27 nov 2013

Disfraz.

Les traigo un nuevo fic por el cumpleaños de So!
Sé que es corto y que taré mil años en subirlo,
Pero es culpa del maldito openoffice
Que no quería corregir
Así que usé otras cosas
Pero  lo importante es que ya está
Feliz cumpleaños So! 
Que aún es tu cumpleaños aquí ¬¬
Que conste!
Y no está bien corregido xDD pero se hace lo que se puede!





                                                                             



Disfraz.   



-Vamos So, no puede ser tan difícil.- Dijo Marius a su compañero quien estaba sonrojado manteniendo sus ojos cerrados.

-Guarda silencio, es difícil para mí.- Murmuró con nerviosismo.

-Solamente déjate llevar.- Perdía la paciencia.

-Trato de concentrarme.-

-Pero me estoy cansando de sostenerlo.-

-No está pesado, solo mantenlo firme en su lugar. Además es algo vergonzoso, deja que me tome mi tiempo. -

-Solo tienes que acercarte un poco más, simplemente roza tus labios con él y será suficiente para que terminemos.-

-Pero yo no quiero que sea un simple roce, quiero que mis labios presionen por completo.- Abre uno de sus ojos para verle.

-Ya me cansé, tomemos un descanso.- Dijo el más joven bajando sus brazos con los cuales sostenía un peluche de un caballo el cual medía la mitad de su cuerpo.

-Vamos Marius, si no lo sostienes no podré practicar.-

-Pero llevo más de diez minutos sosteniéndolo y no te has animado a acercarte siquiera a cinco centímetros. -

-Pero Mari, necesito práctica.-

-Solo es un descanso, seguiremos más tarde.-

-Está bien.-

So se dejo caer en la cama del otro al estar ya cansado. Desde hacía más de dos horas que  había llegado a su casa, pues el día anterior había invitado a una chica de su curso a una cita, el problema era que al mayor le daba mucha pena cualquier tema relacionado con el romance.  Había pedido la ayuda de Yo ya que era el único que no se burlaba de su problema, además que era el chico más romántico que conocía.

Habían intentado antes varias cosas que el mayor pudiera hacer, fallando de forma espectacular en cada. En los abrazos So era demasiado tieso y mecánico, por lo que lo habían descartado por completo; en las palabras como: “te quiero” o “me gustas” era aún peor, tartamudeaba y ni siquiera podría completar la frase por mucho que tratara; tomar la mano a alguien era completamente imposible, pues no podía acercarla, además que se ponía tan nervioso que sus manos sudaban demasiado.

-Insisto en que no es tan difícil, ella te gusta ¿no?-

-Pues...-

-Entonces solo piensa en lo que de gusta de ella y seguro que todo irá de más natural.-

-Lo que pasa es que... ¿Qué es lo que a los chicos les  debe atraer de una chica?- Al escuchar esa pregunta, el alemán quedó de piedra.

-¿Qué, qué? - Se subió al  peluche de caballo que tenía, sentándose en el pedazo de tela que simulaba una silla de montar, y se inclinó para abrazar la cabeza del caballo. - Esas preguntas son muy raras, pero si tuviera que responder sería por que tienen una piel blanca y tersa, labios suaves, lindos ojos y se sonrojan con facilidad.-

-Pero Mari, tú tienes una piel linda y blanca, tus labios se ven bastante suaves y te sonrojas con mucha facilidad, además que tus ojos son bastante excepcionales.-

-¡Pero no soy una chica!-

-Eso está claro, pero tienes las cosas que le gustan a los chicos.- Se sentó sobre la cama para ver al menor directamente, tragándose una pequeña risa ya que el más alto tenía sus mejillas de color rosa.

-Pero soy un chico, así que no le puedo gustar a otro chico.-

-¿Por qué no?-

-Ya déjate de preguntas raras y sigamos practicando para que tu cita de mañana sea exitosa.-

-Está bien, pero no sé si vaya a resultar bien.- Murmuró mientras se levantaba de la cama del menor para sentarse en el suelo.

-Tú solamente concéntrate en intentar besar al peluche.- Dijo Yo, quien se balanceaba de adelante hacia atrás sobre el caballo; aunque el caballo no se movía ni un poco en los movimientos realizados por el otro pues sus movimientos eran bastantes suaves. De vez en cuando se movía solo un poco, pero rápidamente volvía a su posición original.

-¿No vas a sostenerlo?-

-No, ya tengo los brazos cansados. Agáchate. Además, según sé la chica a la que invitaste a salir es más baja que tú.- Dijo esto último con un ligero tono de enfado, el cual So no alcanzó a notar.

-Pero no te muevas tanto.- Se puso en cuatro sobre el piso para estar a la altura del muñeco de felpa, al tiempo que Marius seguía balanceándose.

Matsushima cerró los ojos mientras se acercaba poco a poco intentando besar el hocico del caballo. Se acercó un poco más y de un momento a otro lo que jamás creyó posible, paso. Un beso. Pero no imaginó que el peluche fuera tan suave y... ¿cálido? Abrió sus ojos de par en par y se sobresalto un poco al darse cuenta de que a lo que estaba besando eran los labios del alemán, quien al estar  balanceándose sobre el caballo de peluche, perdió el equilibrio y se fue hacia adelante y por accidente fue besado por el mayor.

Ambos se quedaron mirando unos segundos el uno al otro, al tiempo que sus mejillas se tornaban rojas. Yo fue el primero en separarse y al hacerlo se tapó la boca.

-Lo siento.- Susurró So, desviando ligeramente su vista al estar avergonzado.

-Fue un accidente.- Miraba al japonés aún sonrojado.

-¿Sabes? Le pedí a esa chica una cita porque mis amigos me obligaron. Pero ni siquiera sé cómo se llama.-

-¿Eh?- Le miraba un tanto extrañado sin saber porque le decía aquello.

-Yo creo que...- Bajo un tanto la mirada.- Me gustas, Mari.- Levantó su vista para ver la reacción de su amigo, quien no le cabía en la cabeza lo que acababa de escuchar.

-¿E-eh?- Lo miraba sin comprender aún lo que ocurría, solo miraba atentamente, esperando otra reacción además de la sorpresa.

-¿Qué piensas sobre mí?- So le miraba impaciente por una respuesta.

-Pues...eres mi mejor amigo, ya lo sabes, pero...- Calló un momento mientras bajaba su mirada, sin saber muy bien como continuar. So era su amigo, uno  muy uno importante y al que le profesaba un especial afecto. Pero no sabía si iba  más allá o era simple amistad. Era cierto que su amigo le parecía atractivo, pero no era para que le gustara ¿o sí?

-Mira, Mari, es mejor que vaya, no quiero incomodarte. Creo que he dicho algo de forma precipitada.-

-No es que me molestes, es solo que no sé si tú me gustas a mí o no.-

-¿Estás dudando que contestarme?- Preguntó el mayor, mirándole con algo de curiosidad y sorpresa.- ¿Por qué lo estás dudando?-

-¡No lo sé!- Respondió algo alterado ante tanta insistencia junto con los nervios que sentía.- Quizá debamos... no sé... intentar algo para sacarme de dudas.- Susurró con sus mejillas sonrojadas.

-¿Como qué? - Preguntó el mayor mientras se queda viendo a su amigo, quien se acercó al otro para tomar su  mano e ir ambos a sentarse ambos sobre la cama del menor, uno al lado del otro.

-¿Te parece si probamos cosas que hacen las parejas? Si alguna me incomoda puede que sea porque no me gustas.- Le murmuró un tanto bajo tanto por estar un poco nervioso como para no llamar la atención de su familia que se encontraba en la planta baja, justo bajo su habitación.

-No sé si sea buena idea. Pero no se escucha mal.- Miraba atentamente al alemán, alzando ligeramente su mirada por la diferencia de estatura. -¿Qué deberíamos probar primero?-

-¿Tomarnos de la mano? - Preguntó dudoso mientras alzaba su mano para ofrecerla al mayor, el cual alzo la propia para tomar cuidadosamente la ajena, entrelazando lentamente sus dedos mientras mantenía su vista sobre las manos de ambos.

-¿Te incomoda?- Marius negó suavemente con su cabeza. - ¿Ahora probamos un abrazo?- El menor simplemente asintió  antes de alejar su mano de la ajena para ser él quien se acercara para abrazar al japonés, quien luego de unos segundos terminó por corresponder el abrazo con suavidad, haciéndolo por la cintura ya que era de donde mejor alcanzaba, el otro lo hacía por sus hombros, haciéndolo con un poco de fuerza.

-Tampoco me molesta.- Le susurró sin alejarse del abrazo.- Dí que te gusto.-

-¿Eh?- Lo miró bastante nervioso al escucharlo a la vez que su cuerpo temblaba un poco por los nervios.- ¿P-para qué? - Tartamudeaba.

-Para saber si me incomoda.- Se separó un poco para así poder mirar directamente a Matsushima.

-Está bien.- Susurró mientras se esforzaba por no desviar la vista, manteniéndola sobre la del menor.- Me gustas, Marius. - Dijo como en un suspiro al tratar de no tartamudear, y al notar que lo había conseguido, no puedo evitar sonreírle inconscientemente a Yo. El europeo entrecerró sus ojos un momento mientras colocaba una de sus manos sobre el pecho del mayor, recorriéndolo suavemente al tiempo que el japonés se estremecía ligeramente por las caricias.

-No parece preocuparte mucho que en cualquier momento puedan venir mis padres a ver que estamos haciendo.- Susurró el alemán mientras observaba detenidamente al otro, quien se sonrojo de sobremanera al sentir una de las manos del menor sobre su entrepierna, acariciando el bulto que sobresalía en los pantalones del más bajo. Intentó cubrirse con sus manos tanto como fuera posible, hasta que el de tez nívea habló. -Esto tampoco me molesta ¿Qué te parece si vamos más allá?- Dijo Yo antes de ponerse de pie para cerrar con seguro su habitación y enseguida sentarse a lado de Matsushima, el cual lo miraba sin comprender del todo.

El mayor se sonrojaba cada vez más al sentir que el más alto se acercada cada vez más a su cuerpo, guiándole poco a poco al lugar donde su cama se unía con la pared, mientras una de sus manos se colocaba sobre su hombro, subiéndola poco hasta tocar muy suavemente los labios de Matsushima al tiempo que se miraban a los ojos y sus rostros se acercaban cada segundo más hasta que sus labios comenzaron a rozarse suavemente entre ellos, siendo Marius quien los juntara por completo por una fracción de minuto, cosa  que para So fue bastante largo, pues era la primera vez que besaba a alguien, en especial a alguien que le gustaba. Un segundo después se separaron tan solo un poco para mirarse un momento más a sus ojos. So negaba suavemente con su cabeza al notar que el alemán volvía por otro beso, a pesar de la negativa del japonés, dejo que lo besara sin oponer ni la más mínima resistencia. Sus labios se unieron a los ajenos por un tiempo más prolongado, moviéndose ligeramente a lado y lado para sentir un poco  más los labios del  mayor antes de volver a separarse.

Matsushima fue quien esta vez tomó la iniciativa, juntando sus labios al tiempo que ambos cerraban sus ojos. Yo ladeó un poco su cabeza para así poder besarle mejor, dejando sus labios entreabiertos para que el más bajo lo hiciera también, y al hacerlo, introdujo lentamente su lengua en la boca de So, el cual se sobresaltó ligeramente por la intromisión. Sus lenguas se entremezclaban poco a poco, dejando pequeños y finos hilos de saliva entre ellas. Se enredaban una con otra fuera de sus bocas mientras Marius dejaba salir pequeños gemidos ante la placentera sensación de la lengua del japonés contra la suya.

Poco a poco el alemán se había sentado sobre las piernas del nipón, quien lo recibió gustoso al tiempo que sus manos se movían algo inquietas sobre las ropas del dueño de la habitación, quien succionaba su lengua hasta quedar dentro de su boca y con sus manos quitaba la parte de arriba del uniforme del de tez más oscura, quien se sonrojo bastante al contacto de las manos de Yo contra su piel desnuda.

Yo guió las manos del mayor hasta su trasero, para que pudiera apretarlo sobre la ropa. Matsushima simplemente seguía los movimientos que el menor le indicaba, acariciándole más que gustoso,  al estar apretaba y masajeaba  ligeramente el  trasero del europeo, quien se separo de sus labios y le gemía al oído a volumen bajo. Se encontraba frotándose ligeramente contra el cuerpo del mayor, para luego separarse un poco del japonés, para así bajarse de sus piernas y empezar a quitarse la ropa, al llegar al punto en el que estaba comenzando quitarse el pantalón, el cual dejaba ver su ropa interior de licra de un color rosa bastante llamativo, dándole a So más ganas de quitársela. El japonés lo volvía  a acercar un poco a su cuerpo y así poder quitarle el resto de la ropa, dejándole solamente la ropa intima, admirando por un momento el cuerpo semi-desnudo del alemán quien se sonrojó un poco por la forma en que su cuerpo era recorrido por la mirada del mayor.

-Marius.- Susurró Matsushima antes de abrazar al menor en busca de contacto entre sus cuerpos, al tiempo que el otro notaba como el cuerpo del japonés aún temblaba un poco.

El más alto decidió tomar el control de la situación, aprovechando el estar cerca del más bajo para poder quitarle el cinturón de las trabillas del pantalón, dejándolo sobre la cama, cerca de la ropa que antes le había quitado. Sin dejar de mirar los ojos de So, procedió a quitarle poco a poco el pantalón, dejando ver el bulto entre su ropa interior. Matsushima se intentaba cubrirse, apenado tanto por su erección como por el estampado tipo “play boy” de su ropa interior.

-Linda ropa.- Dijo en modo de burla el europeo, a lo que el de tez morena desvió su mirada estando bastante sonrojado.- Me gusta. -Su tono de voz cambió a uno más obsceno, al tiempo que tomaba las manos del mayor para que dejara de ocultarse y lo abrazará, aprovechando para acercarse más a él  y así poder besarlo, cerrando del todo sus ojos, mientras una de sus manos bajaba poco a poco hasta toparse con el miembro erecto del japonés, quien se alarmó un poco ante el tacto, dejando salir un suave gemido contra los labios de  Yo que excitado al escuchar el ruido por parte del mayor, adentró su mano bajo la ropa interior del otro para chocar directamente su hombría.

El nipón arqueaba su espalda ante la calidez de la mano del menor, quien aún lo miraba directamente a los ojos, aumentando la excitación del mayor, dejando salir un gemido más al igual que un poco de liquido pre-seminal, provocando que intentara cerrar sus piernas por la vergüenza, pero el otro se había colado entre sus piernas para evitar que las cerrara.

Yo siguió masturbando el miembro del más bajo, al tiempo que este se retorcía ligeramente y dejaba salir pequeños suspiros, gemidos y jadeos, cerrando del todo sus ojos para disfrutar la forma en que su  miembro era estimulado, para luego abrirlos para así deslizar una de sus manos sobre la hombría del menor, aún por encima de su ropa interior.

Marius levanto sus caderas para quitarse del todo la ropa íntima, dejando ver su miembro erecto. So miraba asombrado el “pequeño” detalle de Yo, un tanto impactado por el tamaño que tenía a su edad y al estar ambos totalmente desnudos. Matsushima pasaba la punta de sus dedos sobre el pene del alemán, quien emitía un suave suspiro mientras su miembro se elevaba un poco más por sí solo, haciendo estremecer un poco al mayor quien lo tomaba del todo en su mano para apretarlo suavemente al tiempo que miraba tanto los ojos del menor y bajaba su mirada para volver su miembro.

So sintió como el de tez clara lo jalaba suavemente hacía él para volver a besarlo, obligándole a soltar su miembro mientras lo recostaba poco a poco contra la cama, colocándose el alemán sobre el japonés, haciendo que sus miembro chocaran suavemente el uno contra el otro.

El japonés había abrazado al europeo por los hombros tratando de tragarse tantos gemidos como podía, pues le era bastante difícil al no estar acostumbrado a tanto placer dado con tantos roces sobre su pene, el cual le comenzaba a doler un poco al no ser lo suficientemente estimulado.

Marius se había acomodado su propio cuerpo para lamer lentamente el miembro del mayor, dejándolo totalmente húmedo. So se alarmó al sentir que el alemán bajaba con su  lengua hasta llegar a sus testículos, haciendo que abriera bastante sus ojos antes de entrecerrarlos para acariciar algunos de los cabellos del otro  como si fuera algún tipo de “recompensa” por hacerlo bien. Pero no supo qué hacer al sentir como Yo bajaba más al tiempo que levantaba una de sus piernas para poder lamer la entrada del mayor, quien se retorcía ligeramente por la sensación tan nueva que le causaba algo entre placer y bastante vergüenza. La cadera del japonés se elevaba de poco en poco, hasta que Marius colocó una de sus manos sobre su cadera para obligarlo a bajarla por completo.

El oriental se alteró de manera un tanto violenta al sentir como el más alto introducía su dedo medio dentro de su cuerpo, haciéndolo poco a poco, sacándole un pequeño gemido de dolor.

-¿Q-que haces...Mari?- Susurró Matsushima al notar que le era introducido un segundo dedo.

-Tranquilo.- Besó suavemente su pecho para intentar calmarlo al tiempo que dilataba su entrada.

Matsushima se limitó a obedecerlo y trataba de tranquilizarse y así dentro de poco se calmó el dolor conforme los dedos del más alto entraban y salían de su interior, dejándole una sensación extraña pero bastante placentera.

El alemán, al asegurarse de que estaba bien dilatado, sacó sus dedos para volver a besarlo. Al comenzar a enredarse sus lenguas, Yo  se coló entre las piernas del japonés, acariciando muy lentamente su miembro, disfrutando de cómo reaccionaba el mayor ante cada toque mientras su propio pene rozaba ligeramente contra la entrada del más bajo.

So se encontraba correspondiendo el beso, dejando que su propia lengua se uniera del todo con la ajena, la cual jugaba con la propia a su completo gusto; llevándola de aquí hacía allá, acariciándola por encima, por debajo y por los costados, haciendo que el más bajo se estremeciera varias veces.

Marius comenzaba a introducirse poco a poco dentro del recto del mayor, quien mantenía sus piernas a lado y lado del cuerpo del alemán, jalando ligeramente las cobijas de la cama al no poder aguantar del todo el dolor que sentía al ser penetrado. So aún no entendía como exactamente habían llegado a esa situación. Para ser sinceros, no le desagradaba en lo absoluto la situación en la que se encontraban, aunque desde luego no imaginó que su posición fuera esa, todo lo contrario, pensaba que Marius terminaría debajo de él. Debía admitir que aunque no era la situación con la que había fantaseado durante tanto tiempo, no le desagradaba en lo absoluto.

Yo iba poco a poco aumentando la velocidad en que penetraba el interior de su cuerpo, mientras el de tez oscura intentaba por todos los medios de mantenerse callado, mordiéndose el antebrazo para reprimir sus gemidos, los cuales eran cada vez más fuertes y frecuentes, pues en cada embestida el menor le mostraba que podía ir más adentro de lo que él llegaba a imaginar.

Matsushima se había corrido un par de veces sobre su propio abdomen por las ocasiones que el menor golpeaba su interior en ciertos lugares que le ocasionaban varios espasmos en todo su cuerpo hasta el punto en que eyaculaba sobre su propia piel. Marius hacía lo posible por mantener al mayor callado, pues sabía que su familia estaba debajo y podía ser escuchado en cualquier momento.

Después de unos minutos más, los cuerpos de ambos sudaban bastante, pero Yo era un poco más brusco  con el mayor, teniéndolo entre sus brazos sin soltarlo ni un solo momento. Sintiendo como estaba a punto de llegar a un orgasmo, lo abrazó con fuerza, llenando el interior del mayor quien arqueaba su espalda a un grado casi imposible, al tiempo que cerraba sus ojos del todo, mordiéndose el antebrazo para evitar gemir en lo posible, sacando poco después sangre al morderse, causándole algo de preocupación al más alto, quien inmediatamente salió de su interior para intentar calmar las lagrimas del mayor, las cuales habían salido por una extraña mezcla entre dolor y placer. Matsushima abrazaba al europeo, quien lamía su sangre al tiempo que él mismo se limpiaba las lágrimas con su mano libre.

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Luego de que ambos se vistieran, se sentaron en la orilla de la cama y Matsushima estaba entre nervioso y avergonzado por lo ocurrido anteriormente.

-Pues...No me ha incomodado en lo absoluto.- Murmuró Yo, mientras miraba fijamente, recordando que ese día cumplía años el mayor, y que mejor que decirle lo que estaba sintiendo en el momento como si fuera una especie de regalo.- Me gustas, So.-

FIN.

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