28 ago 2019

El Surgimiento De Un Demonio.


En el ocaso de un día que era ciertamente frío, Matsushima So terminaba de quemar su propia sangre, que antes había vertido en una brecha que había en el suelo del piso de madera de la segunda planta de la casa que habitaba, en dónde tranquilamente intentaba hacer un ritual para crear vida, crear un sirviente, pensó que algo de  su propia sangre abrasada le daría la consistencia que necesitaba para que pudiera dar aliento a lo que intentaba hacer, un cuerpo ya estructurado a base de lo que él mismo llamaba “masa inerte” siendo esto creado con polvo de hueso de algunos cadáveres que había seleccionado por ser lo que pensaba que sería mejor  para los fines que tenía, junto con algo de materia gris de los cadáveres,  tierra del campo santo, ojos, pelaje y plumas de animales que eran considerados malditos por el simple hecho de ser nocturnos y por su forma de sobrevivir. Había estado formando esa masa desde hacía algún tiempo, pues siempre le hizo ilusión el tener un sirviente siendo él, medio demonio y trasmitir lo demoniaco  de él mismo para que su sirviente fuese un demonio completo. No es que quisiese hacer las más extraordinarias maldades del mundo que dejasen a todos impactados y estupefactos, nada de eso, sino que necesitaba a alguien de confianza para dejar con esa persona a su hija más pequeña, ya que tenía que salir algunas veces y tenía siempre el pendiente de sus horas de sueño y sus horarios de alimentación, ese más que nada fue el propósito que tenía para su creación.
La luna de aquella noche roja, llegó hasta el punto más alto del firmamento visible, bañando con su luz lo que aquél pequeño medio demonio había creado. El ser que había estado reposando en el suelo, sin previo aviso despertó abriendo sus ojos y se incorporó, pues justo había terminado su creador los últimos pasos que lo harían tener algo de libre albedrío al estar vivo y tomar consistencia de un humano común.

-Bien, has cobrado vida o por lo menos movilidad cómo estaba planeado.- Con una de sus manos tocó la piel de su creación para ver y comprobar su textura, ya que no quería que sobresaltara su apariencia ni llamar la atención más de lo necesario.

La criatura que había sido creado en base a deshechos humanos y basura en general, abrió sus ojos y empuñó una de sus manos mientras miraba fijamente delante de él, su reciente creador lo miraba sin mirarlo realmente, parecía que buscaba algo más en su exterior, cómo si él ni siquiera existiera, idea que empezó a incomodar al recién creado, pues podía sentir el filo que la mirada de su creador sobre él, por lo que sin ser del todo consciente de sus acciones, giró su cabeza hacia un lado para así intentar evitar la mirada que le daba Matsushima.

-¿Acaso le incomoda algo… amo? – Salió la cuestión de la reciente creación del otro, si bien, realmente nada le obligaba a preguntar esto, realmente no sabía cómo seguir o hacer en aquella situación, pues aún ni siquiera comprendía la razón de su existencia.

-Llámame solamente por mi nombre, “So”, es más fácil para ti, más cómodo para mí.- Cortó sin más el tema que el otro había sacado a la luz, antes de que desapareciera de su campo de visión, dejándole del todo solo, mientras él mismo intentaba estar consciente de su situación, su cuerpo, conciencia, mente, pensamientos, todo, todo lo que pudiera saber de sí mismo. Detuvo su tren de pensamiento al notar a su dueño delante de él, quien al parecer anteriormente solamente había desaparecido para buscarle, algo con lo que cubrirse, pues apareció delante de él con unas prendas que afortunadamente para el sirviente, cubriría perfectamente su desnudez a pesar de que a él no le molestaba en lo absoluto,  ya que no tenía pudor de su cuerpo descubierto ante los demás, puesto que no había vivido siquiera, y lo que sabía hasta ahora, estaba consciente de que había sido creado con algunos conocimientos previos, aunque no estaba seguro de qué alcance tendrías estos, así como si necesitaba saber algo más. –Realmente te hice todo flacucho, espero que a pesar de eso me sirvas convenientemente.- Siseó antes de él mismo vestir al otro sin siquiera pedir su permiso para hacerlo tan bruscamente como lo hacía, ya que nunca le dio, y por lo tanto desconocía el cómo vestirse por él mismo. Terminando por vestirlo correctamente, lo miraba con detenimiento. – Por ahora eres más alto que yo, pero, llegará el día en el que quizá crezca más…- Agrego Matsushima, de solo dieciséis años, ya que lo destacaba por el simple hecho de que su creación, equivocada o intencionalmente hecha  de esa forma, por ahora era más alto que él.

-Me disculpo si la estatura que resultó en mí, no fue del todo su plan, pero después de todo, es probable que usted siga creciendo por su raza, yo soy un demonio puro después de todo, tal como fui creado, y como he nacido, va a ser mi perpetua forma, pero no es su culpa, usted es alguien primerizo.- Se escuchó un bufido de parte del creador, quien lo miraba recelosamente.

-No seas estúpido,- añadió con un claro tono de enfado impreso en sus palabras.- Es obvio que no ha sido mi culpa y no tienes que tratar de excusarme como si lo necesitara, yo sé que a ti solo te he creado a base de mis necesidades, y por ello sé que no era necesaria una altura mayor en tu cuerpo.- Aclaró sin más.

-Dígame entonces el propósito para el cual fui creado…So…. – dudó un instante en llamarle por su nombre de pila, pero ya que así había sido pedido, no tenía elección, aunque aún no se acostumbraba del todo a ello.

-Solamente quiero que resguardes a mi hija cuando yo no pueda, además de una que otra tarea adicional, nada realmente pesado para alguien de tu calibre, es decir ¿Qué es un simple híbrido comparado con un demonio puro?-aclaró con un claro tono de fastidio, pues no quería que un recién nacido, cuestionada lo que hacía, mucho menos si su creación para empeorar aún más la situación, aparentaba poco más de la veintena de edad.

-Entonces, así lo haré- expuso simplemente a su creador sin intentar ponerle alguna traba, pues no quería hacerle enfadar, no tenía razón para hacerlo así como tampoco pensaba que era necesario, sobre todo porque no conocía básicamente nada de ese lugar. Se armó de valor antes de hacer una pregunta que en ese tiempo le parecía imprescindible para sí mismo en ese momento. -¿Cómo me llamará a mí? – Seguía puesta su mirada sobre él con duda en ella, intriga y algo de temor en su expresión.

-Cierto, necesito un nombre para ti.- Comenzó a pensar seriamente en aquél tema, pues realmente ahora veía la importancia de poner un nombre a la creatura recién creada por sí mismo. –Takeru, me parece que es el nombre más apropiado para dirigirse a ti, parece el de un perro al que puedes adiestrar, si quieres otro, póntelo tú mismo. – Cerró inmediatamente al realmente ser ese el primer nombre que se le había venido a la mente.

-…Así que Takeru… si usted gusta, después de todo es mi amo y creador,- un corto suspiro salió de entre sus labios antes de simplemente ver su propio aspecto y de esa manera acostumbrarse a sí mismo.

-Te aviso también, que soy el único que puede poner fin a tu vida, yo decido si vives eternamente o mueres de un momento a otro, así que, que no pase por tu mente en ningún momento tal cosa como poner tus interesas sobre los míos, o siquiera intentar desobedecerme. ¿Entendido? – Su mirada se tornó desafiante ante la ajena que permanecía en calma entera. –Y que ni se te cruce por la cabeza el poner tus ojos sobre alguien a quien yo pretendo, de lo contrario dejaré de ser tu creador solamente y me convertiré en una pesadilla para ti. – Soltó sin más, frunciendo una de sus cejas solamente para demostrar algo de amenaza frente al otro.

-Comprendo, usted es quien manda y por ello no debo meterme con sus cosas, ni mucho menos con alguien de su interés, está claro. Gracias por darme una amenaza tan sutil. – Agachaba tanto su mirada como un poco su cabeza, demostrando así algo de sumisión, lo cual hizo aparecer en el otro una sonrisilla en sus labios.

-Así me gusta, que vayas aprendiendo tu lugar en el mundo, me parece perfecto.- Tenía sus brazos cruzados sobre su pecho mientras sonreía al tiempo que asentía con su cabeza al estar conforme con esa actitud de parte de su creación.- Bien, bien, creo que debo darte un tiempo para que te vayas descubriendo tu solo, tu anatomía, tus pensamientos y respecto a cómo te hace sentir tu lealtad hacía mí.-Cerró el dialogo entre los dos y sin más se marchó de la habitación para atender sus propios deberes, dejando a Takeru solo con sus pensamientos e ideas.

Su mirada bajó directamente hasta el suelo, dónde aún había rastros del líquido que había sido usado como base en su creación, la sangre de su amo, se percató del olor que emanaba al haber sido esta quemada, para ser la base de la creación de sí mismo. Su corazón empezó a acelerarse al momento de que su mano comenzó a girar la manija de la puerta que daba a la calle, si bien sentía sobre sí mismo, su amo le introdujo como un instinto, el respirar como una necesidad para estar más acorde con lo que se suponía que  debía estar al tanto en su día a día. Si bien hasta el momento no se había cruzado con nadie más, sabía que lo mejor era dar un paseo por sí mismo para descubrir por sí mismo lo que era el mundo real y con ello estar seguro de cómo era más adecuado comportarse al establecer relaciones con otros.

Al cabo de unos días, Takeru conoció a la hija de su dueño, llamada hasta dónde pudo enterarse “Yue” a quien se suponía que era a quien más debía cuidar, la razón por la que parecía que fue creado en el principio, la razón hasta dónde conocía de su existencia. Si bien no inmediatamente, se quedó bajo su cuidado, ya que su amo, tristemente para lo que él consideraba prioridades en la vida de su creador, la abandonaba debido a que se quedaba gran parte de su tiempo junto a un amigo suyo, a quien además pretendía. Cada noche que debía cuidarse al cuidado de la pequeña, soltaba unos cuantos suspiros de decepción ya que  le ganaba su interés, por no decir lujuria, sobre otra persona, por encima del amor que le tenía a su propia hija, a la que le creó a alguien para cuidar de ella, para que le protegiera y la dejaba abandonada solo por satisfacer solamente un capricho.

 Pasado algún tiempo, el demonio recién creado por su dueño, tanto de él mismo, como de la casa que habitaba, comenzó a recibir otros encargos además de cuidar de la hija de su amo, que era cosas de lo más mundano que pudiera esperar de su creador, hacer el aseo y lavar su ropa, además de dar de comer a sus mascotas que no era más que animales salvajes que rondaban algunas veces dentro de su vivienda en busca de comida. Realmente eran cosas de lo más simples, cotidianas además de repetitivas que habría imaginado para sí mismo, pero al fin y al cabo, era su trabajo como una creación más de las manos de su amo, después de todo, no era nadie para dudar de sus decisiones, por lo que se limitó a seguir sus mandatos, aunque no eran muy frecuentes o exhaustivo, pero al haber un espacio tan prolongado entre una tarea y otra, le hacía sentir como un inútil, un simple adorno para su dueño.

Takeru podría considerarse a sí mismo, en ocasiones, cómo un tonto o quizá loco, pues el hecho de la idea que había estado cruzando por su mente los últimos días, realmente lo hacía dudar de su razonamiento, puesto que creía hasta cierto punto, que su creador estaba empezando a tener sentimientos por él, pero creía que quizá esto iba más allá de un amor sano hacia una creación hecha por él, sino que… Simplemente no tenía algún fundamento para pensar que su creador pensaba en él de modo romántico, sobre todo porque sabía hasta cierto punto, lo fascinado que lo tenía la luna, al igual que los cadáveres y lobos. No tenía sentido y lo sabía, pero en los últimos meses, era lo que leía en el ambiente siempre que el creador iba directamente con él sin ninguna razón en especial, y se quedaba a su lado sin motivo, ni siquiera el asegurarse de estar cuidando adecuadamente a su hija a quien la había confiado.

Habían pasado ya varios meses desde el incidente del supuesto enamoramiento, del creador por él, Takeru, había perdido completamente el afán de estar tanto tiempo con él, que ahora que lo pensaba bien, quizá fuera de esa forma antes por saber las condiciones en las que podía realizar y de qué forma, admirar su creación, simplemente eso, lo cual lo dejaba tranquilo en algún aspecto, pero incluso había perdido completamente el interés en su propia hija, lo cual le hacía dudar sobre la genialidad que tanto demostraba su amo. Ciertamente aún no sabía la razón de su poco interés hacia su única hija, a su propia vivienda, a los animales que a veces transitaban dentro de ella e incluso a sí mismo. Lo único que sabía es que en una ocasión pudo percatarse de una mordida en su cuello, sus prolongadas (por no decir permanentes) ausencias y el poco interés que le tenía a su vida anterior al fuese lo que fuese que le había ocasionado aquél cambio.

Pasado en tiempo, se vio a sí mismo siendo arrastrado a vivir con él junto con la persona, a quien intentaba cortejar. Era cierto, su amo se la había jugado esta vez, pues realmente le había sorprendido la elección que había hecho sobre su nuevo objetivo sobre el profundo amor que él podría sentir, eso según él mismo, ya que sinceramente él mismo ni siquiera había visto esa fase en su creador, salvo a su hija, Yue, no lo había visto comportarse con alguien ajeno a la susodicha, ya que incluso con la hermana de esta, Nuray, quién realmente casi nunca se veía por la casa, era bastante distante sin entenderé el motivo.

-¿Está seguro de que quiere que haga eso? – Preguntaba el demonio a su amo mientras le miraba con una clara duda en sus ojos.

-Ya te lo he dicho, esclavo, solamente sírvele a él con mesura, pero ayúdale todo lo que le haga falta o te pida, tampoco es que sea difícil de entender una orden ¿Me equivoco?- Cruzó sus brazos entre sí al tiempo que miraba al otro con su ceño fruncido, casi como si le estuviera reclamando poner en duda sus decisiones.

-Lo comprendo perfectamente, perdóneme, no medí mis palabras, pero no volverá a ocurrir, de verdad.-

-Deja ya de disculparte, ha has entendido que debes de hacerlo, aunque es verdad que me has estado ocasionando problemas debido a tus sentimentalismos, creo que es mejor controlar eso – murmuraba mientras se le acercaba un poco más antes de tomarle por los hombros para así empujarlo haciéndolo caer al piso y poder él mismo situarse sobre él, con sus rodillas a los costados de su cuerpo, siendo esta posición cómoda ya que el que estaba sobre el piso era lo suficientemente delgado, como para que no fuera una posición forzada. Matsushima colocó una de sus manos sobre el pecho de su creación antes de alzar su mirada para mirar al otro a los ojos y hablar.- Eres mi creación por lo que me dejarás entrar a tu cuerpo sin problema ¿Me equivoco?-

-¿Qué quiere decir?...- lo miraba sin entender a lo que se refería ni lo que se proponía hacer.- Supongo que como mi amo, sería lo más apropiado y fácil para usted, el tener acceso entero a mi cuerpo…- Dicho esto el creador posó su diestra sobre el lado izquierdo de su pecho, comenzó a ejercer presión contra su cuerpo, comenzando a traspasar la barrera de su piel, grasa, músculo huesos, para así tener acceso directo al corazón de su creación, el cual tomó entre sus dedos y sacarlo de su pecho, pues así So se aseguraba de que los sentimientos de su creación no interfirieran en el fin que tenía Takeru para él, ni tampoco que se volviera descuidado, sobre todo porque no quería que algo tan intangible como el amor, fuera un obstáculo para su misión sobre Yue o cumplir cualquier otro mandato que le impusiese. Todo ese pensamiento lo llevó a quitarle gran parte del sentimentalismo que podría llegar a sentir, pero sin alterar el modo común en que podría circular su sangre por su cuerpo, quedándose con el corazón de su sirviente, trasfigurando aquél órgano y lo que se supondría tendría capacidad de ocasionar en su creación, en una gema de rubí antes de sacar su mano, ahora cubiertas enteramente de sangre, las cuales limpió con un pañuelo de tela que tenía con él, para después dárselo a su creación al tiempo que lo observaba fríamente.

-Lávalo, no quiero tener el recuerdo de tu sangre tan cerca, ahora desaparece de mi vista, ya tendrás tiempo de conocer a la otra persona a quien servirás.- Dicho esto simplemente se apartó llevando el corazón, ahora de rubí de su sirviente.

Ahora debía de cumplir la orden de su amo y no acercarse a él de momento, al igual que limpiar ese trozo de tela que tenía ente manos. Realmente no comprendía a su creador en lo más mínimo, no comprendía la razón de tener que quitarle algo como su corazón, ya que en sí, no sentía demasiado la diferencia, tuvo que cambiar sus prendas, que se habían llenado mínimamente con sangre cuando su corazón le fue arrebatado por su creador, además de que no había manera que el que le daba tantas ordenes, le dejase conocer a quien pretendía con su ropa aun sea con un mínimo de sangre, o al menos eso pesaba él.

Al cabo de un tiempo, Takeru pudo conocer a la persona que su amo pretendía, si bien apenas lo conocía y recientemente comenzaba a tratarlo, le parecía alguien sensato en lo que parecía sentir por su dueño, pero sinceramente no podía confiarse mucho, ya que una vez, cuando se dignó a pedirme algo, acabe por obedecerle terminando por beber agua hirviendo, la cual a pesar de no hacerle mucho daño, sentía el paso del caliente líquido por su garganta, no es que le hiciera demasiado daño, pero sí le incomodaba y ciertamente, aún si él intentaba negarlo, le dolía, pero no necesitaba ni podía quejarse con alguien más, pues realmente se sentía un poco solo, salvo la persona a quien pretendía su dueño, todos los demás lo trataban de esa manera, como un sirviente que ni siquiera tenía sentimientos.

Ha pasado un tiempo desde la llegada de la persona, a la que el amo del demonio proponía como su nueva y quizá ultima conquista, quién ciertamente le parecía extraño, dado que era muy apegado a su amo y a este parecía no molestase, hacía todo lo contrario, era como si buscara que estuviera lo más apegado a él, cuando ni siquiera con su hija era así, a decir verdad la tenía en completo abandono, a sus dos hijos por igual, los tenía muy aparte como si le molestara que estuvieran cerca de sí mismo, cuando antes decía adorarlos tanto…

 Takeru estaba gratamente confundido, pues después del incidente respecto al líquido ardiendo dentro de su boca, la actual pareja de su amo, el cual tiempo después de su llegada, se le informó que el nombre de este era Marius, si bien era un nombre raro para él, considerando los que había escuchado hasta la fecha no lo había por lo menos escuchado hasta el momento, pero más que eso le era extraño por su manera de comportarse con él…Simplemente lo trataba con más humanidad, aunque ya se había percatado de que no era un humano, al menos no ahora. Estaba del todo consciente que él era un vampiro, lo sabía (no era tonto), ya que su amo a veces aparecía con nuevas marcas sobre su cuello, el cual últimamente cubría poco a pesar de molestarle sentir el frío, normalmente, en cualquier parte de su cuerpo cuando este se podía evitar, sin embargo, desde su supuesto (porque no le había sido informado formalmente, aunque era obvio que su relación era, seria) cortejo al vampiro, siempre dejaba su cuello más vulnerable que normalmente, por lo que le dio a entender que era a propósito para intentar seducir al bebedor de sangre, invitándolo a hacer una marca más sobre el cuello de su piel, dónde su amo tenía bien marcada la huella de la mordida que seguro, porque jamás lo había visto él mismo, pero habría que ser ciego, demasiado distraído, del todo inocente o incluso echar la vista a propósito hacia otro lado, para no darse cuenta de algo que era tan evidente, aunque a decir verdad, por la mirada que a veces le dedicaba su creador, tan fría, llena de menosprecio, le incitaba a simplemente quedarse callado y mirar hacia otro lado, para así no meterse en problemas que no necesitaba.

Fue el sanguíneo dependiente que vivía él quien le pidió al sirviente del demonio que lo acompañase fuera de la casa en dónde habitaban para ir a comer algo, ya que si bien, su dieta consistía primordial y casi totalmente en sangre, para así mantener una salud y condición adecuada, cuando no tenía alternativa más que abstenerse del jugo tan vital de los humanos, así como de él mismo, era no otra cosa más que postres, dulces, entre otras cosas, así como comida de su tierra natal, que no era otra sino Alemania. Aquella salida se llevó a cabo, si bien el sirviente de la casa, estaba del todo nervioso debido a que, debía admitir, que era la primera vez que salía junto con alguien que no le trataba como un simple esclavo, hasta el momento el vampiro lo había tratado muy bien, hasta casi consideraba que lo trataba lo más humanamente posible, a pesar de que no sabía ciertamente cómo era aquello, pero lo trataba con respeto y creía que con cierta conmiseración. Esa noche, hubo una declaración de sentimientos, que si bien el sirviente había estado un poco incómodo al igual que nervioso ya que si bien, debía admitir que gustaba de aquél vampiro, sabía muy bien que si su amo se enteraba, sufriría las consecuencias, sin contar que no estaría bien tocar a alguien que a su parecer distaba mucho de él mismo, ya que sabía que estaba realmente enamorado, prendado de su amo, sin contar que él mismo era muy poca cosa para lo que quien le invitó a salir para cenar juntos, era para él, fue compararse como un carbón encendido frente a un diamante brillante delante de él, era simplemente impensable para sí mismo, pero de cualquier forma lo admitió, admitió lo mucho que le gustaba, lo encantado que estaba con él y además el decirle lo bien que se sentía carca de su presencia.

Pasaron los días, y en algún momento comenzó a tener una relación amorosa junto con el vampiro, si bien él mismo intentaba ocultar esto a su amo, por miedo a las consecuencias más que nada, después de todo él fue quién le había arrebatado el corazón para que de esa manera ni me distraería, ni pondría nunca un dedo encima de alguien  quién consideraba como suyo, de su propiedad, pero, ¿Quién era él después de todo para considerar a Marius como suyo y más que eso, viéndolo como si fuera un objeto del cual podía disponer y en cualquier momento tirar, eso lo ponía de los nervios, pero aceptaba que la persona con quien salía aún amara a Matsushima, pero de ningún modo perdonaría a este último sobre tratar al alemán como si fuese un juguete, pero no le importaba realmente lo que su amo deseara, después de todo el niño de ojos grises lo que quería era seguir a su lado y él no se lo impediría mientras hubiera modo de seguir a su lado.

Llegó el momento en el que el recién nacido demonio junto con su creador tuvieron que hablar, ya que  se había desvelado en algún momento la relación que se había llevado entre el primero y  persona a quien pretendía Matsushima, por lo que decidió hablarle claramente sobre lo que pretendía respecto al vampiro, quién tiempo después fue quien se dispuso a hablar firmemente con quién se suponía que tenía una relación romántica, sin embargo no fue para aclarar que había sido un error lo que se le había informado sobre sobre él mismo y Takeru, no, solamente era para demandar que le devolviera lo que le había quitado a Takeru, ya que era de su propiedad y no debía quitar algo tan importante de la persona que él sabía amaba. Matsushima pensó un tanto en los sentimientos que ahora sentía respecto al inmortal dependiente de la sangre ajena, de sus sentimientos hacía su sirviente, la situación, la encrucijada en la que él mismo se veía, en lo que estaba sometiendo a pasar a la persona que tanto decía amar.

Después de haber sido entregado el corazón al sirviente, simplemente  el creador le dio la libertad de hacer su voluntad, fuera cual fuera esta, con lo cual, después de cierta discusión entre en vampiro y su amo, decidió por él mismo procrear a base de sangre que antes había limpiado de este, amor y una ilusión que le desbordaba. Por fin, desde su nacimiento, se sentía con libertad, ni siquiera las salidas que tuvo con su actual pareja habían sido tan libres cómo se sentía en ese momento, pues ya no había ese temor sobre él, no por su propia seguridad ni mucho menos, el solo hecho de que su creador, su amo pudiera importunar en una cita de ellos dos lo ponía de los nervios, ya que sabía que él era experto en realmente hacer apariciones desfavorables e incomodas. Él mismo era un demonio en su totalidad, un demonio total y sin dueño, de lo cual se sentía infinitamente feliz, pues de esa manera podía estar junto a quién más amaba y quien más le valoraba.

Finalmente un demonio podía sentirse en el cielo con tan solo tener a quién amaba a su lado, pues pese a que este fuera un vampiro y por lo tanto condenado al igual que él, a su lado podía ser tan infinitamente feliz como él quisiese, puesto que el amor era mutuo y nada ni nadie podría separar un par de corazones, que justo en ese momento giraban alrededor del otro puesto que se complementaban. Solamente a lado del vampiro era que el ahora libre demonio recientemente creado, podía conocer absolutamente todo cuanto había podido soñar o desear, solo a su lado se sentía un ser completo, un ser que valía, alguien totalmente diferente a cómo fue creado. Nada podía separar esa unión tan intensa y valiosa que sentía por el ser que había llegado a rescatarle, incluso si inicialmente ese no era para nada el motivo de su llegada, sin siquiera planearlo fue del todo salvado por él, y ahora se asentía un demonio realmente afortunado y bendito entre los supuestamente maldecidos del mundo.




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Olvidé (me dio pereza poner imágenes de Marius de ese tiempo, pero tiene la apariencia de unos doce años, catorce, por ahí, a Takeru búsquenlo como el Takeru de SuG, es el vocalista, es todo) de añadir las imágenes de los dos principales acorde al tiempo del fic, pero da igual ¿no? ¡sí!

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