La oscuridad reinaba por completo la
habitación, puesto que ya era la hora que se disponía para dormir, más sin
embargo, el dueño de esta, seguía del todo despierto mientras miraba la
completa obscuridad que lo rodeaba. Ya había intentado simplemente cerrar sus
ojos y respirar acompasadamente para, de ese modo relajarse y caer dormido,
pero ciertamente le resultaba imposible debido a que sus pensamientos, estaban
demasiado activos esa noche. Hasta que una idea que pensó haber superado hora
antes, regresó a su mente. ‘Por qué se me haría más sencillo dormir a
mí que al resto de las personas. No dudo que haya otras personas en este mundo
que también tengan problemas para dormir, pero ¿qué tendría yo de especial en
esta vida como para creerme especial, tanto, como para que yo pueda dormir
antes que ellos? Nada, yo no tengo nada especial.’ Cruzaba por sus
pensamientos mientras intentaba mantener su mente en blanco, aunque ya sudaba
bastante debido a darle vueltas constantes a todos sus pensamientos que sin su
permiso, cruzaban entre por su cabeza.
Un sobresalto ligero se apoderó de sus
hombros al escuchar el fuerte sonido entre tanto silencio que producía su reloj
de tocador, pues ya era la hora que tenía programada para salir de la cama y
así alistarse para salir a un mundo que le fascinaba al igual que le paralizaba
por la incertidumbre. Al ya haberse recuperado del sobresalto que había pasado,
se sentó solamente para apagar el despertador y así dirigirse al cuarto de baño para poder lavar
su rostro al igual que sus dientes, tan pronto terminó, regresó a su habitación
para así poder cambiar su ropa a una más
adecuada para salir, aunque aún faltaba tiempo para empezar su intento para salir, pues siempre
que podía, trataba de evitar el hecho de salir, pero aquél día le era imposible
reusarse a salir de casa, ya que sabía lo que pasaría con él apenas pusiera un
pie cerca de la salida de su hogar.
Su respiración se había acelerado al
cruzar el umbral de la puerta principal de su casa para así cerrar sus ojos y
salir directamente, con un bolso al hombro, el cual contenía algunas cosas
básicas que solía usar siempre que salía. Al poner un pie fuera de su morada, a
pesar de sentirse ansioso, terminando por cerrar sus ojos por un momento antes
de tomar con sus manos la asa de la bolsa que llevaba con él con fuerza para
así salir corriendo repentinamente y así no se entretuviera él mismo para
intentar sacar excusas y razones para realmente no salir de casa.
Mientras más se acercaba al edificio
al que se suponía debía llegar. Al estar dentro de él simplemente caminó hasta
el ascensor para así ir al piso que correspondía, después de todo le había
tocado ir totalmente solo, por lo que sin tener intensión de hacerlo, comenzó a
recordar algo que había escuchado alguna vez decir a su mejor amigo dentro del
trabajo:
“Sou-chan
siempre fue, es y será mi más importante luz.” Era parte de lo que solía decir de él hace tan solo
unos años, aunque a día de hoy sentía que quizá esas palabras eran las que él
mismo diría acerca de él. Llegó hasta la mitad del recorrido que debía
atravesar en el ascensor, su mente seguía procesando parte de esas palabras que
le habían expresado, esas mismas que le traían calma. “Al igual que un edificio se colapsa
si no hay pilares, yo puedo seguir adelante gracias a que Sou-chan está
aquí.” Aunque a esas alturas, sentía como si realmente se sentía de ese
modo, un edificio en medio del colapso. “Gracias por siempre apoyarme. Haré todo lo posible por ser como un
pilar para ti.” Se sentía en esos momentos como un maldito mentiroso y farsante al
realmente saber cómo terminaba tanto las palabras que fueron inspiradas a él
aquél día, como el término de su recorrido que había hecho el elevador, ya que
sus puertas eran abiertas y dejaba ver parte del pasillo que debía cruzar para
llegar a su destino. “Ya sabes, tengo ese sentimiento de que
vamos a caminar siempre juntos, uno a lado del otro por siempre.”
Sin dar más vueltas al asunto sobre lo que hacía cerca de tres
años, pensaba esa persona sobre él, entró a la habitación a la cual se suponía
debía llegar y al hacerlo un horror aún mayor que el que experimentó al tener
que salir de su vivienda, tuvo que sentir, haciéndolo por solo mirar a las
personas que esperaban su turno, sentadas sobre sillas en la sala de espera del
consultorio para sus respectivas consultas.
Por otro lado, un chico alemán acababa de dormir una pequeña siesta
sobre uno de los asientos del tren rápido que solía tomar para ir a su
respectivo trabajo, en el trayecto no pudo evitar que una imagen cruzara su mente y no era ni más ni menos que
la idea de que un amigo suyo, el cual le había compartido hace tiempo que no se
sentía de la mejor mera en esos días, que sentía como si no estuviera dando
todo de sí mismo, que en ocasiones realmente se sentía mal como para trabajar
dando todo de sí, que tenía miedo sin razón aparente, la angustia ya formaba
parte de su vida. Un sinfín de cosas que realmente le preocupaban al ser su
mejor amigo de quien se trataba.
Matsushima Sou era el nombre de aquél amigo tan querido, que hacía
algún tiempo había pedido un tiempo fuera del trabajo, lo sabía bien ya que
ambos trabajaban en el mismo ámbito y más que eso, codo con codo, se veían cada
día, hasta que simplemente no pudo soportar más su situación y dimitió
temporalmente de su trabajo, cosa que le entristeció profundamente, aunque
tiempo después se alivió al darse cuenta que de ese modo podría intentar
descansar un poco y con ello trataría de mejorar su situación. Le había
comentado que iría con un psicólogo para así intentar descubrir si había algo
que desencadenara los ataques de pánico, o si simplemente debía aprender a convivir con eso sin tener que medicarse,
sino con ayuda de ejercicios, meditación y lo que le dijera quien atendía su
caso.
Llegó a su destinó y bajó del tren para poder seguir a pie la ruta
hasta llegar a dónde aquél día le tocaba trabajar, sin embargo y a pesar de la
multitud de gente que había derredor, los empleados e incluso personas que
estaban dentro del círculo social más cercano a él, sentía que faltaba algo,
alguien. Aún si había pasado tiempo en el cual llegó de cierta forma a
normalizar la ausencia de un integrante, realmente aún no lo aceptaba del todo,
era cierto que a veces se comunicaban, con frecuencia no personalmente, pero lo
hacían, estaban al tanto del otro, pero sentía ese vacío en su entorno.
"Marius,
quédate para siempre justo como eres ahora.” Esas fueron las palabras que
alguna vez Matsushima usó para referirse a él. “Lo que tienes actualmente es realmente encantador, y creo
que es genial.” Agregó también, era algo que actualmente le hacía sentir un poco
de ánimo, pues con esas palabras que había dicho hace tiempo, con esas simples
palabras, simplemente al recordarlas, le animó y le hizo reaccionar con lo que estaba haciendo en
aquellos momentos, volviendo así a un estado de ánimo más normal en sí mismo
con una suave sonrisa en su rostro, continuando con su trabajo de forma más
activa e intentando dar lo mejor de sí mismo, para mantener lo que tanto
apreciaba él, de sí mismo.
Por fin había terminado su día laboral por ese día, si bien,
realmente ahora solo debía ocuparse aún de sus estudios, aunque ese era un
descanso para sí mismo, ya que su labor
diaria era en demasía extenuante, el estudiar para su propia carreara le daba
un momento de normalidad a su vida de por si ya complicada, algo de humanidad,
ya que por momentos esta le era arrebatada por sus jefes dentro de su trabajo,
era más relajante el ser una persona normal, sin tener que llamar la atención de
todos por tanto tiempo. Se alegraba de que en dónde estudiaba todos lo
consideraban como lo que era, un estudiante más, una persona común y sencilla.
Sintió una vibración que provenía desde uno de los bolsillos de su
chaqueta, se disculpó con los compañeros, antes de salir silenciosamente de
clase para revisar el motivo de la vibración de su celular. Estando ya fuera de
su aula, revisaba su móvil y la razón por la cual hubiese vibrado, cuando pudo
ver la razón de esto, sus labios se curvaron ligeramente formando una suave
sonrisa al notar, que la razón había sido un mensaje de texto de nadie más que
la persona en quien había estado pensando tanto, Matsushima. “Buen día, Mari. ¿Ha sido un día duro durante
el trabajo? Espero que haya ido bien, a estas horas debes estar en clases, espero no haber sido inoportuno en
cuando a mandar esté mensaje. He vuelto de mi cita con el doctor, todo ha ido
bien, dice que es cuestión de tiempo para que mejore” Era lo que decía en
el texto, sin embargo le hizo hacer una ligera mueca entre disgusto y enfado,
ya que no se creía del todo que todo estuviese tan bien, de cualquier manera
dejó sin responder el mensaje, si él podía decirle mentiras y omitirle cosas
tan importantes, él se limitaría a no contestar y así seguir con su día normal.
Al regresar terminando sus estudios a casa, recordó lo que hacía
mucho tiempo, Matsushima había dicho sobre él: “No importa cuántos años pasen si Marius está siempre a mi
lado, estoy seguro de que siempre podré dar lo mejor de mí.” Era lo que
decía, aunque ahora que había tenido tiempo para madurar un poco más, y debido
a la ausencia de este amigo tan querido dentro de su vida, pensaba que quizá
solamente había dicho eso para quedar bien, o que era una simple mentira del
momento.
Llegada la noche, fue Marius quién sintió parte de su corazón
reclamarle por los anteriores pensamientos que había tenido sobre su tan
apreciado amigo quién estaba ausente en su vida, y así recobró algo de alegría
luego de haberse sumido en la cólera momentánea, para después recapacitar bien
sus pensamientos, haciendo que se le escapara una pequeña sonrisa antes de
poder recostarse en su cama.
“Por eso cuando
quieras y des lo mejor de ti, o cuando sientas que simplemente te vas a
quedar quieto, yo te apoyo en todo lo que hagas, así que no te
preocupes." Aún con la sonrisa en el rostro y sus ojos cerrados, se disponía a
dormir para el día siguiente, no sin antes contestar al mensaje que antes solo
había dado lectura. “Ha sido un buen día en el
trabajo, cansado, pero nada fuera de lo normal. Espero que realmente te haya
ayudado ir con el doctor, todo irá bien, cuentas conmigo. Te estaré esperando
hasta que volvamos a vernos, te espero.” Fue lo que mandó ante sintiendo
finalmente algo de arrepentimiento, pero ya no había vuelta atrás, después de
todo el texto ya había sido enviado, finalmente lo que le había mandado, no era
ninguna mentira. Lo esperaría el tiempo que fuera necesario hasta poder
abrazarlo nuevamente.
“Sé que regresarás, a tu
tiempo pero regresarás estoy
seguro.” Fueron sus pensamientos, los últimos antes de caer rendido ante el
sueño.
Fin.
Ya sé, ya sé, corto y malo, además de que no yaoi hay xDDD ni modo, tengo otros por hacer, espero que lo hayan disfrutado... bueno a quienes hayan leído xDDD
Ya me voy.
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