entre gemidos al tiempo que su cuerpo temblaba ante el
incesante placer que sentía, sabiendo que el inminente orgasmo estaba próximo a
ocurrir y que esta sería quizá la última vez de aquél día, pues ciertamente no
podría soportar tanto placer en tan corto tiempo.
- ¿Aún no te es suficiente? – cuestionó entre breves risas,
en el momento en el que salía del todo
del mayor para poner a este en cuatro y así poder penetrarlo desde la parte de
atrás, llegando todavía más dentro de su cuerpo, provocando que el otro jadeara
y gimiera altamente al tiempo que iba perdiendo fuerzas en sus manos, dejando
su propio trasero más alto que el resto de su cuerpo, haciendo que Yuta
únicamente sonriera y con sus manos separara los glúteos de quien estaba debajo suyo y así poder entrar a
una profundidad mayor, rozando aún más la próstata del mayor que goteaba sudor
desde su frente hasta la cama al igual que su espalda, que llevaba aquellas
gotas de sudor hasta sus costados en donde resbalaban presurosamente por su
piel al estar esta empapada por la traspiración
de la misma. Sintió cómo la tibia y húmeda lengua del menor trazaba un
corto camino por su espina dorsal, causándole un estremecimiento suave al estar
la piel de ese lugar fía debido a la sudoración y exposición al clima frío,
haciéndole sentir que el músculo que salía de la boca del más alto y recorría
ahora su piel, le quemaba al estar a temperaturas extremadamente diferentes.
-Ahhh, Yuta… no creo ahhh...soportarlo más… - decía entre
gemidos y sonoras exhalaciones por su boca mientras aún jalaba las mantas entre
sus manos, comenzando a sentir cómo era que su cuerpo le pedía descanso, pues
no podía seguir el ritmo la lujuria de su propietario, el cual siempre lo
orillaba desde hace años a llevar al límite su propio cuerpo.
-Aguanta un poco más, así nos vendremos juntos.- Susurraba
entre suaves jadeos apenas notables para el otro. Sentía cómo su miembro se
ensanchaba aún más dentro del interior del mayor, quien al sentir esto simplemente apretó un poco más
sus paredes internas, logrando notar el modo en el que palpitaba fuertemente el
órgano sexual ajeno dentro de sí mismo, anunciando que efectivamente estaba a
punto, por no decir nada, de terminar por derramar su semilla dentro de su
cuerpo, y en un corto tiempo, más del que había supuesto, el cuerpo del menor
se apegó a su espalda, calentando esta mientras le decía cosas a media voz sin
parar el vaivén contra su cuerpo.- ¿Puedo correrme dentro?
-¡Hazlo! ¡Esparce tu espeso semen dentro! – Pedía desesperado
sin siquiera tener que parar un momento para intentar recuperar aire, pues era
algo que realmente quería y necesitaba, inclusive movía sus propias caderas contra el cuerpo
ajeno, haciendo la penetración más precisa para que golpeara con más precisión
e intensidad su interior. No pasó mucho
tiempo antes de que sus ojos se pusieran en blanco al hacer estos hacía atrás
al sentir el caliente semen de Jinguji en su interior, golpeando directamente
su próstata, vaciando también sus propios testículos al eyacular
exageradamente mientras por la orilla de
sus labios se escurría su saliva y gemía estrepitosamente, al salir el pene del
menor de su cuerpo, comenzó a desbordarse el semen que había dejado en su
interior antes de que el otro cayera sobre la cama semi-inconsciente al aún
estar perdido en aquél éxtasis que le había ocasionado.
Pasada alrededor de una mitad de hora, ambos se encontraban
saliendo de aquél hotel del amor un tanto cansados ya que se tuvieron que tomar
una ducha rápida para no levantar sospechas en sus respectivas casas, sin
embargo volvían en el mismo tren, ya que debían tomarlo y ambos utilizaban la misma línea.
-Genki… ¿Ese tipo de cosas volverán a pasar? – preguntaba a
quien estaba sentado a su lado.
-Quién sabe, puede que pase de nuevo o puede que ni siquiera
te vuelva a hablar – susurraba sin mirarlo directamente, sin embargo con su
dedo índice y medio de su mano derecha rozó suavemente la mano de su acompañante mientras sus labios
formaban una suave sonrisa en su rostro.
FIN.
En fin, espero que les gustara
Gracias por leer y un saludo a mi hija, que era para su cumpleaños de hace muchos años xD perdona la tardanza.
Pobre Genki, pero Yuta es buen tipo, no lo juzga, lo quiere bien ;n;
ResponderBorrarEs tan bonito este fic que no puedo ponerlo en palabras XD
ResponderBorrarPero quiero creer que Genki solo quería verse cool, cuando en realidad él también quiere intentarlo con Yuta y por eso sonríe al final :(
ResponderBorrarPor favor, sed felices ustedes dos T^T
Obviamente al final Genki solo quería verse cool.
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