24 dic 2015

Mi Muñeca.


Mi Muñeca.





Hace mucho tiempo que Kikuchi se había fijado en Marius Yo, la razón era simple, la primera vez que lo miró pensó que parecía como una muñeca, se veía con ese perfil perfecto, ese cabello jamás desacomodado, sus ojos de un color poco usual, todo él era sencillamente perfecto aunque a él mismo le dolía admitirlo.

-¡Oye, Marius! - Le había gritado el mayor  al nombrado, quien  volteó a verlo de inmediato, habían terminado los dos su trabajo por ese día con la compañía.- Se me ocurrió algo.- Se le había acercado y estaba hablando con él, mientras sus tres compañeros seguían en las grabaciones de su voz para un comercial para el nuevo disco.- Mientras estos tres terminan con esto ¿Qué tal si  nos echamos un pequeño descanso y nos vamos  a pasear un rato?.- Dijo Fuuma como propuesta al menor.

- Claro, solo será un momento y después podemos venir a felicitarles por acabar su trabajo.- Yo sonrió mientras miraba a Kikuchi, que para su fortuna estaban casi igualmente altos y no tenía  que fijar su vista más abajo, ya que eso lo hacía sentir mal, como si fuera superior a alguien, cosa que no quería, mucho menos con sus amigos. El mayor había tomado de la mano a su compañero para salir juntos del estudio y así poder ir a donde les llevara la suerte, aunque el japones tenía otros planes para aquella tarde.- ¿Qué hacemos en este lugar, Fuuma-kun? - Miraba a los alrededores, al estar en un centro comercial en donde la mayoría de las tiendas exhibía ropa para mujeres.

-Vinimos a  comprobar algunas cosas en las que tengo duda. Siempre me he preguntado si te queda toda la ropa de chica como he visto hasta ahora.- Miraba de reojo a Marius, quien había  hecho una mueca de disgusto.-

- Deja de decir esas cosas, no soy una chica.-

-No dije que lo fueras, pero te queda muy bien ese estilo de ropa, debe ser ese aire que de europeo que eres.- Dijo de forma calmada mientras, a razón de fuerza disimulada, lo llevaba a donde vendían ropa para adolescentes.

Marius se había sonrojado ligeramente por las últimas palabras del menor para luego cambiar su semblante a uno de orgullo.- Debe ser por eso, pero para que aprecies bien lo que es un corte heidelburgués.-  Decía con todo su orgullo a flor de piel antes de entrar a la tienda como si fuera de lo más normal.

-Heidel..¿qué? -  Se preguntaba un confundido Fuuma que había ido tras él.

Después de media hora habían salido con  varias bolsas de ropa, las cuales habían puesto todas en una sola para mayor comodidad, para que Marius pudiera ponérsela fuera de  la vista general del público, terminando en  un terreno del todo solitario, donde Marius comenzó a quitarse  la ropa para así poder ponerse el tipo de ropa que entre los dos habían escogido entre los dos.

Schmich llevaba varios cambios al probarse la ropa, terminando  por quedarse con una falda algo holgada de color  palo de rosa, la cual le llegaba poco más arriba de las rodillas, junto con una blusa con botones de color plateados, mientras la blusa era blanca, acorde a unos zapatos que Fuuma le había comprado a recomendación  de una de las dependientas. Dio una vuelta sobre sus propios tobillos y así le comienza a modelar a Fuuma, quien  lo miraba detenidamente.

-¿Cómo me queda? - Le miraba mientras sonreía.

- Me sorprende que, aún a tu edad, apenas y tienes vello  en las piernas, eso es bastante peculiar... - Miraba atentamente sus ajenas piernas al  hacer notar esto al haberlo comentado.

El alemán se había cubierto como había podido al estar avergonzado.- Calla, aún estoy creciendo, no sabemos qué o como pasará.- Dijo ofendido.

-Yo nunca he dicho que te queda mal o algo por el estilo, al contrario te queda bien- sonrió y se le acercó para verlo mejor.

-Gracias, Fuma.-  Dijo orgulloso y  estaba dando una vuelta más para mostrarle su vestuario al mayor, más cuando quedó frente a él  nuevamente, Kikuchi lo había abrazado por la cintura y acercó tanto su rostro al ajeno para hacer coincidir sus labios con los del menor. El europeo se sorprendió a más no poder, abriendo sus ojos de par en par para después solamente aprovechar aquel instante, después de haber visto la calma en los ojos del mayor, terminando  por cerrar suavemente sus ojos y corresponder  suavemente el beso mientras cerraba sus ojos.

Era normal hacer algo así en la gran familia de los Johnny's Entertainment, al menos así lo pensaba Marius, quien se dejó llevar por aquel beso el cual poco a poco se estaba profundizando llegando  a entremezclar sus lenguas, haciendo jadear ligeramente al menor, quien  dejaba rastros de su saliva  en la lengua contraria. El rostro del europeo se había coloreado ligeramente  por el ritmo que llevaba el beso junto con tener los brazos cálidos del mayor alrededor de su cintura.

Julius se despegó del beso al serle difícil respirar, tomando grandes bocanadas de aire con su boca, mientras con sus ojos entrecerrados miraba al mayor, el cual le sonreía al ver lo agitado que estaba.

-¿Te gusta esto, Marius? - Preguntó Kikuchi  mientras acariciaba con cuidado sus caderas.

- Humm...- Fue su simple respuesta afirmativa, pues al estar demasiado avergonzado y apenado, no tuvo la conciencia para decir algo  más.

Un pequeño brinco de  sobresalto recorrió el cuerpo del menor al notar  como la mano del mayor se había escabullido por debajo de la falta que usaba hasta llegar a su ropa interior, que a pesar de haber comprado ropa interior para chica, él simplemente no la usó, llevando sus cómodos bóxer de licra los cuales al ser tan delgados que sentía los dedos de Fuuma con nitidez.

El mayor  disfrutaba el tener la piel nívea del otro debajo de sus dedos,  aún encima de su ropa interior, sonreía al sentir como sus extremidades podían sentir del todo la piel del otro, alcanzando a sentir cada tensión de los músculos de su trasero, ya que ahí era donde estaba tocando de forma calmada. Podía sentir como el cuerpo de Marius tenía pequeños temblores por la forma en que era tocado, pero las sus manos del pequeño, se aferraban a  sus ropas mientras cerraba sus ojos, como si tuviera algún tipo de consuelo mientras se resignaba a ser tocado.

El occidental estaba  dejando sus dedos  ir discretamente por la debajo de la tela que cubría la intimidad del menor, tocando directamente la piel de aquella persona que lo hacía desear cosas tan impensables en aquellos días antes de conocerlo. Al meter  parte de su mano entre los glúteos del  europeo, escuchó claramente un  jadeo departe de este, y sin mayor dificultar bajó la ropa interior del menor  para poder quitársela, haciéndolo con cuidado antes de alejarse del todo, notando una semi-erección en el miembro del menor, siendo apenas notable debido a lo holgado que estaba la falda que en ese momento usaba.

-Vamos Marius, regresemos al estudio, no podemos estar aquí.- Cuchicheó Kikuchi al alemán, quien  se sorprendió un poco al ver que el mayor se había llevado la ropa que antes usaba, dejándolo con sola ropa de mujer para vestir, al igual que sin ropa interior.

-Pero... Fuuma... - Dijo en un jadeo mientras se cubría la entrepierna.

- Nada Marius, nada, vamos así.- Sacó de entre sus cosas unas gafas de sol para que disimulara bien su identidad ajena.- Vamos, te daré tu ropa en el estudio.- Le sonrió.

-Pero Fuuma... ¿Qué pasará si te ven? -

-Nada, dirán que estoy con mi linda novia.- Dijo mientra pasaba su mano por detrás de la cintura del menor para cercarlo a él.

-P-pero...- Fue silenciado al sentir  como sus labios eran pintados con un brillo labial, al cual antes había sido comprado en la tienda.- F-Fuuma-kun... - Susurró mientras lo miraba.

-Así parecerás más mi novia, Marius, tú no te preocupes, déjalo todo en mis manos. - Sonrió  antes de acabar de ponerte el brillo labial y guardarlo antes de entrelazar del todo sus manos y Fuuma jaló gentilmente a Yo para que llevarlo de regreso al estudio, mientras llevaba toda la ropa que antes el menor había usado, poniéndola  en la bolsa donde estaba el resto  de la ropa que habían comprado.

Habían estado caminando por la ciudad para así llegan al estudio y varios aficionados del grupo habían identificado a Fuuma y algunas se decepcionaban, otras se emocionaban, era un caos. Marius había pasado del todo por desapercibido, pues tenían más atención en Kikuchi, pero para desgracia del alemán, al estar sin ropa interior, la falda rozaba constantemente contra su miembro y al percatarse de la miradas ajenas lo ponían aún peor. Con sus brazos hacía de todo para intentar ocultar su miembro casi del todo erecto, más el mayor se había dado cuenta de esto y le dio la bolsa con la ropa que estaba guardad, para que así se pudiera cubrir sin llamar demasiado la atención.

Para la fortuna de ambos, habían llegado por fin al estudio de grabación, aunque los otros tres no habían acabado todavía, y no  había sido porque les saliera mal, sino que tuvieron un corte de energía, por suerte lo antes grabado había sido guardado y estaban aún intentando arreglarlo, mientras los otros tres intentaban practicar para que todo les saliera bien. Marius a prisa se fue a una habitación para irse a cambiar, siendo esta  el almacén, para así no ser descubierto  y poder cambiarse de a su propia ropa, aunque se detuvo el notar que  su miembro se había erguido del todo y  se podía ver por encima de la falda, debido al bulto que causaba su excitación.

-Por una vez no pasará nada.- Susurró para sí mismo antes de tomar su propio miembro por encima de la tela de la falta para comenzar a masturbarse. Suaves jadeos salían de su boca, un craso error, ya que debido a estos Kikuchi logró encontrarlo al prestar  mucha atención para saber donde se encontraba el menor cambiándose, y entró con cuidado al almacén, al notar lo que hacía sonrió y sin hacer ni un solo se puso a su espalda sin tocarlo aún.

Yo estaba masturbándose  cada vez con más rapidez, pues la tela era muy suave al ser de seda y le hacía sentir bastante bien, pero justo cuando iba a eyacular, echó su  cabeza hacía atrás por el placer que él mismo se brindaba, más al notar algo tras su cabeza, el pecho de Kikuchi, su cuerpo se tensó y se alejó y al no saber quien era estaba a nada de gritar, más su boca fue cubierta por la mano del mayor.

-Tranquilo Marius, soy yo.- Le susurró antes de dejar  de cubrir su boca.- ¿Quieres seguir en donde nos quedamos antes? - El alemán simplemente asintió antes de darse media vuelta y colocar sus brazos alrededor del cuello del menor y así poder abrazarle para poder unir sus labios al tiempo que cerraba sus ojos. Fuma sonrió al notar el modo en que  era aceptado de tan buena manera, al estar correspondió el beso de momento en que un tiempo a otro los dos jugaban con sus lenguas, mientras una de sus manos mano acariciaba los glúteos del menor por encima de aquella prenda que portaba, provocando que Julius se apegara más al mayor, quien no tardó en notar la erección que aún tenía el menor, haciéndole sonreír mientras apretaba el trasero del europeo.

-F-Fuuma... - Jadeó ligeramente el menor entre el beso.

-Date la vuelta.- Le susurró al oído después de terminar el beso entre los dos. Marius  dejó ir un pequeño quejido de su garganta, no quería dejar los labios de Fuuma pero tenía que hacerlo porque quería obedecerlo, y sin más dio la vuelta para volver a quedar con su espalda hacía el mayor. -Justo así.- Susurró el mayor antes de  besar ligeramente el cuello del alemán, quien se arqueó ligeramente al tiempo que su cuerpo se tensaba.

-¿Q-qué haces... Fuuma? - Preguntó  agitado ante la sensación del beso.

-Ayudándote con esto.- Susurró antes de pasar la punta de su índice sobre el miembro ajeno, a lo que el alemán se sobresaltó y jadeo ligeramente para después  cerrar sus ojos para dejarle hacer su voluntad, mientras el mayor  con una de sus manos masturbaba al otro por encima de la falta que portaba y con la otra se desabrochaba sus propios pantalones.

Kikuchi se acabó de desabrochar sus pantalones para bajarlos a la mirad de sus muslos, haciendo lo mismo con su ropa interior dejando ver su erecto miembro mientras masturbaba el ajeno con lentitud para que el menor se fuera acostumbrando a sus manos, aunque el alemán  se estaba excitando mucho más al  sentir unas manos que no eras las suyas sobre su miembro, haciéndolo jadear y gemir con suavidad.

Marius se sobresaltó al sentir como algo que rozaba contra su trasero, haciéndole sentir al principio un poco de miedo al pensar en lo que pensaba el mayor al momento de hacer eso, aunque después sus pensamientos cambiaron a una ligera  lujuria al notar que seguía el mismo ritmo que tenía su mano sobre su propios miento, al tiempo del  miembro ajeno sobre su propio trasero, dándole una idea que le cruzó un segundo por la mente, y con cuidado llevó sus manos a la cadera del mayor para detenerlo y enseguida   moverse por sí mismo para que el miembro del mayor se frotara con más fuerza y rapidez en su interior.

El japones se alteró al notar la forma en que el menor se frotaba contra él, sonriendo al sentir como  era una suplica silenciosa de que siguiera más rápido  con el ritmo que tenía  sobre su pene, ocasionando que  que el menor jadeara con fuerza al ver cumplida su súplica por la atención de su urgencia por más, parando de moverse para el nipones  siguiera el ritmo que desease.

Kikuchi  no pudo contenerse más y  con una de sus manos levantó la falta del menor, para así restregarse directamente contra su piel, dejando salir un claro gemido. Julius sonrió al sentir como había gemido tan cerca de su oreja, más arqueó su espalda al sentir como algo que invadía su interior,  y no fue otra cosa que el falo del mayor que había entrado por hasta su recto, lo cual  le había dolido enormemente, haciendo que intentara alejarse, pero el mayor lo había tomado con fuerza por la cintura para que no se escapara y así poder penetrarlo completamente.

-Fuu...Fuuma... Du... Duele... - Dijo jadeante entre sollozos  al doler tanto que le era difícil hablar como debía.

-Tranquilo, Marius, todo pasará, solo relájate y pronto se sentirá de maravilla.- Le susurró en el oído.- Sé obediente y cálmate.-

El Europeo sintió como si se derretía al escuchar la voz de Kikuchi en su oído, era una voz realmente relajante y hermosa que al mismo tiempo también le excitaba, ya que le parecía demasiado sexy. Al sentir como el interior del menor se aflojaba, su amante salió un poco,dejando  que un escalofrío recorriera la espalda del menor, quien se sonrojó al sentir  como el miembro del otro volvía a entrar en cu cuerpo.

Un ritmo se había formado entre los dos, el menor de ambos había quedado ya sin ropa, y Kikuchi solamente con su pantalón a la mitad de sus piernas. Ambos habían quedado conformes  con el ritmo que habían conseguido, Marius  aferrándose a Fuma, quien embestía contra su cuerpo de forma rápida y con cierto ritmo, pues no quería dejar de darle placer al tiempo que  disfrutaba el placer que su "muñeca" le estaba dando, al tiempo que tocaba su nívea piel, tan perfecta, que tenía a su vista. Yo se agarró con fuerza del cuerpo ajeno, al estar a nada de correrse, cerrando fuertemente sus ojos entre gemidos y jadeos.

-Fuuma.- Dijo en un jadeo mientras el mencionado jugaba con sus pezones, tomándolos y  presionándolos entre sus dedos. Aún gimiendo y jadeando, repitió nuevamente el nombre de su compañero al tiempo en que se masturbaba a sí mismo con una de sus manos antes de correrse de una manera bastante espesa, ya que hacía bastante tiempo que no se había dado el gusto de eyacular. El de piel más oscura se había corrido después del alemán, ya que este había apretado todo su cuerpo y con él su recto, terminando por eyacular dentro del menor, cosa que le hizo gemir aún más que cuando había entrado en su cuerpo la primera vez.

Ambos cansados y llenos de sudor se miraron y no pudieron evitar abrazarse antes de darse un pequeño beso. - Gracias por ayudarme, Fuuma-kun.- Le susurró, con un ligero todo empalagoso,  antes de colocarse su propia ropa, más al casi terminar de ponérsela sintió algo raro recorrer sus piernas y se sonrojó  al saber lo que era, el semen que  Kikuchi había  dejado en su interior.

-Debes limpiar  eso primero.-Sonrió mientras lo miraba. Sí, al final adoraba esa hermosa muñeca que  había hecho suya.

-¡Cállate! - Se había acabado de vestir y salía de la bodega todo digno.- Sí, era a quien más amaba Fuuma en el mundo, esa muñeca perfecta que tan orgullosa era.
Amaba a Marius. Fue lo que pensó mientra veía que los demás miembros por fin habían terminado con lo suyo y los cinco se iban a sus respectivas casas, aunque Kikuchi y Yo habían olvidado algo importante para recordar aquél día, la ropa que habían comprado juntos aquel día, pero de cualquier modo, habían dejado rastros por todos lados de su pecado así que  ¿Qué más daba si los encargados, aún si sabían que algunos del grupo hacían aquellas cosas a escondidas, ellos debían permanecer callados?

Todo iba a ir bien, aún más si Kikuchi aún tenía el cariño de su perfecta y delicada muñeca alemana.








FIN.
                                                                                                         































Espero que les guste :3

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