Regresé una vez más!
Y ahora con un fic de cumpleaños xD
Para... - redoble de tambores- SHORI SATO!
Para... - redoble de tambores- SHORI SATO!
Y sí! he tardado bastante en subir algo nuevo
pero estos malditos examenes me matan D:
Tengo varios en mente y dos a medio hacer, uno de ellos casi concluido.
Espero terminar pronto para que puedan disfrutar de más y más ficsus <3
Así que por favor disfruten de este fic.
Y Feliz cumpleaños Shorii~
Que es entre hoy 29 y mañana 30
Y Feliz cumpleaños Shorii~
Que es entre hoy 29 y mañana 30
Porque aquí el 29 fue casi 30 todo el día en japón xDD
Bueno da igual!
Al fic!
Al fic!
Por cierto, es corto pero me costó horrores terminarlo xD Algo es algo!
Estrella.
Su nombre es Shori Sato.
Hace unas semanas que su familia se mudó debido al trabajo de su
padre, a un edificio departamental de tres plantas. El edificio es
bastante lujoso y pertenecía a la misma compañía en la que trabaja
su procreador. A pesar de que el edificio era grande al igual que sus
apartamentos, ahí solo vivían ellos y la familia del jefe de su
padre.
El día que se mudaron
ahí, Sato pudo ver de lejos al hijo menor de la otra familia.
Pensaba que esta mal que él lo dijera, pero era realmente hermoso,
nunca había visto a una persona que deslumbrara tanta belleza. Su
madre le había contado que toda su familia es alemana, exceptuando
la madre que era japonesa. Alguna vez habló con él y notó el
acento que tenía, el cual era un tanto difícil entenderle algunas
veces, ya que aún se le dificulta hablar bien el japones por lo
tanto también le ocurría el confundir palabras, pero de cualquier
modo acababan entendiéndose. Se ha convertido en su mejor amigo, ya
que ese lugar quedaba muy lejos de su anterior hogar y no conocía a
nadie más, a pesar de que su vecino apenas tuviera trece años y él
estuviera cumpliendo diecisiete, le pareció que era lindo tener una
amistad en la que no importaba la edad. Pero había algo que lo había
estado molestando los últimos días.
---FlashBack---
Ambos vivían en el tercer
piso, uno junto al otro. Sus habitaciones estaban prácticamente a
lado, ambas contaban con balcones los cuales se separan apenas por
unos cuantos centímetros. Ese día Sato estaba afligido pues se
acercaba un festival escolar y estaba encargado de casi todas las
actividades. Daba vueltas y vueltas, preguntándose como haría para
poder tener todo a tiempo. Estaba cubierto con las mantas intentando
dormir aunque fuera un poco, pues tendría que ir a clases muy
temprano si es que quería que toda la organización saliera bien.
Para relajarse decidió
sacar una de sus revistas "prohibidas" de debajo del
colchón de su cama. Dejó apagadas las luces pero con ayuda de la
iluminación que daba su celular pudo ver lo que necesitaba para
satisfacerse. No supo cuanto tiempo exactamente había pasado
mientras lo hacía, pero al terminar quedó exhausto, tanto que solo
alcanzó a limpiar los restos de su "crimen" con un pañuelo
y a subirse la ropa interior. Despreocupado se ocupó en dormir, ya
que la puerta siempre la cerraba con seguro y su madre no podría
entrar.
Cuando por fin había
conciliado del todo el sueño, algo lo despertó, una sensación de
viento sobre su piel, abrió uno de sus ojos con pereza y se percató
de que era su vecino, Marius, quien seguramente había entrado por el
balcón, ya que nunca lo cerraba. Se sobresalto un poco mientras
miraba que el mencionado le había bajado la ropa intima para
masturbarle con su mano, mientras se mantenía sentado sobre su cama,
con su mirada atenta al miembro del mayor.
-Ma-Marius ¿Que estas
haciendo? - murmuro en voz baja pues no quería despertar a sus
padres. El alemán no le contesto y simplemente lo beso mientras
seguía masturbándolo. Shori no sabía que hacer. No sabía si
quitarlo de encima, pegarle, insultarle o dejarle hacer su voluntad.
Finalmente se rindió a ese encanto que solo Marius tenía en él,
dejando que terminara con lo que había comenzado y al hacerlo
simplemente salió por el balcón de vuelta a su cuarto. Sato estaba
confuso al no saber exactamente lo que había pasado, así que
decidió volver a dormir.
---Fin de FlashBack---
Desde aquel día, cada
noche sucedía lo mismo, Yo llegaba a tocarlo, besarlo, desvestirlo y
complacerlo. Estaba seguro de que esas visitas estaban mal, porque
solo las cosas malas se hacían a escondidas. Pero era imposible que
algo que se sentía tan bien fuera algo malo. Lo que lo tenía
alterado cada día, era que a medida de que Marius pasaba las noche
en su habitación lo deseaba más y más, al punto de que varias
veces había pensado saltar sobre él para hacerle todo tipo de
cosas, pero al final no se atrevía.
Se dirigía a su casa
después de la escuela, con varias cosas en su mente, la principal
era siempre Marius, pero ese día tenía la certeza de que algo más
ocurría entre ellos dos ¿ La razón? Ese día era su cumpleaños.
Tenía la esperanza de que ambos pudieran dar el paso decisivo como
regalo de cumpleaños. Al llegar a su casa fue recibido por su
familia, quien le había preparado una fiesta y le había comprado
pastel. La fiesta de aquel cumpleaños fue tan grande como las
anteriores, familia de todas partes fueron a su casa, algunos de sus
antiguos amigos. A pesar de que se divertía y que podía ver a sus
amigos, seguía pensando en Marius, en si vendría a verlo, si podría
tenerlo entre sus brazos aquella noche.
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Toda la celebración
termino hasta muy tarde y Shori ya estaba agotado, pero aún así fue
a su habitación a esperar a Yo. Sin quererlo poco a poco se quedó
dormido y su madre había entrado para cerrar las ventanas del
balcón, ya que esa noche era fría y no quería que su hijo atrapara
un resfriado. La noche estaba oscura, fría y en completo silencio.
Sato despertó por un
ligero ruido a su ventana, se incorporó un poco para ver hacía al
balcón, donde se encontraba Marius de pie, tocando muy suavemente a
su ventana. Sin pensarlo siquiera, Sato se puso de pie y abrió las
ventanas, dejando pasar al menor, quien lo acorralo suavemente hasta
que el japones terminó por quedarse sentado en su propia cama. El
alemán comenzó a quitarle la ropa al mayor de forma lenta y
pausada, sin dejar de mirar en ningún momento directamente a los
ojos de Shori, quien se dejaba hacer a voluntad del otro mientras le
recorría con la mirada una y otra vez.
Una vez que el dueño de
la cama estuvo del todo desnudo, Yo se sentó sobre sus piernas al
tiempo que sus manos acariciaban los hombros y pecho del mayor. Guió
sus manos a sus ropas para que se las fuera quitando mientras lo
recostaba poco a poco en la cama. Cuando ambos terminaron sin ropa
alguna, unieron sus cuerpos, juntando sus pieles mientras Marius
dejaba salir débiles sonidos de placer. Sato no pudo controlarse
más. Abrazando el cuerpo del alemán comenzó a besarlo, mordiendo
sus labios antes de adentrar su lengua a la cavidad del mismo,
recorriéndola con hambre y ansiedad, disfrutando el sabor que poseía
cada uno de sus rincones.
-Marius- murmuraba Shori
en forma de gemido al tener por fin el cuerpo que tanto deseaba entre
sus brazos. Seguía repitiendo su nombre una y otra vez de forma un
poco más ronca pero en voz baja, ya que no podía darse el lujo de
alzar la voz tanto como quisiera, ya que sus padres irían a ver lo
que ocurría. Yo sonreía al ser complacido de escuchar su nombre de
los labios de Sato, quien con sus manos acariciaba su espalda hasta
llegar a sus glúteos, apretándolos con lujuria mientras su cuerpo
comenzaba a sudar. Las manos del menor se concentraban en arrugar las
sabanas ya que una de las manos del mayor se encontraban estimulando
su miembro de forma demasiado ansiosa por el tiempo tan prolongado
que lo había anhelado. A Marius le comenzaba a doler un poco la
forma en que era masturbado, pero aún así se seguía sintiendo de
maravilla, por lo que lo dejo continuar mientras movía sus caderas.
El menor de ambos tomó
las manos del otro para alejarlas un poco de su miembro y así poder
sentarse con delicadeza sobre su abdomen al mismo tiempo que llevaba
una de sus manos hacía atrás para sostener con cuidado la hombría
de Sato, ayudándole a entrar poco a poco al interior de su cuerpo
mientras cerraba uno de sus ojos con fuerza por el dolor inicial al
ser penetrado. Baja poco a poco su cadera para que el mayor estuviera
del todo dentro.
Shori trataba con todas
sus fuerzas para no gemir en voz alta. La sensación de estar dentro
del menor era más que deliciosa, su mano se deslizo hasta la cadera
del alemán, tomándola con fuerza para arremeter contra su cuerpo,
para así estar cada vez más adentro. " Más profundo. Más
fuerte. Más hondo. Más rápido. Sigue. Más". Eran las
palabras que salían de la boca del menor, quien intentaba decirlas
tan bajo como podía para no llamar la atención de los padres de
Sato.
Sus cuerpos sudaban y se
pegaban algunas sabanas a sus pieles, mientras se contenían lo mejor
que podían, uniendo sus cuerpos mientras la lujuria que habían
contenido los días anteriores, se liberaba del todo. Sato entraba
cada vez más rápido en el alemán, casi con frenesí, mientras el
menor yacía bajo él cuerpo ajeno, ya que habían cambiado su
posición, se retorcía ligeramente de placer mientras su pene se
agrandaba un poco más al tiempo que su espalda que arqueaba ante
cada embestida a su interior. Dentro de poco tiempo ambos
adolescentes terminaron eyaculado, uno entre los abdómenes de ambos
y el otro en su interior. Ambos se aferraban a cosas para evitar así
gritar por el placer que sentían.
Pasaron algunos minutos
antes de que los dos se recuperaran poco a poco. Marius fue el
primero en moverse. Tomó sus ropas y se vistió sin haber siquiera
limpiado el semen de su abdomen. Shori se quedo mirándolo sin
comprender del todo lo que hacía hasta que se dio cuenta de que
estaba a punto de salir de su habitación para volver a la suya.
-Espera...Marius -murmuró
poniéndose de pie para estar cerca del nombrado.- No quiero que te
vayas.- Estuvo a punto de tomarle la mano pero el alemán se alejo
para pasar al otro balcón. Le sonrió y le dio un ultimo beso antes
de entrar a su habitación.
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Cada día desde entonces,
se veían por las noches para poder unir sus cuerpos. Y aunque no era
una relación que pudieran contarle a todo el mundo, se amaban de una
forma un tanto extraña. Pero seguía siendo amor, desde entonces y
para siempre.
FIN.
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