Su vista era borrosa, sus propios ojos se negaban a fijar
bien su vista en lo que tenía al frente, no obstante, veía lo suficientemente
bien como para no estrellarse contra otra persona o poner incómodo a alguna
persona mientras cruzaba las calles, lo que más incomodaba al menor era que sus
lágrimas no paraban. A pesar que hacía algunas horas que había ocurrido ese
incidente, su corazón no dejaba de recordarle a cada momento el terrible
suceso, el estar consciente de que la persona que amaba con tanto ímpetu le
estaba traicionando de esa manera, lo peor es que creía que quizá desde un
comienzo era así.
Sin siquiera haberse percatado, la noche ya había caído y
para empeorar las cosas ni siquiera sabía dónde estaba, si bien, se ubicaba
dentro de una plaza poco transitada, desconocía a ciencia cierta su ubicación
exacta. De repente, sin ser su intención y quizá en un momento en el cual
parpadeó, chocó contra alguien. “Perdone” se escuchó de ambas partes del
choque.
-¿Yuri? – Pronunció la voz de la persona con la cual había
chocado y el nombrado ladeó su cabeza al serle familiar aquella voz, antes de con
su mano empuñada, frotar suavemente por encima de sus parpados sus ojos y así
esclarecer un poco su vista al tiempo que retiraba unas pocas de sus lágrimas,
para así visualizar lo mejor posible a quién tenía frente a sí mismo, visualizando
su persona durante algunos instantes para reconocerlo del todo, terminando por
volver a acumular en sus ojos un rio incesante de lágrimas al tiempo que se lanzaba a los brazos de la persona con
quien justo ese día había pasado parte de su mañana, además de ser tanto amigo
y confidente, así como ahora mismo era su paño de lágrimas.
-¡Kei, Kei! – Gimoteaba incesantemente el menor mientras se
aferraba a las ropas ajenas mientras de sus ojos salían incesantes lágrimas que
acompañaban a sus sollozos, mientras era abrazado con fuerza por Inoo quien de
un momento a otro lo encaminaba sutilmente para ambos salir de entre el pasar
de las personas y de esa manera acabar ambos dentro de un bar, pagando el mayor
de ellos mientras el menor aún lloraba a moco tendido, si bien sabía que él
mismo que estaba exagerando un poco su llanto, no podía evitarlo al cruzarle a
cada momento por su mente lo que había vivido anteriormente, el saber que había
sido tan constantemente engañado por su pareja con uno de quienes creía su
amigo, ser violado por ese amigo al que creía fiel a la amistad que tenían.
Todo lo que había pasado hacía solamente unas horas lo tenía devastado, y si
bien, quizá no era Inoo quien pudiera solucionar el dolor que ahora tenía
dentro, al menos podría intentar sacar algo de él de dentro de su cuerpo, más
al estar dentro de un bar se tranquilizó un poco, seguía derramando sus
lágrimas, sí, pero de forma silenciosa al tiempo que seguía cabizbajo al otro
hasta estar ambos sentados en una mesa para dos personas.
-¿Ya estás más tranquilo como para hablarme de lo que
realmente te ha pasado ahí fuera?- Cuestionaba al menor quien solamente asintió
varias veces con su cabeza antes de tomar aire prolongadamente.
-Creo que intentaré contar cómo sucedieron las cosas, pero
por lo pronto debo escribir un mensaje rápido a Ryosuke, quiero dejar algo
claro entre los dos, ¿me permites un momento por favor? –
-Claro, no te preocupes por mí, pediré algo para que podamos
comer ambos, así no bebemos con el estómago vacío. –
Chinen solo asintió escuetamente antes de sacar su celular
de entre sus ropas para así comenzar a
escribir un mensaje de texto para Yamada, esclareciendo en este que por su parte
daba por terminada la relación amorosa que hasta entonces llevaba con él,
puesto que sabía que tenía una aventura con Nakajima, que había sido del todo
comprobada por él mismo por lo sucedido aquél día con los dos, además de haber
visto como su amado novio no se preocupaba por que su cuerpo fuera penetrado
por alguien más con tanta violencia, ni el hecho de que lo hayan obligado a
hacer una felación tan brutal, en la que casi pudo morir al tener su boca llena
del semen ajeno al igual que era propiciado a vomitar por tanto roce contra la
perilla de su garganta. A pesar de haber sido golpeado, humillado y violado, no
se defendió entonces, sí, lo admitía, pero fue más que nada por el terror que
sentía en ese momento, un terror que aún ahora sentía vivaz dentro de su
cuerpo. Justo después de enviar el mensaje a su actual expareja, rápidamente
ofreció su móvil al mayor teniendo lágrimas en los ojos y con su pulso
temblando suavemente.
-Tenlo tú, Kei, yo ahora no puedo tenerlo, de hacerlo, me
reprocharía a mí mismo y volvería a rogarle que olvidara todo lo que ya le he
escrito.-
-Pero Yuri, ¿qué fue lo que sucedió con Yamada? –
cuestionaba al tiempo que tomaba el celular ajeno entre sus manos sin quitarle
un segundo la vista de encima a su acompañante.
-Verás… - comenzaba a hablar estando ya más calmado.-
Ryosuke… me lo encontré cuando ya había desistido de una cita perfecta, tuvimos
sexo, después él se dio una ducha en mi vivienda...Salimos a comer algo, no sin
antes, mientras él se limpiaba en mi baño, tuve la oportunidad de revisar sin
su permiso su celular, ya que le clave de acceso es convenientemente mi fecha de cumpleaños,- un suave suspiro salió de su boca.-Mientras revisaba su
celular rápidamente, además de ver que la mayoría de los mensajes que tenía
eran en dónde mantenía una conversación conmigo, alcancé a notar unos mensajes
que tenía con Nakajima- Dijo esto último siseando cada sílaba al realmente
despreciar a esas alturas aquél nombre.- Con él tenía conversaciones… indebidas
a mi ver, “¿Te verás con Chinen hoy? Ya
te extraño, vuelve conmigo pronto por favor, sabes que sin ti me siento morir”,
“Termina con él pronto, no puedo soportar
tanto, dejemos nuestro plan, no vale la pena si es que es él la causa de que no
te pueda ver”, “Estoy acumulando
muchísima saliva con tan solo pensar en la laaaaarga
macana que cargas contigo. Veámonos en cuanto puedas.” Y ese tipo de
cosas…-Inoo asintió suavemente solo para darle a entender que le estaba
prestando atención, sin embargo sus ojos
estaban abiertos desmesuradamente ante sus sorpresa por lo que le estaba siendo
comunicado por el menor, más que eso, le aterraba el tono tan neutro que usaba
para decirle cómo le había destrozado el corazón la persona que más amaba hasta
el momento, sin mencionar que el más bajo aún tenía sus ojos llorosos y de vez
en vez dejaba escapar una lágrima.-Fuimos a comer solo nosotros dos, pero
quería confirmar si de verdad me engañaba de esa manera tan baja, convenciendo
a Ryosuke que invitase a Nakajima. – Inhaló hondo antes de seguir narrando lo
sucedido.- Él se comió mi hamburguesa en cuanto terminó la suya, como si yo no
pudiera tener hambre, la tenía, pero realmente sentía nauseas, sin contar que
mi estómago no se sentía nada bien debido a lo que había descubierto y por lo
tanto sabía que si comía tan pronto como Ryosuke, vomitaría al no poder
digerirlo adecuadamente debido a mi incómodo estómago. Llegó Nakajima a nuestra
pequeña reunión e hizo que el glotón
de mi entonces novio, pagará una
ensalada para mí, supongo que vio mi poca disposición y a sabiendas que él no
me dejó ni siquiera probar mi propia hamburguesa. Después de que comimos,
salimos del establecimiento para hablar sobre mis sospechas, pero no sé cómo,
accedía a ir con ellos hasta la casa de Nakajima, a quien por cierto, mi infiel
novio, le llamaba de cariño “Yuti”
– dijo esto último con rabia concentrada en solo pronunciar aquella palabra.-
En fin, fuimos a su casa y de un momento a otro…- dejó su cabeza gacha hasta
que el mayor tocó suavemente su hombro.
-No tienes porqué entrar en detalles, no te preocupes, solo
dime qué te tiene tan afectado.-
-Gracias – lo miró un par de segundos antes de seguir con su
relato.- Ryosuke penetraba a Nakajima y él lo hizo conmigo de forma totalmente
violenta, nunca dije que no, pero no fue porque me gustara, no, fue por el
horror y pánico que me causaba todo aquello, ya me había golpeado, pero después
de que Yuti, terminó dentro mío,
volví a ser cogido por mi tan amado y fiel novio, lo cual, admito que se
sentía muy bien, el muy desvergonzado de
mi novio, dejó que su querido Yuti me forzara para que se la chupara
mientras también él me penetraba a sus anchas,
iba tan… - hizo una pausa pues no sabía si usar esas palabras.- No debió
atreverse a tal cosa mientras permitía que me hicieran eso, dejando que
penetrara a sus anchas mi boca, terminé vomitando y por ello fui nuevamente
golpeado por él…Escapé finalmente y caminé sin rumbo, por suerte, me encontré
contigo. –
-Vamos a brindar por la suerte que has tenido al salir bien
librado de esa “pequeña” cita y que nos hayamos encontrado ¿te gustaría? – Ante
su cuestión solo recibió un ligero asentimiento por parte de su interlocutor,
siendo esta la señal que esperaba el mayor para pedir la orden al camarero.
Al pasar un par de horas, ambos chicos estaban bebidos y el
bar abarrotado de clientes, sin embargo a pesar de ya haber estado bebiendo
alcohol, ninguno de los dos estaba del todo fuera de su propia consciencia,
pues estaban del todo presentes en lo que ellos mismos hacían, estaban un poco
más animados de lo normal, sí, pero no estaban al alcoholizados como para
perderse en la alegría y de pronto caer en el llanto o siquiera el hecho de
vomitar, no estaban a ese extremo, pero sabían que debían controlar bien su
ingesta de alcohol, ya que si bien su cuerpo estaba algo acostumbrado a
realmente beber mucho, no tenían una edad adecuada como para perderse en el
alcohol, o siquiera en una situación que ameritara esto.
-Kei… ¿te importaría si me dejas pasar por tu casa antes de tener que ir a la mía?
No me siento demasiado bien, si sigo aquí puede que me quiera perder en lo bien
que se siente el beber alcohol como para mitigar mi dolor o al menos olvidar lo
que hoy me ha pasado…-
-Claro, mi casa es tu casa, Yuri, además, tiene que salir un
poco de alcohol de tu cuerpo, así que quizá ir conmigo será tu mejor opción.-
-Gracias por tu amabilidad, intentaré no causar problemas.-
-Para mí jamás has sido ni serás un problema.- Mencionó a
media voz antes de que ambos saliesen del establecimiento para encaminarse
hacia la casa del mayor.
Al apenas salir, fue cuando el menor se dio cuenta por sí
mismo que realmente sí había tomado demasiado, al menos para lo desacostumbrado
que estaba con las bebidas embriagantes, iba tambaleando su cuerpo para
intentar mantener un poco el equilibrio hasta terminar un tanto recargado en el brazo ajeno.
-Creo que realmente ha sido mucho para mí, al menos para
mantenerme del todo erguido – murmuraba a media voz antes de comenzar a reír al
ver que no tenía opción ni siquiera de cerrar sus ojos para que el mundo
parara, puesto que sentía cómo todo a su alrededor daba vueltas, por lo que
decidió parar su andar para así tratar de acostumbrarse a el movimiento que sentía
en su cuerpo a pesar de que realmente no se estaba moviendo, cosa que era un
poco de mentira, ya que Inoo fue quien lo llevaba en trazos ahora para que no
surgieran percances de camino a dónde descansarían después de la pequeña fiesta
que tuvieron. – Kei, lamento si en algún momento vuelvo a devolver lo que hemos
ingerido hace un momento, pero verdaderamente estoy mareado además de que
siento como todo se mueve.- Murmuraba estando ya del todo abrazado al cuello
del mayor, dándose cuenta de que este era quien cargaba entre sus brazos su
peso, por lo que intentó alejarlo para no mancharlo a la hora de vomitar, pues
realmente él mismo se sentía de lo peor
al ser ayudado así por el mayor y además casi mancharle su ropa con el
vaciado de su propio estómago, dejando a su antiguo dueño por ser su contenedor
y anfitrión, quedara en un estado deplorable al sentirse del todo incómodo
además de avergonzado por lo que acababa de acontecer.
-No te aflijas, Yuri, sé que no fue intencional, además, no
ha sido nada grave, tranquilo y déjeme llevarte hasta mi casa para que puedas
descansar y limpiarte un poco. – Murmuraba suavemente al darse cuenta que su
amigo se había quedado dormido mientras aún lo tenía en sus brazos, pudiendo
así mirarlo con más detenimiento y fijarse más detenidamente en la imagen que
tenía delante de sus ojos, la persona a quien tanto amaba estaba con una suave
sonrisa mientras permanecía quieto y dentro del mundo de los sueños, más sin
embargo notó algo que no lo dejaba del todo apacible, tan tierna y anhelada
imagen que no se contuvo en acariciar la mejilla del menor con una de sus manos
mientras se detenía un instante, pero al hacerlo notó detalles que había pasado
por alto anteriormente.
Los labios del menor estaban algo resecos al igual que agrietados debido a
la fricción que había ejercido contra ellos intentando deshacerse del aroma a
su propio vómito, acabando por herir levemente los cerezos que cubrían su boca
hasta tal punto de hacerlos sangrar un poco, mientras que en su rostro se notaba con una de sus mejillas un poco más
hinchada que su gemela, mientras sus ojos estaban enrojecidos a causa del
llanto, por lo que su nariz estaba en el mismo estado de rojez. Un suspiro
salió de los labios del mayor, pues se sentía inútil al no haber podido
proteger al menor, a quien tomó más firmemente contra su cuerpo para así
acelerar su paso para llegar a su casa y pasar directo a su propia habitación
para dejar descansar en su cama, ya que no quería que su cuerpo se cansara por
estar en la misma posición, además de que sabía que necesitaba el descanso, más
que nada porque ya había vomitado y quería vigilar que todo siquiera bien, por
el bien de ambos.
-Ryo… - se escuchaba tal murmullo de los labios de quien
reposaba sobre la cama aún dormido con una ligera sombra de las lágrimas que
volvían a caer de sus ojos. Su acompañarte se puso de pie y se quedó inmóvil al
costado de su cama para así poder observaba al menor mientras meditaba sobre si
era prudente o no hacer algo en lo cual pensaba y al contemplar lo que podría
suceder y al estar del todo decidido además de convencido, se recostó junto en
la cama junto con su invitado para así limpiar las lágrimas de este modo las
lágrimas que escapaban de los ojos ajenos, haciendo esto con suma delicadeza,
usando para esto un pañuelo que guardaba
en uno de los bolsillos de la camisa que portaba, para así hacerlo de la mera
más higiénica que fuera posible. Al terminar su tarea que quedó observándole
mientras se acomodaba a su lado, para si suerte y la de Chinen, Inoo tenía la
posibilidad de tener una cama de tan amplio tamaño como aquella, en dónde ambos
cabían cómodamente los dos sin problema.
-Ahora, aquí y desde aquí hasta el final de lo nuestro, será
que te cuide… Yuri.- Con suavidad se acercaba cuidadosamente al otro sin
moverse demasiado para así no perturbar el sueño ajeno. Una vez lo
suficientemente cerca del otro, simplemente para observarle mejor al igual que
sentirse más seguro él mismo por tener la oportunidad esta vez de realmente
poder estar cerca si el otro lo necesitaba. Sin siquiera tener consciencia de
lo que hacía, llevó la cercanía a tal punto que sentía el aliento ajeno contra
su propio rostro, lo que hizo que sus mejillas se tiñeran de carmesí
antes de armarse de valor y con rapidez al igual que
torpeza, unir sus labios a los ajenos, que si bien fueron milésimas de segundo
lo que duró aquella unión antes de separarse, el mayor lo sintió como una
eternidad por ser para él algo mucho mejor que el paraíso, más ideal de lo que
había soñado, idílico y delicioso de lo que habría podido cruzar por su mente,
a pesar de la condición de los labios ajenos e incluso propios, ese contacto
entre sus labios había sido de lo mejor que hubiese probado en mucho tiempo y
por ello, cuidaría ahora más que nunca de aquella perfecta que era para él.
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