29 oct 2013

Estrella.

Regresé una vez más! 
Y ahora con un fic de cumpleaños xD
Para... - redoble de tambores- SHORI SATO!
Y sí! he tardado bastante en subir algo nuevo
pero estos malditos examenes me matan D: 
Tengo varios en mente y dos a medio hacer, uno de ellos casi concluido.
Espero terminar pronto para que puedan disfrutar de más y más ficsus <3 
Así que por favor disfruten de este fic.
Y Feliz cumpleaños Shorii~
Que es entre hoy 29 y mañana 30 
Porque aquí el 29 fue casi 30 todo el día en japón xDD
Bueno da igual!
Al fic! 
Por cierto, es corto pero me costó horrores terminarlo xD Algo es algo!





                                                                                                     



Estrella.




Su nombre es Shori Sato. Hace unas semanas que su familia se mudó debido al trabajo de su padre, a un edificio departamental de tres plantas. El edificio es bastante lujoso y pertenecía a la misma compañía en la que trabaja su procreador. A pesar de que el edificio era grande al igual que sus apartamentos, ahí solo vivían ellos y la familia del jefe de su padre.
El día que se mudaron ahí, Sato pudo ver de lejos al hijo menor de la otra familia. Pensaba que esta mal que él lo dijera, pero era realmente hermoso, nunca había visto a una persona que deslumbrara tanta belleza. Su madre le había contado que toda su familia es alemana, exceptuando la madre que era japonesa. Alguna vez habló con él y notó el acento que tenía, el cual era un tanto difícil entenderle algunas veces, ya que aún se le dificulta hablar bien el japones por lo tanto también le ocurría el confundir palabras, pero de cualquier modo acababan entendiéndose. Se ha convertido en su mejor amigo, ya que ese lugar quedaba muy lejos de su anterior hogar y no conocía a nadie más, a pesar de que su vecino apenas tuviera trece años y él estuviera cumpliendo diecisiete, le pareció que era lindo tener una amistad en la que no importaba la edad. Pero había algo que lo había estado molestando los últimos días.

---FlashBack---

Ambos vivían en el tercer piso, uno junto al otro. Sus habitaciones estaban prácticamente a lado, ambas contaban con balcones los cuales se separan apenas por unos cuantos centímetros. Ese día Sato estaba afligido pues se acercaba un festival escolar y estaba encargado de casi todas las actividades. Daba vueltas y vueltas, preguntándose como haría para poder tener todo a tiempo. Estaba cubierto con las mantas intentando dormir aunque fuera un poco, pues tendría que ir a clases muy temprano si es que quería que toda la organización saliera bien.

Para relajarse decidió sacar una de sus revistas "prohibidas" de debajo del colchón de su cama. Dejó apagadas las luces pero con ayuda de la iluminación que daba su celular pudo ver lo que necesitaba para satisfacerse. No supo cuanto tiempo exactamente había pasado mientras lo hacía, pero al terminar quedó exhausto, tanto que solo alcanzó a limpiar los restos de su "crimen" con un pañuelo y a subirse la ropa interior. Despreocupado se ocupó en dormir, ya que la puerta siempre la cerraba con seguro y su madre no podría entrar.

Cuando por fin había conciliado del todo el sueño, algo lo despertó, una sensación de viento sobre su piel, abrió uno de sus ojos con pereza y se percató de que era su vecino, Marius, quien seguramente había entrado por el balcón, ya que nunca lo cerraba. Se sobresalto un poco mientras miraba que el mencionado le había bajado la ropa intima para masturbarle con su mano, mientras se mantenía sentado sobre su cama, con su mirada atenta al miembro del mayor.

-Ma-Marius ¿Que estas haciendo? - murmuro en voz baja pues no quería despertar a sus padres. El alemán no le contesto y simplemente lo beso mientras seguía masturbándolo. Shori no sabía que hacer. No sabía si quitarlo de encima, pegarle, insultarle o dejarle hacer su voluntad. Finalmente se rindió a ese encanto que solo Marius tenía en él, dejando que terminara con lo que había comenzado y al hacerlo simplemente salió por el balcón de vuelta a su cuarto. Sato estaba confuso al no saber exactamente lo que había pasado, así que decidió volver a dormir.

---Fin de FlashBack---

Desde aquel día, cada noche sucedía lo mismo, Yo llegaba a tocarlo, besarlo, desvestirlo y complacerlo. Estaba seguro de que esas visitas estaban mal, porque solo las cosas malas se hacían a escondidas. Pero era imposible que algo que se sentía tan bien fuera algo malo. Lo que lo tenía alterado cada día, era que a medida de que Marius pasaba las noche en su habitación lo deseaba más y más, al punto de que varias veces había pensado saltar sobre él para hacerle todo tipo de cosas, pero al final no se atrevía.

Se dirigía a su casa después de la escuela, con varias cosas en su mente, la principal era siempre Marius, pero ese día tenía la certeza de que algo más ocurría entre ellos dos ¿ La razón? Ese día era su cumpleaños. Tenía la esperanza de que ambos pudieran dar el paso decisivo como regalo de cumpleaños. Al llegar a su casa fue recibido por su familia, quien le había preparado una fiesta y le había comprado pastel. La fiesta de aquel cumpleaños fue tan grande como las anteriores, familia de todas partes fueron a su casa, algunos de sus antiguos amigos. A pesar de que se divertía y que podía ver a sus amigos, seguía pensando en Marius, en si vendría a verlo, si podría tenerlo entre sus brazos aquella noche.


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Toda la celebración termino hasta muy tarde y Shori ya estaba agotado, pero aún así fue a su habitación a esperar a Yo. Sin quererlo poco a poco se quedó dormido y su madre había entrado para cerrar las ventanas del balcón, ya que esa noche era fría y no quería que su hijo atrapara un resfriado. La noche estaba oscura, fría y en completo silencio.

Sato despertó por un ligero ruido a su ventana, se incorporó un poco para ver hacía al balcón, donde se encontraba Marius de pie, tocando muy suavemente a su ventana. Sin pensarlo siquiera, Sato se puso de pie y abrió las ventanas, dejando pasar al menor, quien lo acorralo suavemente hasta que el japones terminó por quedarse sentado en su propia cama. El alemán comenzó a quitarle la ropa al mayor de forma lenta y pausada, sin dejar de mirar en ningún momento directamente a los ojos de Shori, quien se dejaba hacer a voluntad del otro mientras le recorría con la mirada una y otra vez.

Una vez que el dueño de la cama estuvo del todo desnudo, Yo se sentó sobre sus piernas al tiempo que sus manos acariciaban los hombros y pecho del mayor. Guió sus manos a sus ropas para que se las fuera quitando mientras lo recostaba poco a poco en la cama. Cuando ambos terminaron sin ropa alguna, unieron sus cuerpos, juntando sus pieles mientras Marius dejaba salir débiles sonidos de placer. Sato no pudo controlarse más. Abrazando el cuerpo del alemán comenzó a besarlo, mordiendo sus labios antes de adentrar su lengua a la cavidad del mismo, recorriéndola con hambre y ansiedad, disfrutando el sabor que poseía cada uno de sus rincones.

-Marius- murmuraba Shori en forma de gemido al tener por fin el cuerpo que tanto deseaba entre sus brazos. Seguía repitiendo su nombre una y otra vez de forma un poco más ronca pero en voz baja, ya que no podía darse el lujo de alzar la voz tanto como quisiera, ya que sus padres irían a ver lo que ocurría. Yo sonreía al ser complacido de escuchar su nombre de los labios de Sato, quien con sus manos acariciaba su espalda hasta llegar a sus glúteos, apretándolos con lujuria mientras su cuerpo comenzaba a sudar. Las manos del menor se concentraban en arrugar las sabanas ya que una de las manos del mayor se encontraban estimulando su miembro de forma demasiado ansiosa por el tiempo tan prolongado que lo había anhelado. A Marius le comenzaba a doler un poco la forma en que era masturbado, pero aún así se seguía sintiendo de maravilla, por lo que lo dejo continuar mientras movía sus caderas.

El menor de ambos tomó las manos del otro para alejarlas un poco de su miembro y así poder sentarse con delicadeza sobre su abdomen al mismo tiempo que llevaba una de sus manos hacía atrás para sostener con cuidado la hombría de Sato, ayudándole a entrar poco a poco al interior de su cuerpo mientras cerraba uno de sus ojos con fuerza por el dolor inicial al ser penetrado. Baja poco a poco su cadera para que el mayor estuviera del todo dentro.

Shori trataba con todas sus fuerzas para no gemir en voz alta. La sensación de estar dentro del menor era más que deliciosa, su mano se deslizo hasta la cadera del alemán, tomándola con fuerza para arremeter contra su cuerpo, para así estar cada vez más adentro. " Más profundo. Más fuerte. Más hondo. Más rápido. Sigue. Más". Eran las palabras que salían de la boca del menor, quien intentaba decirlas tan bajo como podía para no llamar la atención de los padres de Sato.

Sus cuerpos sudaban y se pegaban algunas sabanas a sus pieles, mientras se contenían lo mejor que podían, uniendo sus cuerpos mientras la lujuria que habían contenido los días anteriores, se liberaba del todo. Sato entraba cada vez más rápido en el alemán, casi con frenesí, mientras el menor yacía bajo él cuerpo ajeno, ya que habían cambiado su posición, se retorcía ligeramente de placer mientras su pene se agrandaba un poco más al tiempo que su espalda que arqueaba ante cada embestida a su interior. Dentro de poco tiempo ambos adolescentes terminaron eyaculado, uno entre los abdómenes de ambos y el otro en su interior. Ambos se aferraban a cosas para evitar así gritar por el placer que sentían.

Pasaron algunos minutos antes de que los dos se recuperaran poco a poco. Marius fue el primero en moverse. Tomó sus ropas y se vistió sin haber siquiera limpiado el semen de su abdomen. Shori se quedo mirándolo sin comprender del todo lo que hacía hasta que se dio cuenta de que estaba a punto de salir de su habitación para volver a la suya.

-Espera...Marius -murmuró poniéndose de pie para estar cerca del nombrado.- No quiero que te vayas.- Estuvo a punto de tomarle la mano pero el alemán se alejo para pasar al otro balcón. Le sonrió y le dio un ultimo beso antes de entrar a su habitación.

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Cada día desde entonces, se veían por las noches para poder unir sus cuerpos. Y aunque no era una relación que pudieran contarle a todo el mundo, se amaban de una forma un tanto extraña. Pero seguía siendo amor, desde entonces y para siempre.



FIN.

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