Vestido con un traje negro, camisa blanca debajo del saco y
lustrados zapatos del mismo color del traje y cabello de quien los portaba,
acababa de atarse debidamente una corbata del mismo negro que su vestimenta,
pues aquél día iría a su primer día de trabajo, el cual pudo conseguir el día
anterior, lo cual agradeció enormemente, pues realmente necesitaba el trabajo,
apenas terminó sus estudios, sus padres dejaron de apoyarlo económicamente además de que fue orillado a buscar trabajo,
justo cuando le dieron de regalo de graduación un departamento, el cual no era
comprado, sino que solo habían pagado el primer mes de renta. Si bien se las pudo arreglar los primeros días para
hacer algunos pequeños trabajos para conseguir el dinero necesario para sus
alimentos básicos, realmente quedaba muy poco tiempo para que venciera el
contrato del mes establecido por sus padres cuando le dieron el departamento
para que saliera de casa, por lo que no se podía dar el lujo de estar mucho más
sin un trabajo fijo, además de que detestaría dormir en la calle, pues además
de que sería terrible para sí mismo, no
tenía siquiera los recursos para poder vivir ahí, no podría llevar nada de ese
lugar salvo sus propias ropas, pues el apartamento en el que se hospedaba
actualmente estaba amueblado y todo objeto que había dentro pertenecía a
alguien que no era él.
Realmente necesitaba ese trabajo.
Al llegar a la oficina, porque su trabajo era de simple
auxiliar en una oficina, iba saludando a cada persona que se encontraba con una
reverencia para demostrar su agradecimiento por el ingreso al trabajo, al igual
que respeto por el resto. Tocó la puerta
del despacho que se suponía que era la oficina de su jefe directo, que para su
desgracia, y quizá fortuna, este era el de mayor jerarquía en toda la empresa,
el de la cúspide de la pirámide de la empresa. Después de recibir una
invitación a pasar por parte de quien se encontraba al otro lado abrió la
puerta con cuidado.
-Con su permiso.- Decía mientras entraba lentamente en la
habitación haciendo una reverencia en lo que cerraba la puerta por dónde había
entrado.
-Así que usted es nuestro nuevo auxiliar ¿No es verdad? –
cuestionó el mayor presente en aquélla habitación.
-Chinen Yuri, su nuevo auxiliar, un gusto conocerlo – hacía
una reverencia mientras mantenía su mirada en el suelo.
-Mucho gusto, Chinen, mi nombre es Sato Takashi. Bienvenido
a la empresa, espero que esté listo para trabajar duro para nosotros, en
realidad le tengo su primer encargo, necesito que vaya a entregar unos papeles a
un departamento dónde se comunican con los inversionistas que están en el
pasillo, la única puerta que tiene las
persianas de las ventanas que dan al pasillo, están cerradas. – Decía esto
último indicando exactamente el lugar a dónde el recién ingresado debía ir a
entregar los papeles que le estaba cediendo en sus manos, estando todos ellos
dentro de un folder.- Te darán algunos de regreso para que me los traigas a mí,
así que te encargo mucho esto.-
-Por supuesto, señor Sato, confíe en mí. – Aseguró confiado
mientras apretaba los papeles en sus
manos de forma ligera para así tener el agarre bien asegurado antes de hacer
una reverencia más.- Con su permiso, iré por los papeles que me ha pedido – dejo
antes de darse media vuelta para así ir hacía la puerta para salir de aquel
lugar y así buscar el lugar antes indicado por su ahora jefe.
Si bien ese era su primer día, había tenido cierta
experiencia con su madre para los trabajos de oficina, aunque realmente, a
pesar de mostrarse impasible, tranquilo e incluso experimentado, por dentro
moría de nervios. Había hecho trabajos parecidos para sus padres, eso estaba
claro, pero eso no significaba que ellos, aún si lo hacía mal, lo irían a dejar
sin comer por un por un tiempo pero ellos no se rebajarían a irle a decir a su
hijo que le negarían hospedaje o servicios básicos, pero en aquél caso, en
dónde su jefe era totalmente ajeno a su familia, era probable que fuera
despedido si cometía un error grave, además de que era de ese trabajo era de lo
que dependía su alimento, su estancia confortable entre cuatro paredes y hasta
su oportunidad de trasportarse.
Apenas llegar a la oficina a la que fue mandado, se dedicó a
hacer reverencias y saludar de forma cortés al tiempo que se presentaba a sí
mismo al igual que el cargo que estaba prestando dentro de la empresa antes de
poder preguntar por la persona con quien debía hacer el intercambio de los
papeles que su jefe inmediato le había mandado hace unos instantes atrás y
al ser informado pasa con aquella persona que estaba a cargo del resto del personas de la oficina.
-Así que Chinen Yuri, un placer conocerle. – Dijo
educadamente.- Yo soy Kobayashi Yuu, jefe principal de la empresa, que si bien
estamos afiliados con la empresa para la que usted presta sus servicios,
nosotros somos independientes – le entregaba los papeles a Chinen mientras le
sonreía con cortesía.- Espero su futuro
en su actual trabajo sea próspero y nos volveremos a ver muy pronto. –
-El gusto es todo mío, –tomaba los papeles entre sus
manos mientras hacía una reverencia
más.- Nos veremos muy pronto entonces, con su permiso- lentamente se dio media
vuelta para así salir del lugar e irse despidiendo del resto en general ya que
quería realmente conservar ese trabajo y creía que la amabilidad era lo
principal para conseguir por mayor tiempo el puesto en aquél lugar.
Al llegar a la oficina de su patrón sonreía para simpatizar
con él, para después dirigirse directamente al escritorio para así entregarle
en sus manos la pila de papeles que le
había pedido anteriormente, pero sin que
fuera su intensión o siquiera lo esperase, trastabilló y al intentar hacer equilibrio con el resto de su cuerpo
para así no tropezar, había terminado
por esparcir todo lo que traía en sus manos por el escritorio y el suelo,
terminando por mirar a su jefe con una sonrisa nerviosa mientras este lo miraba con seriedad.
Se encontraba recogiendo lo que momentos antes había tirado
por el suelo para juntarlos con los que había dejado sobre el escritorio
mientras su jefe había salido para tomar un café para olvidarse un poco de aquél
incidente que acababa de ocurrir mientras había dejado a Chinen que recogiera y
reordenara todos los papeles antes de que volviera.
-Vaya gran comienzo de
las primeras horas del día.- Suspiraba
exhausto mientras terminaba de
acomodar todos los papeles.- Yuri, intenta ya no cagarla de nuevo o serás
despedido en tu primer día y peor aún, ni siquiera tendrás dinero para sobrevivir
la semana siguiente en tus condiciones actuales.- Se reprochaba a sí mismo,
pues era una forma de aminarse para
intentar hacer las cosas mejor y así no tener que ser despedido.
Para suerte de Chinen, había logrado terminar aquél día sin
mayores incidentes ni ser despedido, regresando a su casa se desplomó sobre su
cama al estar agotado, quedándose
dormido al instante sin siquiera quitarse el traje que había llevado el día
anterior al trabajo.
Al despertar al día siguiente, además de tarde, tuvo que ponerse
a planchar nuevamente su traje al haber quedado del todo arrugado debido a que
había quedado dormido con él, para su fortuna el planchado le había salido sin percances,
por lo que se puso lo más presentable posible antes de salir corriendo hacia la
oficina para seguir con su trabajo, al llegar ahí fue reprendido por su jefe
quien al apenas entrar Chinen a la oficina, le fue llamada la atención, ya que
apenas era su segundo día de trabajo y llegaba tarde.
-Espero que esta sea la única vez, señor Chinen, no le
permitiré hacer lo que le venga en gana solo por ser sus primeros días, así que
por favor ponga en orden sus prioridades o será despedido muy rápido. –
-Lo lamento mucho de verdad,- estaba haciendo una reverencia
más pronunciada para demostrar que realmente estaba arrepentido del error que
había comedido.- De verdad no volverá a
pasar, señor Sato… -
-Así lo espero,- dijo antes de mandar al otro a que hiciera algunos trabajos
para él, que para su suerte eran repetitivos y era más trabajo de oficina común,
podía sentarse delante de un escritorio dentro de un cubículo y así era menos
probable que cometiera algún error tan grave como los que ya había cometido el
día anterior.
Si bien había pasado medio día haciendo papeleos, revisando si estaban
algunos expedientes ordenados cronológicamente. Aunque estaba seguro que no era
todo eso que le encomendaban su área de
trabajo, pero estaba al tanto que varios de los trabajadores habían faltado
aquél día y puesto que él mismo no quería perder su trabajo tenía que llevar a
cabo cada tarea o cosa que le dijera su
jefe, que ya había cometido dos errores y a muy corto plazo de distancia el uno
del otro.
-¡Chinen! – escuchó que le llamaron y de inmediato dejó de
lado lo que hacía para ir hasta el despacho de su jefe.
-Dígame –, decía algo agitado por ir corriendo a él.
-Hoy tengo trabajo muy arduo, así que necesito mantenerme
alerta y activo, así que vaya por un café para mí.-
-Enseguida señor Sato.- Dijo antes de salir a buscar la
máquina expendedora de café, pero solo
se encontró con una cafetera con el café hecho y tazas cerca de ella, cada una de estas con un nombre distinto
grabado en el material de la misma. – Esto no lo debería estar haciendo yo, si
soy un auxiliar, no un asistente personal – murmuraba en tono bajo para sí
mismo cuando estaba llenando la taza de su jefe directo.
Si bien pensaba que su patrón estaba abusando de él debido a
los fallos que había cometido apenas empezar el trabajo, pero eso no
significaba que se aprovechara así de su necesidad de dinero. Al terminar de
llenar la taza de café de su jefe, suspiraba antes de poder volver a dónde se
encontraba su jefe, ya dispuesto a darle su café para poder volver a lo que
anteriormente estaba haciendo, pues quería volver temprano a casa aquél día.
Se acercaba tranquilamente al escritorio dónde se encontraba
sentado su jefe, pero para su mala suerte, siempre que estaba tan cerca de su
jefe se ponía nervioso por ese constante riesgo de ser despedido si cometía un
error, justo como el que cometía en ese momento al tropezar y derramar la taza
de café sobre el escritorio al igual que sobre su jefe.
-¡CHINEN! – gritaba tanto furioso así como por las quemaduras sobre su piel debido al café derramado sobre sí mismo.
-¡CHINEN! – gritaba tanto furioso así como por las quemaduras sobre su piel debido al café derramado sobre sí mismo.
-Lo siento, lo siento- decía apuradamente mientras sacaba
del bolsillo de su saco un pañuelo que cargaba con él. – No fue mi intención,
de verdad-, caminó hasta quedar a lado de la silla que ocupaba su jefe para
sentarse sobre el suelo, y así comenzar a secar el traje de su jefe con el
pañuelo en mano mientras abría su saco y camisa para limpiar su piel y que no
se quemara.- De verdad lo lamento, ha sido un
accidente torpe, lo siento.- Se disculpaba mientras comenzaba a secar
con cuidado el pecho de su jefe al haber mojado este, para luego darse cuenta
que incluso había manchado parte de sus pantalones, por lo que siguió secando
el lugar con cuidado dejando el paño sobre el área húmeda para que de esa
manera absorbiera la mayor humedad
posible y así poder dejar seco el lugar.
-Chinen, no es necesario que se tome tantas molestias, comprendo que ha sido un accidente. –
-Chinen, no es necesario que se tome tantas molestias, comprendo que ha sido un accidente. –
-No es nada, es solo intentar arreglar el desastre que
hice-, dice mientras aún sentía el temor de ser despedido, pero detiene su mano
un instante al notar la erección que
estaba teniendo su jefe por aquellos toques que le había proporcionado.
-Umm… De verdad, no tiene que molestarse – decía intentando
alejar las manos de su empleado de sí mismo ya que no quería que notara la
reacción que había tenido por el toque de sus manos, ya que podría muy bien
acusarle de acoso sexual e incluso demandar a la empresa.- Puede regresar a su
trabajo sin problema.-
Al notar lo que intentaba hacer su jefe, una idea se le cruzó
la mente, la forma en que dejaran de importar los errores que hasta ahora había
cometido. - Déjelo, puedo terminar con esto,- menciona antes de desabrochar los
pantalones de su jefe y sacar de entre su ropa interior el palpitante miembro
de este y así comenzar a estimularlo con su mano, si bien, él mismo no era gay,
necesitaba el trabajo, a pesar de lo que
tuviera que hacer para conservarlo.
Lo que fuera.
-Buen día señor Sato. – Se escuchó de la boca un hombre que
había entrado a la oficina, que era el jefe de la sección de los inversionistas
dentro del mismo edificio, Kobayashi Yuu, quien había ido al lugar para hablar
algunas cosas, por lo que Takashi apuradamente abrochó su camisa y saco antes
de ponerse de pie como pudo para que el
recién llegado no notara la situación en la cual se encontraba, que para su suerte,
el escritorio que tenía frente a él ocultaba muy buena parte de su cuerpo ya
que era bien cubierto hasta el suelo, por lo que no podría notar que su
empleado estaba arrodillado frente a él.
Apenas tuvo de cerca nuevamente el pene de quien, dependía
si la siguiente semana podía vivir dignamente o no, estuvo nuevamente cerca de
él, no dudó más y tragando su orgullo directamente abrió su boca y con su
lengua comenzó a limpiar el esmegma del mayor mientras cerraba sus ojos, si
bien le querían dar arcadas por lo asqueroso que era el olor tan penetrante al
igual que su sabor y consistencia, pensaba en el dinero que recibiría y todas
las facilidades que podría tener después, por lo que, con eso en mente y la
posibilidad de mantener su trabajo, metió todo el falo del mayor dentro de su
boca para después comenzar a succionarlo al tiempo que lo hacía entrar y salir
de su boca, mientras que este hablaba a tropezones con el hombre que tenía
frente a él, ya que no podría hablar con fluidez debido a la succión que le
estaba poniendo a su hombría.
-Trataremos esto otro día, ¿quiere?... – decía con su voz
más ronca de lo cotidiano mientras una de sus manos se sujetaba con fuerza al
escritorio. – Hoy no puedo tomar decisiones apresuradas, le pido que me deje
pensarlo y mañana o la siguiente semana le daré una respuesta… - presiona sus
labios entre sí para evitar dejar salir un jadeo o cualquier otro sonido
vergonzoso que le pudiese delatar.- Por ahora le pido que se marche.-
-Pero señor Sato… - decía mientras aún le ofrecía al
mencionado un folder con los documentos a revisar.
-Se lo pido no como un socio, sino como un amigo.- Decía
mientras con sus ojos daba una vista rápida a Chinen quien parecía realmente
disfrutar el tener su pene dentro de su boca, por lo que embistió dentro de la
boca del menor, haciendo que este dejara salir un gemido agudo, por lo que el
ajeno a la oficina miró sonrojado al otro y simplemente dejó de ofrecerle los
papeles.
-Comprendo, entonces lo veré la siguiente semana para ver si
puede revisar estos papeles.- Finaliza rápidamente antes de salir presuroso del
lugar, pues por lo que había entendido, por el ruido que antes había escuchado,
Sato estaba con una mujer debajo de su escritorio y lo que quería era
privacidad y era algo en lo que no se metería.
-No deberías estar haciendo esto, Chinen – pronunciaba con
cierto tono venenoso mientras pasaba una de sus manos sobre el azabache cabello
del susodicho. –Eres un chico muy malo ¿Lo sabes?- El menor únicamente viró sus
ojos hacia el rostro ajeno y sonrió suavemente mientras succionaba con más fuerza,
al tiempo que hacía entrar el pene que tenía entre sus labios tan profundo que
llegó a tocar su garganta, mientras sus propios labios rozaban los testículos
del dueño de lo que tenía en su boca.- Con que es así como lo quieres, – se
sonrió antes de tomarle por la nuca y de esa forma comenzar a marcar la pauta de
los movimientos que debía seguir la cavidad ajena sobre su erección, la cual
empezaba a emanar líquido preseminal el cual tocó la lengua del menor quien se
estremeció suavemente por el sabor que tenía aquello, sin embargo, y para su sorpresa, no
le disgustó en lo más mínimo, sino que al contrario comenzó a succionarlo más
ya que realmente quería probar más de esa esencia . – Así que te gusta el sabor.-
Comenta al sentir como la lengua del otro repasaba cuidadosamente una y otra
vez la abertura de su miembro. – Eres
peor que una perra sucia – decía al estar excitado por las acciones del menor
antes de simplemente, mantener fija la cabeza del otro para así él mismo
embestir dentro de su boca, llegando a su garganta mientras escuchaba como este
jadeaba y tenía pequeños episodios dónde parecía que se ahogaba.
Sentía cómo la punta del miembro ajeno rozaba tan bien las
paredes internas de su garganta, que de alguna forma le logró excitar hasta tal
punto que tuvo una erección sin tener la intención de ello, ya que después de
todo él no era gay, estaba chupando el pene de su jefe y este era mucho mayor
que él mismo, sin contar el olor tan fétido que despedían los genitales ajenos,
pero eso no impidió de ninguna forma que deseara más y succionara con más
fuerza mientras su cavidad era penetrada y embestida una y otra vez por quien lo
empleaba, hasta el punto en el que cerró sus ojos para sentir mejor dentro de
su boca y contra su lengua el sabor tan único que tenía el pene del otro, que
lo hacía desear aún más y pasar por alto todo lo desagradable que le pudiera
parecer en cualquier otra circunstancia.
Sintió un líquido viscoso dentro de su cavidad, siendo el
semen que su empleador había liberado dentro, el cual era un sabor algo
asqueroso para sí mismo, pero ciertamente, y sin saber la verdadera razón del
porqué, le excitaba y provocaba una oleada de deseo dentro de él, en busca de
más.
-Bien, Chinen, ya que me ha tirado todo el café encima y ha,
al menos limpiado un poco mi traje, le pido que vuelva a su trabajo en su
escritorio, a menos que quiera correr más riesgo de ser despedido.- Dijo con voz firme, como si de esa manera
estuviera del todo cerrado el asunto de
la mamada que la había hecho y no tenían nada más de que hablar, por lo que el
menor simplemente se incorporó para así hacer una suave reverencia como
cortesía y de esa forma salir a paso acelerado del despacho de su patrón, pues
realmente estaba algo incómodo, no por
el simple hecho de que el mayor lo sacara de esa forma de su oficina, el haber
chupado el pene de quien dependía si podría vivir decentemente, o el hecho de
que antes esta misma persona terminara en su boca y no solo eso, pues aún tenía
el sabor de aquél viscoso líquido sobre su lengua, sino que además del gustillo
sobre su lengua, aún tenía bien grabado en su mente el olor que tenían los
genitales ajenos, lo cual lo hacía sentir más incómodo debido a que, no solo le
hacía sentir sucio, le excitaba de sobre manera y su actual erección le
comenzaba a doler por su constante palpitar y con ello la rozadura contra su
ropa interior.
-Después de lo que hice por él, que le ayudé, sacarme así –
murmuraba para sí mismo mientras intentaba concentrarse en otra cosa para así
tratar de bajar totalmente su erección, para que de esa forma no llamar la
atención de sus compañeros cercanos, aunque para su desgracia y sin haberse
dado del todo cuenta, tenía su ropa interior
bañada en sus propios fluidos debido a su excitación y la insatisfacción
por parte de su pene.
De cualquier forma siguió con su aburrido e innecesario
trabajo de oficina justo como le habían mandado para así poder acabar su trabajo debidamente,
ya que no quería una falta más que
pudiera ocasionar su desahucio, o aún peor, que ni siquiera le llegara su
primer pago, ese que tanto necesitaba.
Estaba dispuesto a terminar con el papeleo de la forma más
eficiente y ordenada posible, para así poder decir a su empleador que había
terminado todo lo que se le había ordenado por lo que habría terminado su
turno, pero más que eso, quería pedirle un adelanto, para al menos ir a casa
con dinero asegurado entre sus manos, aunque sabía bien que ese adelanto no
sería muy bien dado por parte del otro, pero quería intentarlo, solo para tener
algo de seguridad, y de cierta forma la comodidad de estar cerca del mayor.
Se había quedado en su asiento frente al escritorio que le
había sido asignado, pues sabía que a quien quería ver salía más tarde que el
resto, exceptuando a los vigilantes del edificio. Al darse cuenta que se había
despedido de la mayoría de sus compañeros de trabajo, al ritmo que se fueron
retirado a sus hogares al haber terminado con su trabajo, se puse de pie
despacio, más al levantarse e irse acercando a la puerta que le llevaría a la
oficina principal de su empleador, había notado que su ropa interior se había secado ya de sus
fluidos al haberse calmado, pero conforme su mano se acercaba a tocar la
puerta, sentía como volvía su excitación, la forma en que pene volvía a
producir nuevamente aquella sustancia que antes le había empapado e incomodado,
regresando a tener una erección completa al tiempo que llamaba con sus nudillos
suavemente a la puerta.
-Pase,- decía desde dentro, causando así un estremecimiento
en la columna del menor ante lo ansioso y excitado que estaba, terminando por pasar
dentro de la estancia en dónde se encontraba su jefe.- Chinen, ¿qué necesitas
ahora? –cuestionaba algo exasperado.
-Disculpe, no quería molestar, pero tengo algo que pedirle…-
-¿Qué es lo que necesitas? – lo miraba con dureza, pues no
tenía muy buenas experiencias al estar cerca de aquél chico, pues una vez había
hecho un desastre con los papeles que le había encargado, que era el mismo en
que hace unos momentos le había ocasionado quemaduras de primer grado, además
de manchar su traje de alta costura, sin tomar en cuenta de que uno de los
principales afiliados a la empresa, mientras el más bajo le hacía sexo oral,
por lo que no le tenía muy contento.
-Verá, no se lo comenté antes, pero realmente estoy en una
situación muy delicada en cuando a problemas de dinero… - mantenía su mirada
baja para no hacer una grosería que pudiera impedir un adelanto de su sueldo.-
Quisiera saber si me sería posible un adelanto-, murmuraba suavemente al estar
nervioso y temeroso a recibir una negativa.
-Pero Chinen, usted no lleva ni una semana con nosotros y ya
quiere que le adelante su sueldo, que no sabemos si será capaz de ganar
finalmente al día de paga, con las fallas que ha cometido desde que empezó…-
suspiraba fríamente como si de esta manera lo estuviera echando de su oficina.-
-Lo sé, he cometido errores, pero al igual que usted, yo soy
humano, es natural cometer errores, quizá he cometido estos muy seguido uno detrás
del otro y sin siquiera dar a lucir mis puntos buenos, pero pido que me
comprenda un poco, este es mi primer trabajo y estoy en una constante tensión
al no tener un ingreso fijo de dinero y estar a punto de quedarme en la calle…
- presionaba entre sí sus propios labios para evitar sollozar y no hacer
parecer que intentaba usar algún chantaje emocional para así conseguir lo que
solicitaba.
-Mire, Chinen… hace muy poco que he terminado mi trabajo y
no sé si estas sean sus mejores condiciones para pedir un adelanto de sueldo
con los percances que ha tenido además del poco tiempo que lleva aquí.- Soltó
con seriedad mientras guardaba los papeles que tenía pendientes por revisar,
pero que sin embargo, planeaba hacerlo en la comodidad de su hogar.
-Soy consciente de eso, de todos los problemas que le he
ocasionado, especialmente a usted… -
-Entonces… - miraba de reojo a su empleado, notando
ligeramente el bulto que sobresalía de entre sus pantalones.- Sugiero que
hagamos una revisión de sus aportes a la empresa. Dado que no debería quedarme
más tiempo aquí, que usted es mi empleado, necesita dinero y yo quiero
descansar en mi hogar, le invito a que venga conmigo para discutir sobre el
asunto, ya sea un adelanto o si seguirá prestando sus servicios a nuestra
empresa,- sentenció.
-Me parece que es lo más ideal dadas las circunstancias en
las que ahora me encuentro,- aclaró antes de hacer una suave reverencia como
agradecimiento por la oportunidad que le estaba siendo ofrecida antes de ser
guiado por el mayor a la salida de la oficina para así salir ambos hasta el
estacionamiento del edificio.
Al llegar al aparcamiento, Chinen se sentía ahora un poco
más nervioso, ya que aún le excitaba demasiado el simple hecho de saber que
pronto estaría dentro del automóvil de quien lo llevaría a su casa para hablar
de su desempeño dentro del trabajo, aunque, sinceramente, en sus planes estaba
algo más que un adelanto, ya que estarían solos en la privacidad de la casa del
mayor, quería luchar por lo más alto, un aumento y aún si le era negado quería
por lo menos quitarse el rabioso libido que sentía siempre que estaba junto a
su patrón.
Estando el automóvil ya sin los seguros puestos, subió para
tomar el asiento del copiloto, sintiendo esa deliciosa tensión que le causaba
la cercanía del otro, quien se había montado unos instantes después de haber
dejado sus cosas en el asiento trasero para así tener sus manos libres para
encender el auto y poner su cinturón de seguridad y comenzar a conducir fuera
de aquél lugar.
Yuri sentía como su propio miembro le exigía a gritos algo
de atención, pues palpitaba muy constante e intensamente que le dolía por la
rozadura que hacía contra la tela de su ropa, emanando más líquido desde su
glande por la constante excitación a la que estaba sometido. Durante el
trayecto se mantuvo en silencio, simplemente mirando por la ventana o jugando
con sus propias manos para intentar distraerse y de ese modo hacer pasar su
excitación, aunque cada vez era más difícil por el hecho de que su miembro
palpitaba cada vez más fuerte, sobre todo cuando el mayor acercaba su mano a él
al mover la palanca de velocidades ya que para su suerte, o desgracia, no era
automático y tenía que cambiar la velocidad cada cierto tiempo, lo que hacía
que el cuerpo del más bajo ardiera en deseo ante el deseo de que esa mano que
agarraba firmemente la palanca de cambios lo tocara a él, pues a pesar de aún
haber espacio entre sus piernas y la mano ajena, sentía el calor que emanaba
esta última, el calor que tanto deseaba tener cerca de sí mismo.
-Hemos llegado, pasemos y ahí discutiremos sobre su
desempeño en lo que ha durado trabajado,- menciona apenas haber llegado fuera
de su hogar, que para suerte de su empleado, así como propia, tenía el
suficiente dinero como para haber comprado una casa en un lugar bien acomodado.
Desabrochando su cinturón de seguridad y quitando los seguros, salió del auto
al igual que el más bajo quien tímidamente lo seguía junto con sus cosas que no
era más que un pequeño maletín con algunos cuantos papeles dentro al igual que
objetos personales.
-Su casa es muy linda, señor Sato.- Soltó de forma casi
natural, aunque era más que nada por los nervios que sentía, no sabía si era él
mismo quien debía dar el primer paso o sería él quien lo diera, pero de
cualquier manera intentaba ocultar el bulto que se formaba por culpa de lo
firme de su miembro al no haber podido quitar de su mente los pensamientos
sucios que tenía sobre el dueño de aquella vivienda, en la cual estaba pisando
ya la entrada, pues amablemente le había sido cedido el paso al ser abierta la
puerta principal.
-No necesita hacer cumplidos, estamos aquí a razones de
trabajo, no para hacer amistad.-
-Lo sé, lo sé – dijo ya entrado en la sala del hogar ajeno.
–Simplemente quería ser cortés.-
-No hace falta que lo intentes, solo son negocios – decía
mientras observaba como su empleado se
sentaba en uno de los sofás de la sala, pero aún sin despegar el maletín de su
cuerpo.- No necesitas cuidar tanto tus pertenencias, puedes relajarte, no te
arrebataré nada.- Informó jocosamente, intentando tranquilizar al otro, pero
Chinen simplemente lo miraba atentamente y con sus manos tomó con aún más
firmeza su maletín.
-Ambos sabemos que aquí no solo se hablará de mi desempeño
laboral, tanto usted como yo sabemos lo que pasaba debajo de su escritorio
mientras Kobayashi quería entregarle unos papeles.- Un silencio se hizo
presente por parte del otro que comenzaba a sudar frío.
-No sé de qué está hablando…-desvió su vista. Si bien sabía
perfectamente de lo que hablaba, pero no quería aceptarlo y tampoco lo haría.
Sí, había tenido deseos carnales hacía su empleado, pero admitir lo que le
había provocado e incluso lo que permitió que aconteciera, sería un grave error
que lo podría orillar a una demanda grave e incluso a perder la empresa en la
que tanto tiempo, dinero y juventud había invertido.
-¿Acaso necesita que se lo recuerde? – sonrió pícaramente
mientras dejaba su maletín de lado,
aprovechando que había desviado su mirada para así dejar de ocultar el bulto en
sus pantalones mientras se quitaba el saco para dejarlo sobre el sofá y
quedarse solo en su camisa blanca, a la cual arremangó ambas mangas hasta un
poco más arriba de sus codos y así acercarse a su jefe mientras terminaba
de desabotonar los botones de la camisa que estaban más cercanos a su cuello,
dejando ver parte de su piel, pues debajo solamente traía una prenda que solo
cubría un poco de su piel, sobre todo parte de su pecho y sus tetillas, sin
mangas, dejando al descubierto su cuello
y parte de sus clavículas.
-¿Eh? – al tener a Chinen frente a él, sintió tanto su
presencia, calor y aliento, por lo que no tuvo más que encararlo frente a
frente, dejándole algo sorprendido el
ver cómo había aflojado sus ropas, pues incluso en una vista rápida pudo notar
cómo había desabrochado el cinturón que ajustaba sus pantalones y lo había
dejado abierto, notando una ligera humedad en la tela del pantalón que portaba,
muy cerca de su entrepierna, provocando que tragara dificultosamente su saliva
antes de que el más bajo se acercara lo suficiente a él como para notar un leve
roce entre sus labios, los contrarios eran tan suaves y aterciopelados que no
pudo evitar el cerrar sus propios ojos y dejarse llevar por aquella sensación
tan placentera.
Aquél beso fue aumentando de intensidad al grado de que el
más bajo de los dos se dio la libertad de rodear el cuello ajeno con sus
propios brazos, para así tener un acceso un poco más fácil a los labios ajenos
y de esta manera introducir su lengua a la cavidad contraria, causando en el
menor un estremecedor placer en todo su cuerpo, orillándolo a apegar su propio
cuerpo contra el de su jefe, frotando su erección contra el cuerpo que tenía
frente a él, mientras su saliva se iba desbordando incluso de su propia boca al
estar produciendo demasiada a causa de la excitación que le causaba el más
mínimo contacto con el otro, tanto que su salivación escurría por la orilla de
sus labios a pesar de que estaba usando gran parte de esa sobre su lengua al
momento de introducirla en la privacidad del otro.
Las manos del más alto se posaron sobre los hombros ajenos
antes de comenzar a deshacerse del todo de su camisa, pasando una de sus manos
de vez en cuando por su cuello, disfrutando la suavidad de la joven piel ajena,
lo tersa y jovial que era, provocándole cada vez de forma más fuerte a querer
un acercamiento que no fuera laboral, sino más carnal.
Quería follarlo ahí y en ese momento.
Chinen sintió una suave brisa al momento en el que su camisa
y camiseta fueron retiradas, dejándole el pecho y brazos del todo descubiertos,
a completa merced del mayor, quien no paró ahí, ya que al terminar aquél beso
tan fogoso que hasta el momento habían compartido, sintió como los labios
ajenos se aventuraban por su cuello, succionando, besando y lamiendo este. Era
simplemente glorioso, lo iba llevando lentamente a un placer de otro mundo, pero
sin llegar nunca al éxtasis, que sus genitales tanto ansiaban, los cuales aún
no eran ni un poco estimulados, por lo que sintió un alivio al notar que le
habían sido quitado sus pantalones, sin embargo su ropa interior tuvo que
quitársela él mismo, pues las manos contrarías se habían ocupado en quitar la
ropas de su dueño.
Bajó sus propias manos hasta su propio pene una vez se había
sentado en el sofá individual, pues el mayor se tardaba demasiado en quitarse
la ropa como para él mismo esperarlo sin necesidad de atenderse a sí mismo.
Observaba lujuriosamente a su jefe, que si bien era algo mayor, aún era un
joven, con un cuerpo bien formado y un pene bastante apetecible, el cual se
erguía vigorosamente como esperando a ser devorado por él. Relamió sus labios
mientras miraba el otro al tiempo que se masturbaba lentamente para no
apresurar demasiado las cosas, a pesar de que ansiaba por comenzar ya, o por lo
menos volver a tener ese grueso y jugoso miembro dentro de su boca, para
hacerlo chocar contra su garganta.
Mientras con una de sus manos estimulaba todo lo largo del
tronco su miembro, la otra se paseaba en su pecho, rozando de vez en cuando sus
sensibles tetillas, bajando algunas veces hasta sus testículos para así
masajearlos mientras mordía su labio inferior ansioso de ser penetrado por su
jefe.
-Realmente deseas que esto pase ¿no es así, Chinen? – le
cuestionaba ya desnudo mientras se acercaba al mencionado, con su falo ya bien
erecto, señalando con este al más bajo, a quien solo lo miraba babeante,
deseoso y hambriento al estar de rodillas frente a él. -¿Quieres esto? – cuestionó
mientras balanceaba entre su pulgar e índice su pene, acercándose cada vez más
al otro quien simplemente asentía a la pregunta mientras entrecerraba sus ojos
y entreabría su boca al tiempo que con
sus manos tocaba los costados de las piernas ajenas para acercarlo un poco más
a sí mismo y tener un control ligero pero constante sobre el mayor, quien le ofrecía su miembro ya sin siquiera tocarlo con sus manos, y este
fue engullido inmediatamente por los voraces labios rosas que poseía su
empleado, los cuales ejercían una intensa succión a su verga, lo que le hacía
sonreír ligeramente mientras lo recompensaba al acariciar con sus manos y el
cabello ajeno, mientras el otro producía un vaivén él mismo, dentro de su
cálida, húmeda y suave boca, que al mismo tiempo succionaba tan lujuriosamente
que se escuchaba perfectamente el sonido que producía ante la succión
constante. Sin siquiera saber el motivo, notó la mano del mayor deteniendo la
propia al tiempo que la cálida erección era sacada de su boca de su boca,
dejando entre esta y lo que le había abandonado un hilo de saliva que se reusaba a cortarse. – Date media vuelta,
Chinen. – Ordenó escuetamente mientras
con sus dedos cortaba el hilillo de la humedad de la cavidad ajena
al limpiar ésta directamente desde dónde
surgía, su boca.
Un suave jadeo salió de su boca al momento de sentir los
genitales del mayor restregarse contra su trasero una vez se dio la media
vuelta, induciéndole a inclinarse hacia delante para sentir aún más aquella
calidez y toda su firmeza. –Si accedo a lo que usted parece querer… ¿Me dará un
adelanto de sueldo? – cuestionaba con tono de voz dulce, con un ligero toque de
inocencia impreso en él.
-¿Realmente tanto lo quieres?- sonríe antes de untar su
glande contra la entrada del más bajo, la cual palpitaba ansiosa ante la
necesidad que tenía su dueño de que algo así pasara, por lo que Chinen sabía
perfectamente lo que pasaría a juzgar por sus reacciones. –Si es así, tendrás
que esforzarte por ello.-
-Si lo hago a la perfección, me deberá un aumento además de
mi adelanto.- Sentenció con simpleza antes de cerrar sus ojos con fuerza al momento
de sentir como las paredes de su recto eran abiertas de par en par por el rabo
del más alto, entrando de manera brusca y firme dentro de su cuerpo, causando
un pulsante dolor en su recto, que se expandía alrededor del músculo ajeno,
presionándolo entre sus paredes internas. Un dolor que nunca antes había
experimentado, pero para su sorpresa, le estaba gustando la sensación. - ¡Ahhh!-
gemía al sentir que se adentraba cada vez más.- Más profundo, señor Sato.-
Rogaba entre jadeos cortos que mezclaba perfectamente con el movimiento de sus
caderas para intentar sentir de mejor manera el falo ajeno.
-Me has deseado desde el primer día ¿me equivoco? –
cuestionaba esto último mientras con una de sus manos estimulaba su hombría que estaba del todo húmeda debido
al pre-semen que había estado produciendo constantemente durante el día y que
el mayor de los dos había notado, gustándole como el cuerpo de debajo de él se
estremecía y arqueaba al gustarle tanto la atención por fin dada a su erección
tan constante y palpitante. – Te gusta mucho esto ¿cierto? –
-Sí, ¡sí, me encanta esto señor Sato! Por favor entre tan
dentro de mí que no pueda olvidarlo mi cuerpo, más adentro por favor.- Rogaba
entre gemidos.
-Realmente has esperado tanto por esto como para dejarte
ahora con tus joyas llenas de tanto semen – con delicadeza rozaba los
testículos del menor quien tenía ligeros espasmos ante el placer que le
recorría en cada momento en que el otro le tocaba.
-Desde hace tanto que empapé varias veces ¡Ahh! … mis
pantalones por pensar en su verga dura.- Gemía mientras era penetrado sin piedad
alguna, provocando que cada que salía de
su cuerpo, debido a la forma en la que contenía con tanta fuerza el falo ajeno,
que al sacar este de su interior, sacara un pequeño trozo de su recto,
provocándole un jadeo ante la extraña sensación al igual que un alarido tanto
por el dolor que le provocaba así como por el susto que tenía y que todo
aquello terminara mal, cosa que poco a poco se fue calmando cuando la mano del mayor pasó a masturbar el sexo del
menor, siendo ayudado fácilmente por el líquido preseminal que había estado
soltando el otro a lo largo de ese tiempo, terminando por relajar sus músculos
y provocando de esta manera que su recto actuara normalmente mientras los
alaridos se convertían en fuertes gemidos.
Sin que realmente alguno de los dos se diese cuenta de cómo,
o en qué momento había pasado, el mayor había salido del cuerpo del más bajo y
este lo había llevado a base de besos y suaves empujones hasta la cama del propietario
del inmueble en el cual estaban en ese instante. Al tener a su jefe en dónde
quería, le sonrió mientras lentamente se acercaba al otro, terminando por estar
sobre él con sus piernas a cada lado de las caderas ajenas.- Veamos qué tan
realmente profundo puede llegar, señor
Sato y así me deja seguir trabajando con usted tan atentamente como hasta ahora,
– susurró antes de colocar sus manos sobre los hombros ajenos, notando como
quien estaba debajo de su cuerpo acomodaba su propio miembro para así poder
guiarlo hasta introducirse del todo en su interior de manera lenta aunque del
todo acertada, inundando su interior con aquella masa de carne que palpitaba
tanto o más que sus propias paredes internas quienes parecían dispuestas y exigentes
a que pasara aquello, que la presión ajena rozara y dañara contra sí misma para sentir un
placer como nunca antes había sido percibido, dejando así salir de los labios
de su dueño una placentera y húmeda exhalación al tiempo que intentaba reacomodar su propio cuerpo para
que de aquella forma pudieran aprisionar
más ferozmente su interior, sentirse más lleno, satisfecho, sobre todo completo
y excitado, aún más de lo que estaba a esa altura ya estaba, pues su propio
pene aún goteaba líquido pre-seminal de forma constante, pareciera que no tuviera
tope para su propio placer, que se volvía cada vez más insaciable y cuando
sintió como la verga ajena golpear su interior su reflejo fue intentar alejarse
para obligarle a volver a entrar con fuerza a su interior y de este modo
volviera a golpearle y así repetir aquél impulso suyo de penetrarse él mismo
con el firme miembro del otro que parecía que aumentaba cada vez un poco más su
circunferencia, sintiendo como poco a poco su interior se lubricaba más
efectivamente debido a la sangre que comenzaba a brotar debido lesión que se había provocado en su ano debido a la
brusquedad e insistencia que había al entrar y salir sin cuidado alguno,
haciendo que fuese más sencillo la fricción entre ambos.
Su respiración se agitaba cada vez más mientras el mayor simplemente se deleitaba de las
sensaciones que le eran brindadas por el otro, quien aún tenía rebotando su
trasero cobre su pelvis una y otra vez, parecía que no tenía ninguna intención
de detenerse en lo absoluto, pues sus ojos devoraban el cuerpo que estaba
debajo de él, pues aún deseaba más de ese cuerpo, anhelaba que lo hiciera
disfrutar hasta llegar a un orgasmo.
El menor mordía su labio inferior mientras se quedaba quieto
al tiempo que entrecerraba sus ojos ya llorosos debido al placer, pues por fin
había llegado a dónde quería, sentir su interior aún más desbordante por el
placer que le daba el sentir el tibio líquido que había sido liberado en su
interior al momento de haber eyaculado el mayor dentro de él, sin embargo al sentir que estaba con su interior húmedo
por el semen ajeno y que el falo del mayor aún estaba erecto en su interior,
por lo que no pudo evitar el jadear ligeramente antes de hacer que saliera al
él mismo levantarse antes de volver a insertar el miembro ajeno dentro de su ano
haciendo que el semen que contenía en su cuerpo se desbordara debido a que no
podía retener el fluido junto con el miembro ajeno todavía estando erecto.
Un aullido fue vociferado por el menor al sentir que llegaba
al orgasmo tan deseado mientras jadeaba y sentía cómo su propio semen salía por
completo mientras con sus brazos rodeaba el cuello del mayor quien simplemente se limitó a besar los labios
rosados del pelinegro, quien tenía su respiración aún entrecortada debido al
enorme placer aunado con la agitación de la actividad física tan extenuante que
había tenido anteriormente, intentando aún recuperar su ritmo de respiración
normal, pues en ese momento la tenía agitada, aunque con aquél beso que le
estaba siendo dado sentía que se estaba quedando sin aire, pues su respiración
nasal no le parecía suficiente a comparación con el que necesitaba en aquellos
momentos, sino que sentía que necesitaba de bocanadas de aire para poder
recuperarse.
____________
Tras
un prolongado tiempo, ambos se encontraban ya vestidos después de haber tomado
una ducha juntos, en dónde habían repetido nuevamente lo que había sucedido anteriormente
en el centro de la sala de estar del hogar del mayor al igual que en su alcoba.
-¿Has hecho todo esto porque quieres un ascenso, Chinen? –
cuestionaba mientras ambos se
encontraban sentados en uno de los sillones, uno a lado del otro.
-No, claro que no lo hice por algo tan banal como lo que me
sugiere.- Dijo en un tono seco mientras revisaba su maletín en dónde guardaba sus elementos de oficina junto con
algunos artículos personales.- Solo satisfacía una necesidad crucial en mí en
estos últimos días de trabajo. –
-Pero… Será un secreto guardado entre nosotros ¿no es así?-
-Claro que será algo que no le contaré a cualquiera,
pero ¿sabe una cosa?, si quiere que se
repita algo así o que no le comente a nadie sobre su trato especial, su casa o
que desahoga sus bajos instintos sexuales con un hombre a quien ha empleado
recientemente, debería matarme, aunque eso lo haría peor, claro a menos que
usted y yo lleguemos a un acuerdo.-
-¿Qué propones para que esto quede entre los dos? –
-Ese sencillo, mi querido Sato – sonrió antes de poder empezar
susurrarle.- Simplemente quiero un aumento, que se repita más seguido y
pueda tener algunos días libres junto con
vacaciones pagadas, sin contar que pueda ir diario a su despecho a
mamársela mientras come su almuerzo. Oh, y deseo un adelanto de mi sueldo, a
ser posible para hoy mismo.- Al terminar de dar sus puntos a considerar besó
suavemente el lóbulo de la oreja ajeno.
-Me parecen perfectos esos términos.- Murmuró antes de despeinar los cabellos ajenos.- ¿Te quedarás
aquí esta noche? –
-No tengo ropa para cambiarme mañana antes de ir a la
oficina.-
-No te preocupes, te compraré nueva o simplemente te daré el
día libre.-
-Muchas gracias señor Takashi, con gusto me quedaré esta
noche para calentar su cama-. Desde aquél día, absolutamente todo cambió para
bien en la vida de Chinen, a pesar de que él mismo no se consideraba
homosexual, ciertamente le había encantado esa gran noche de sexo y el flirtear
además del cachondeo, pues era algo que no cambiaría por nada del mundo, al
igual que su trabajo y estar en su pequeño departamento, que si bien era
pequeño, era muy cómodo para el poco tiempo que pasaría en él cada día, por lo
que sacó de su maletín una pequeña hoja para escribir su propia dirección antes
de dársela al mayor. – Sé que sabrá cómo utilizar esto.-
FIN.
Ya sé que tardé, sé que pongo algo nuevo cada mil años, pero tengo que decirles que tengo hambre x.x y que tardé con este porque hago otras cosas y escribo muchos al mismo tiempo, así que mis perdones :)
Espero que lo disfruten y el Sato es un hombre empresario cualquiera, de unos... cincuenta años quizá xD pero lo importante es que lo imaginen con un hombre un poco mayor por favor, o como gusten :)
al otro sujeto imaginenlo como gusten, ahora que aquí pasan de las 4:00 a.m. creo que debería ir a dormir en breve xDD es que lo acabo de revisar todo y... hice lo que pude xD
Espero lo hayan entendido :) y por cierto, saqué la idea por la simple razón de que vi... qué vi?.... ah sí, una foto de Chii en una sola que me dio idea para todo esto xD espero que sepan cual es xDD en fin no la encontré y si la busco entre las mías tardaré tres años xD así que confórmense con esto xD
Gracias por leer xD
La curiosidad me mató, sabía que no debía sucumbir, pero al final lo he leído, asesinadme XD
ResponderBorrarPero Chinen es un manipulador XD Primero va diciendo que todo es con buenos sentimientos, que no quiere nada, que solo quiere el pecado con el jefe... ah!, pero luego empieza con su chantaje x.x
Bueno, al menos todos salen ganando aquí, todos son felices, cada uno tiene lo que quiere, no podría pedirse más :)
... ¿y el señor Sato es el papá de Shori? T_T
Pudiera ser xDD
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