18 feb 2012

Entrañas


Oi! Vine de nuevo ^^
Ahora con un fic que debia hace... como un año x.x
Siento mucho la tardanza, pero....
Es que lo queria hacer lo mejor que podia!
Y salio algo raro xDD
Y con una tematica extraña con la informacion que encontre owo
Pero espero que les agrade ^^




                                                                                                              


Entrañas. 







Había una vez un niño huérfano de padre y madre; ambos murieron cuando él era muy pequeño, dejándolo así al cuidado de su tío, el hombre más rico de todo aquel país. Poseía casas, tierras, numerosos ganados, muchos sirvientes para el servicio de la casa y el campo, una esposa e hijas muy hermosas.

Pues bien ocurrió que a pesar de ser parientes cercanos, aborrecían al pobre niño huérfano, ya que carecía de fortuna. Su tío no quería reconocerlo como su sobrino y su tía lo mandaba a la cocina a trabajar y lo mandaba a dormir al ático. Los criados le querían mucho, y admiraban, pues a pesar de su procedencia humilde tenía un porte elegante y delicado; con mucha más clase que cualquiera de sus amos, esta imagen contrastaba con su carácter tan bueno y modesto que tenia. Se decía entre los criados que siempre estaba dispuesto a ayudar a aquellos desdichados del mundo, por lo cual sus familiares le llamaban: "El niño generoso".

 Cierto día dos de los criados platicaban entre sí.

-¿Has oído lo que dicen los profesores de las señoritas Amaru y Tamaru sobre sus modales?- decía una mujer cuchicheando a un sirviente de cabello canoso.

-Sí, dicen que darles clases es un martirio, ya que son muy caprichosas y creen saberlo todo.- Susurraba.

-¿También te has enterado de que les buscaron a alguien para enseñarles modales en la mesa?-

-¿En serio?-

-Sí. Dicen que son un completo desastre y no tienen la mínima educación o delicadeza cuando comen, o siquiera hablando.- Suspiro.- No como nuestro Yuto, el es todo lo contrario, si solo lo colocaran como heredero no harían pasar estas vergüenzas a los amos Nakajima.-

-No, no. Ni pronuncies ese nombre hija mía, ¿No sabes que se han cambiado su apellido?-

-Y eso ¿Por qué?-

-Pues dicen que cambiaron al que tenia la señora Megumi cuando era soltera, todo por el solo motivo de no les vean parentesco con el pobre Yuto.-

-¡Que crueles!- dijo exaltada.- Entonces ¿Tendremos que llamarles Kawamura de hoy en adelante?-

-Eso parece.-

-¿De qué tanto hablan? Es mejor que se pongan a trabajar, si los amos nos ven sin hacer nada nos reñirán.- Intervino un chico joven, un poco mas mayor de veinte años de edad.

-¡Vamos Keiichi! Si tan solo nos faltan algunos platos y cazuelas, déjanos descansar un rato por lo menos.- Decía la chica.

-¡¿Unos cuantos Sakaya?! ¡Hemos acumulado todo desde que empezó esta fiesta que lleva cuatro días festejándose sin descanso! ¿Y aun dices que son unos cuantos?- dijo Keiichi con su cara roja por el coraje.

-Ya entendí, pero danos un respiro, si descansamos antes seguro y tenemos energía para acabar más pronto.- Sonrió Sakaya.

-¡Claro! Tomen un descanso... ¡Mientras nuestro Yuto se rompe la espalda haciendo su trabajo solo porque están cansados!- los regaño mientras daba media vuelta y regresaba a la cocina.

-Creo que nos hemos pasado, será mejor que terminemos cuanto antes- dijo el hombre mayor jalando del brazo a Sakaya para que entrasen juntos a la cocina. Al entrar al cuarto vieron como casi toda la loza estaba limpia y el joven que las limpiaba estaba bañado en sudor y con una cara de fatiga, pero aun así conservaba la sonrisa en sus labios.

-Yuto... Si quieres puedes descansar, ya termino yo.- Keiichi intentaba quitarle la olla que tenía en sus manos el menor.

-No te preocupes Keiichi, tu ya has trabajado mucho, terminare enseguida- sonrió amablemente. La discusión por lavar la olla siguió unos minutos más, hasta que por la puerta apareció el tan poderoso señor Atatsu Kawamura.

-¿Que hacen, todavía no han terminado? Pero serán lentos, seguramente se la han pasado holgazaneando, hace mucho que los invitados esperan su comida. Creo que necesitan que despida a uno de ustedes para que trabajen como deben.- Reclamo con arrogancia.

-¡No! Tío, enseguida preparo yo la comida.- El pequeño Yuto salió en defensa de sus únicos amigos y apresurándose, comenzó a preparar lo que se le solicitaba sin descanso de su tarea anterior. Sin decir una sola palabra, el joven Keiichi se puso a terminar lo que el otro había dejado pendiente por lavar, cuando termino se acerco hacia donde estaba el menor y comenzó a preparar parte de la comida que necesitaban a toda prisa.-Keiichi, no es necesario que tu...-

-Déjame tener algo de felicidad ayudándote un poco. ¿De acuerdo?- El joven pelinegro lo miro extrañado, pero poco después le sonrió entregando su completa atención a lo que preparaba. Keiichi al darse cuenta del gesto que le había dedicado se sonrojo levemente, terminando por desviar su mirada.

-Gracias- murmuro Yuto con su mirada fija en lo que hacía.

-----------------------------------------

Tiempo después de que hubieran preparado la cena y que todos los invitados se retiraran por fin, los sirvientes de aquella casa comenzaron a comer.

-No, señor, no podemos brindarle tan cosa.- Era Sakaya, quien intentaba convencer a un mendigo, el más pobre y andrajoso que había visto en su vida, que se marchara, mas Yuto preocupado se levanto de su lugar en la mesa y se acerco a la puerta trasera, donde se encontraban la chica y el mendigo hablando.

-¿Que sucede Sakaya?-

-Oh, Yuto... pues veras, este hombre...-

-Joven, soy un joven.- interrumpió el mendigo- que sea andrajoso y este mendigando por las calles no significa que sea un loco de sesenta años.- Se defendió indignado.

-Y ¿Que es lo que desea?- pregunto Yuto amablemente.

-Pues veras- decía en un tono totalmente descortés- quisiera que me dieran algo de comer y algo de alojamiento.-

-Claro - sonrió.- Pase- se hizo a un lado dejándole entrar.

Cuando el mendigo paso a su lado se pudo dar cuenta de su pequeña estatura, pensando que apenas era un pequeño niño, le dio toda su cena mientras el miraba con curiosidad como comía tranquilamente entretanto veía detenidamente la casa donde se hospedaría aquella noche.

-Oye...- quien hablo fue Sakaya- Yuto, ¿Está bien que se quede aquí, en donde se supone que dormirá?-

-Tienes razón... no había pensado en eso.- El pelinegro se quedo pensativo durante algunos segundos.- Disculpa- toco un poco el hombro del mendigo que seguía comiendo sin preocupación.

-Dime- se giro para verle de frente.

-¿No le importa si duerme conmigo en la buhardilla? Sé que no suena cómodo, pero en realidad es un lugar acogedor- propuso el más alto.- Seguro le gustada, acepte por favor.- Hizo una pequeña reverencia al pordiosero.

-Por supuesto- se encogió en hombros.- Es mejor que nada ¿No?-

Aunque a todos los presentes les molestaba la actitud de aquella persona, el joven Nakajima realmente se sentía contento de poderle ayudar. Llegando la hora de dormir, mientras los dos chicos subían a la buhardilla, el más alto se atrevió a preguntar:

-Se que sonara un poco imprudente, pero... ¿Cuál es su nombre?- un destello de curiosidad brillaba en su mirada.

-Yuri Chinen- dijo con tono desinteresado, cuando llegaron a su "alcoba" el pequeño Yuri se arrojo a la blanda y abrigada cama de Nakajima.

-Yo soy Yuto Nakajima, mucho gusto- extendió su mano en forma de saludo hacia su invitado, quien solo lo miro como si fuese un bicho raro y se echo a dormir.

-Quizá estaba cansado- en uno de los rincones vio un saco olvidado de patatas vacio.- Bueno, es hora de que yo duerma también.- Dicho esto se metió dentro del costal y se acomodo como pudo y durmió tranquilamente, como si estuviera reposando sobre esponjosas nubes.

A la mañana siguiente y antes de que Yuto despertara, el mendigo ya se había marchado, desapareciendo sin darle las gracias. Esa misma noche a la misma hora que el día anterior volvió a presentarse el mendigo, pidiendo nuevamente algo de comer y un lugar donde dormir aquella noche. Nadie quiso escucharle más que el niño generoso, quien le rogó que aceptara su comida y que durmiera con él en la buhardilla. De nueva cuenta el chico pasó a comer sin agradecer, y volvió a dormir en la cama de Yuto.

Durante los próximos días se repetía la misma escena, al instante que la cena estaba preparada, aquel mendigo se aparecía en la puerta y el joven Nakajima seguía dándole toda su cena y le dejaba dormir en su cama mientras él seguía comiendo sobras y durmiendo en ese saco. Algunas veces el mendigo le decía:

-¿Por qué no pones la cama más blanda?... ¿Cómo es que siempre me das la misma porquería de comer?...Niño ¿No tienes cobijas más calientes?-

Pero nunca dio las gracias, ni se despedía por las mañanas.

Después de algunos días se escucharon de nueva cuenta los, ya típicos, golpes en la puerta, apareciendo tras ella el mendigo acompañado de un perro algo deforme.

-Buenas noches mi querido niño-dijo cuando Nakajima le abrió la puerta.-Hoy no vine a comer ni a dormir, voy en camino a ver a un amigo que vive muy lejos de aquí; pero te traigo a este perro a quien nadie quiere cuidar hasta que yo vuelva. Tiene mal genio y no es tampoco bonito, pero lo dejo a tu cuidado hasta que llegue el día más corto del año.- Al decir estas últimas palabras, comenzó a andar tan apresuradamente que Yuto le perdió de vista rápidamente. El perro se arrimo amistosamente al chico, pero le gruñía al resto.

-Yuto...No sé si debas cuidarlo- dijo temerosamente Keiichi mientras el perro que había entrado anteriormente a la casa le gruñía ferozmente.

-¿Por qué no? Me lo han encargado, además es lindo.- Nakajima sonrió mientras acariciaba al can.

-De cualquier  manera, no creo que los amos Kawamura te dejen tenerlo.-

-Ya me las arreglare, no te preocupes.-

Poco después el niño generoso se encontraba llevando al perro al establo, había convencido s sus tíos, Atatsu y Megumi, que por esta vez lo dejaran tenerlo, y aunque sus primas, Amaru y Tamaru, se habían negado rotundamente, consiguió el permiso a cambio de no salir frente a los invitados. Cuando llegaron a aquel establo, viejo y medio derruido, Nakajima le ofreció un plato con más de la mitad de su comida al perro que tenía a su cuidado.

-Bien, por ahora te quedaras aquí- sonrió- se que no es mucho, pero si te meto en la casa seguro me echaran a patadas, pero hare lo que esté en mis manos para que estés cómodo- acariciando de nueva cuenta al animal que comía alegremente. Pasó un tiempo hasta que una noche, que llegaron las heladas de invierno, el chico preocupado bajo rápidamente de su buhardilla y salió de la casa para dirigirse al establo. -Oye- se dirigió al perro- se que aquí hace mucho frio y que esta todo húmedo... así que ven conmigo, probablemente nos descubran, pero prefiero que me echen a dejarte aquí solo y con este frio. Tu dueño me dijo que no eras un perro bonito, pero... ¿Te cuento un secreto? en lo personal a mi me gustas, tienes una belleza que pocos pueden ver.- Dicho esto se encaminaron ambos a la buhardilla.

El can dormía sobre la cama de Yuto, el cual dormía plácidamente sobre la misma, con un sueño puro y tranquilo, pero siempre por la mañana los criados le preguntaban:

-¿Cómo es que en tu cuarto había una luz dorada tan brillante y se oía una fina conversación?-

-¿De qué hablan?- preguntaba inocentemente Yuto.- Yo no pude oír nada, y la única luz que tengo no es más que la luz de luna. Seguramente lo habrán soñado- rio ligeramente.

-Es en serio Yuto, mucho de nosotros nos despertamos muy entrada la noche y alcanzamos a ver que tu buhardilla está iluminada por una luz muy brillante y alcanzamos a oír voces suaves. Digo la verdad.-Indagaba.

-Ya te he dicho que no es nada Keiichi, serán imaginaciones tuyas.-

Una de esas noches, Amaru, una de las primas de Nakajima, salió del lecho en el que dormir mientras todos los demás dormían plácidamente, y al ver la extraña luz que despedía la buhardilla donde descansaba su primo, se acerco hasta estar frente a la puerta y se puso a observar atreves de la cerradura, vio al perro despierto, muy quito mirando a la ventana, y al niño generoso profundamente dormido.

Amaru sintió escalofríos al ver tan quietud en aquel animal, cuando se decidía a retirarse, vio como por la gran ventana entro una multitud de hombres y mujeres vestidos de oro y seda. Con gran respeto y veneración se acercaron a donde se encontraba el perro y uno de ellos dijo:

-Príncipe, hemos preparado ya el gran salón para el banquete que nos pidió ¿Que quiere vuestra alteza que hagamos ahora?- el chico que preguntaba era algo bajo con ojos castaños al igual que su cabello, el cual se encontraba algo alborotado.

-Bien.-Dijo el perro.- Ahora preparen las fiestas y hagan que las cosas vayan lo mejor que se pueda, Yuri y yo llevaremos a un forastero que nunca ha estado en nuestro hogar.-

-Las ordenes de vuestra alteza se harán cumplir- dijo el chico haciendo una reverencia.

-Entonces dejo todo a tu cargo, Daiki.-

Haciendo otra reverencia, junto con todos quienes le acompañaban, se retiro por el mismo lugar por el que había entrado.

-¡Oh! Su alteza- dijo el chico que antes había cruzado palabras con el perro.- Me han dicho que también le informe sobre los tapices, ya están preparados ¿Desea usted que les diga algo de su parte?-

-Diles que ahora pueden preparar los vestidos de ceremonia.-

-Entendido.- Y haciendo una última reverencia, se marcho.

-Fuera de la habitación, Amaru quedo maravillada y fue a contarle lo que paso a su madre.

-Te digo que es verdad- insistía.

-Ya déjate de tonterías, seguramente lo soñaste- rio burlona Megumi.

Sin embargo, la gemela de Amaru, Tamaru, pensaba que en todo lo que decía podría haber algo que era digno de ser conocido, y a la noche siguiente, cuando todos dormían plácidamente, Tamaru se levanto de la cama y se escabullo hasta la buhardilla. Vio exactamente lo mismo que había contado su hermana. Ella tampoco pudo dormir por el deseo de contar lo que había visto, despertó a su padre, pero cuando escucho el relato se echo a reír.

No obstante aquella misma noche, quiso ver por sí mismo el porqué tantos barullos sobre aquella buhardilla; y de nuevo ocurrió la misma escena que habían presenciado sus dos hijas. Recordó haber oído de su padre un relato sobre un pasaje, cerca de la casa que en esos momentos habitaba, que llevaba al Jardín del Unicornio, saco la conclusión de que aquel perro, junto con las cosas que ocurrían en los aposentos de su sobrino, debían ser cosa de los propios unicornios. Con esa idea en su mente, lo primero que hizo al llegar la mañana fue preparar un desayuno de ternero asado para el perro y llevárselo al derruido establo, pero al ofrecerlo el perro no quiso ni probarlo y se puso a ladrar amenazante, y le hubiese mordido si no hubiese sido por Yuto, quien llego con la mitad de su comida como de costumbre para dársela al can.

-Tranquilo- se interpuso entre su tío y el perro.- Disculpe señor Kawamura, será mejor que salga, de lo contrario terminara mordiéndole.- Sonrió mientras acariciaba la cabeza del perro y le acercaba el plato con comida.

-Que mal criado tienen a este perro. Sácalo enseguida.- Gruño el señor Atsuru mientras salía del establo.

-Sí, claro- suspiro.- No te preocupes- se dirigía al can- me pregunto cuándo volverá tu dueño... no es que quiera deshacerme de ti, en realidad me agradas, lo digo por ti, supongo que extrañaras a tu amo.- Extrañamente el perro negó con su cabeza- ¿Uh?...Lo habré imaginado. Anda y come- sonrió.

Más tarde, en el momento en el que la familia se sentaba a la mesa para cenar, el perro se puso a ladrar al tiempo que se oían los golpes típicos del mendigo en la puerta. Nakajima fue a abrir y el mendigo le dijo entonces:

-Este es el día más corto del año, y me marcho ahora a casa para celebrar mi vuelta. Veo que has estado cuidando bien de mi perro, y ahora si quieres venirte con nosotros a casa, el y yo haremos todo lo que podamos para complacerte. Acepta nuestra compañía.-

Mientras el pordiosero hablaba apareció de repente un resplandor de luces deslumbrantes, al tiempo que unas carrozas abiertas, cubiertas de oro y siendo arrastrados por caballos de blancura reluciente, de algunas de las carrozas bajaban ilustres damas y caballeros vestidos con tanta esplendidez que, deslumbraban con el brillo del oro y las piedras preciosas. La primera y más hermosa de las carrozas se encontraba vacía. El mendigo condujo a Nakajima de la mano hasta el carruaje, pero el perro salto dentro antes que los otros dos. Acabando de entrar el mendigo y el can, inicio en ellos una gran trasformación convirtiéndose, el mendigo en un bello joven de cabello negro y el perro deforme que estaba a su lado en un hermoso príncipe de sedosos cabellos castaños.

-Somos- dijo Yuri mientras comenzaba a andar la carroza y Yuto permanecía estupefacto- Príncipes de Shaming, el Jardín de los Unicornios...bueno...solo el- señalo al chico que tenia a un lado, el cual resoplo mientras dirigía su mirada al paisaje que las ventanillas del carruaje le proporcionaban.- Su nombre es Ryosuke Yamada. Veras entre los dos hicimos una apuesta sobre la existencia de un corazón humano, que todavía conservara algo de pureza en esta época corrompida por la falsedad y la avaricia, uno decía que si, el otro decía que no...-

-Y yo he perdido- dijo el príncipe- y debo pagar toda esta estrafalaria que ves- señalo hacia arriba refiriéndose al carruaje.- Muchas gracias- siseo.

-No te preocupes por el- golpeo ligeramente el hombro de Yamada- es un poco cabezota.-

-Umm...Disculpen pero... ¿Qué es eso de Shaming?- pregunto Yuto sin entender absolutamente nada de lo que hablaban.

-Pues... Intentare explicártelo de una forma sencilla y corta- Chinen se puso pensativo unos segundo para continuar hablando.- Nosotros venimos de un lugar llamado Shaming, como ya te lo mencione, fue creado por Asallam, el primer unicornio. Existen varios tipos de Unicornios, por ejemplo- señalo al príncipe-el es un Avarim, son el tipo más conocido entre humanos, como les gusta su compañía, pero últimamente solo se encuentra con personas ruines que intentan cazarlo, así que el...- recibió un codazo de parte de Ryosuke, indicándole que estaba hablando más de lo que debía.- Pero dejando de hablar de este presumido, porque se enoja el señor, yo soy un Reëm, señor de la soledad y de las tierras desoladas-rio- o al menos eso se dice entre los hombres, aunque a decir verdad jamás me ha gustado estar quieto por mucho tiempo en un lugar, es mejor vagar, es más interesante. Lo que siempre me extraño es que cuando nos transformamos en firma humana soy más bajo que el- jalo una de las mejillas del príncipe.- Pero claro, yo soy más alto con mi forma de unicornio.- Dijo orgulloso.

-Yuri, deja de toquetearme tanto, no creo que Yuto este entendiendo algo de lo que dices. Esa no creo que sea la mejor forma de intentar hacerle ver lo que somos.-

Ambas creaturas comenzaron a discutir, mientras Nakajima los veía atentamente, después comenzó a reír ligeramente, entre tanto intentaba opacar su risa tapando su boca con sus manos, pero fue inútil, acabo llamando la atención de los dos restantes.

-¿De qué te ríes?- pregunto agresivo Yamada.

-Lo siento- dijo entre risas-pensé que los unicornios eran ajenos a discutir.-

-Son solo rumores, no todo lo que dicen en este mundo sobre nuestra existencia es verdad.- Comentaba Chinen mientras se encogía en hombros.

-Ya llegamos- anuncio la llegada el príncipe mientras abría la puerta del carruaje- Yuto...- le ofreció su mano para ayudarlo a bajar.

-No es necesario- negó amablemente la ayuda de Yamada a lo que este resoplo y tomando la mano de Nakajima lo jalo hacia él, obligándole a bajar.

-Ya esta- dijo secamente el castaño mientras lo encaminaba por el hermoso jardín al que habían llegado.

-Oye Ryosuke, ayúdame a mí también.- Chinen extendió su mano esperando a que Yamada realizara con él, la misma acción que con Nakajima, pero lo que recibió fue un portazo.-Que genio- suspiro.

Después de haber caminado un largo tramo por los hermosos paisajes que ofrecía Shaming, los tres se detuvieron frente a un chico.

-Así que al final lo han traído- dijo aquella persona un tanto enfadada.

-Pues sí, ya te lo habíamos dicho, además no creo que acabe por delatar nuestra ubicación es un buen chico, eso y que no hemos venido a pie- comenzó a hablar Chinen.

-¡¿Qué?! ¿De nuevo rentándoles carrozas a las hadas? ¡Eso cuesta!- grito exaltado.

-Ya lo sé, pero no te preocupes, tu querido hijo pagara- dijo sonriente mientras abrazaba al mencionado.

-Ryosuke, ¿Cómo te has prestado a esto?- comenzó a reprocharle mientras se acercaba peligrosamente a su descendiente.

-Regáñalo en otro momento ¿Quieres?- repuso el más pequeño que se interponía entre padre e hijo- Yo los presento. Yuto este es Yabu Kota, Kota, Nakajima Yuto, nuestro humano celestial.-Tomo la mano derecha de cada uno y les obligo a saludarse.

-Mucho gusto- sonrió Nakajima mientras agitaba suavemente la mano del mayor.

-Bien... ahora que se conocen, nuestro querido príncipe te dará un recorrido por todo Shaming- empujaba a ambos chicos para que se fueran.

-Pero es que...- intento protestar el joven Ryosuke.

-Pero nada, anda, querías conocer a alguien puro y aquí lo tienes, anda y ve, tengo asuntos que resolver con tu padre- insistió.

-Bien... Vamos Yuto- tomo la mano del mencionado y en algunos minutos se perdieron de vista.

-¿Qué es eso que tienes que hablar conmigo?- Pregunto Yabu mientras cruzaba sus brazos molesto.

-Primero que nada- dijo en tono serio- ¿Como estas?- sonrió despreocupado.

-Yuri- reviro sus ojos mientras el otro reía- ¿Que es lo que quieres?-

-Pues veras...-

Nakajima y Yamada llevaban un rato caminando entre la media luz de luna que iluminaba Shaming. Entre tanto Ryosuke le explicaba algunas cosas sobre él; desde sus transformaciones nocturnas, hasta su cometido hacia con los humanos. Yuto le había estado escuchado atentamente y cuando acabo una más de las historias de los unicornios, el otro le pidió que le contara sobre él, quien con confianza, como si se conocieran de toda la vida, le narro toda su existencia; su feliz infancia a lado de sus padres, la muerte de estos, sobre el desprecio de sus tíos y sus primas, sobre los criados, sobre todo.

-Y así fue como decore la buhardilla- contaba alegremente.

-Vaya, con que así fue como la adornaste, en verdad que te quedo de maravilla.-

-Muchas gracias, aunque realmente no es para tanto.- Habían llegado al pie de una cascada, se encontraban rodeados por las resbaladizas rocas.- Es hermoso- exclamo Nakajima al contemplar la caída del agua bajo la brillante luz de luna.

-¿Solamente aprecias la forma en que se ve?- silabeo.

-¿Como se ve?- se quedo viendo unos instantes el paisaje.- También me agrada- concluyo- pero... no es eso lo que me impresiona, si no la sensación que despide, el alma que despide esta cascada, todo aquí es hermoso, y es un deleite que va mas allá de los sentidos.- Finalizo con una sonrisa en su rostro, cuando se giro a mirar al príncipe, no daba crédito a lo que veía; Ryosuke, de los Avarim, bañado por la luz de la luna mientras unas gotas de agua que flotaban en el ambiente brillaban a su alrededor, simplemente desprendía un aura de divinidad.

-Así que tu también lo sientes- sonrió de una forma que al mortal le pareció sencillamente perfecta.

-Supongo- se sintió avergonzado, por primera vez se sintió avergonzado frente a la belleza del príncipe, de la que al mismo tiempo se sentía embelesado- Disculpa...Emm... ¿Majestad?-

-Ryosuke, llámame Ryosuke.-

-Ryosuke, ¿Crees que podría... nadar un poco?- pregunto con un casi imperceptible temblor en su voz.

-Claro- dio permiso, pero al ver que solamente se quito los zapatos y que estaba a punto de entrar al agua agrego- no puedes entrar con la ropa puesta, lo siento.-

-¿S-sin ropa?- estaba nervioso, pero luego recapacito, aquellas aguas debían ser algo especial para ellos, y lo comprendía, así que sin titubeos comenzó a desnudarse, doblando cada prenda en cuanto se desprendía de esta, cuando acabo, dejo sus pertenencias algo lejos del agua y entro lentamente en las aguas al pie de la cascada. Al entrar por completo pudo sentir lo fría que se encontraba el agua, sin embargo era una sensación agradable, luego de algunos minutos se acostumbro a la temperatura y nado un poco. Sintió como era observado fijamente, paso su mirada por todo el lugar, para toparse con Yamada; con sus ojos fijos en los suyos, mientras él estaba justo debajo de la cascada, sobre algunas rocas, sacando su lengua para beber el agua que corría de la cascada, su cabello parcialmente mojado, el agua que no entraba en su boca escurría por sus labios, seguía por su mentón, bajando por su cuello, llegando finalmente a mojar sus ropas.

Sacio su sed y salió de la caída de la cascada para acercarse a donde el agua estaba menos agitada y doblando sus pantalones a un poco debajo de sus rodillas metió sus piernas en el agua, se sentó en la orilla y movió sus extremidades energéticamente, jugando con el líquido frio.

Nakajima nado hasta donde se encontraba el príncipe, tomo una de sus piernas y comenzó a chupar los dedos de sus pues, después beso todo el camino hasta su tobillo.

-¿Qué haces?-Yamada pregunto al tiempo que Yuto salía del agua mientras acorralaba a la criatura mística haciendo que recostara su cuerpo sobre las rocas, entre tanto el quedaba encima de este, con su cabello goteando, cayendo pequeñas gotas sobre el rostro del castaño.

-No tengo la menor idea- contesto sin más, acercando sus labios a los ajenos, algunos centímetros antes se detuvo. Estaba siendo demasiado impertinente y atrevido. Antes de que pudiera cometer alguna locura, alejo rápidamente sus rostros-¿Que estoy haciendo?- susurro para sí mismo.

-Creo que estabas a punto de besarme, o al menos eso creo, ¿así llaman los humanos al contacto que tienen dos formas entre sus labios, o no?- dijo Yamada desde el suelo.

-N-no yo no quería...Perdona- se disculpo arrepentido de lo que estuvo a punto de hacer.

-¿No querías? ¿Acaso yo no soy digno para que decidas unir tus labios con los míos?-

-No es eso, eres más que eso, pero yo no quisiera que...-

-Entonces, bésame.-

-¡Pero...!-

-Hazlo, de lo contrario me estarías insultando, y tú no quieres insultar a un Avarim ¿O sí?-

-Pues no, pero no soy más que un simple humano, y soy yo quien no es digno de unir mis labios con los tuyos.- Desvió su mirada apenado.

-No eres un simple humano, eres la persona más pura que queda, así que, bésame.- Dicho esto cerro sus ojos.

Yuto no sabía qué hacer en ese momento, aunque debía admitir que deseaba unir sus labios con los del príncipe, así que reuniendo todo su valor acerco sus labios lentamente, en un momento que parecía eterno, fue entonces cuando por fin sus labios se unieron en un ligero roce, tan ligero que pareciera que la más suave brisa podría separarlos. Aquel contacto era algo nuevo y realmente agradable para ambos.

Aquel instante que duro varios minutos, aunque para ambos pareció tan solo un par de segundos, aquella sensación era simplemente mágica, cuando se separaron un poco, ambos abrieron sus ojos y se miraron profundamente, después de unos instantes el pelinegro volvió a besar al unicornio, esta vez con un poco mas de libido, sacando su lengua lamiendo tímidamente los labios del otro, pidiendo autorización para poder entrar en su boca, Ryosuke no dudo en abrirle paso y abrió su boca lentamente, al sentir el contacto entre sus lenguas, una corriente eléctrica recorrió sus cuerpos. Un juego lento, que se sentía increíblemente bien, empezó entre sus cálidas y húmedas lenguas, Nakajima rompió aquel contacto jadeando, aquello era sencillamente placentero, demasiado para poder soportarlo por mucho tiempo, pero lo suficiente para no dejar de hacerlo solo porque le faltaba el aire. Siguió besando sus labios una y otra vez.

De algún modo y sin darse cuenta, Yuto acabo despojando a Ryosuke de sus ropas, quien, aunque no fuera humano, tenía unas reacciones bastante parecidas cuando el pelinegro tocada su cuerpo, solamente que él era mucho más sensible en toda la extensión de su cuerpo. Suspiraba largamente mientras arqueaba su espalda para que su cuerpo fuera tocado más prolongadamente.

Entre el murmullo de la cascada, sus pieles rozando y el sonido que hacían sus bocas en el intercambio de su saliva, Nakajima se incorporo un poco para poder admirar el rostro del príncipe, el cual estaba hermosamente sonrojado. El pelinegro sonrió dulcemente y beso sus mejillas delicadamente. Yamada lo alejo lentamente de su cuerpo, comenzando a guiarlo para que este se recostara sobre los pedruscos, como el mismo anteriormente, Yuto sin entender demasiado se dejo guiar, una vez en el suelo, Ryosuke subió encima de él, y poco a poco fue girando su cuerpo, de tan manera que su cara quedo enfrente al erecto miembro del pelinegro, quien se encontraba confundido y teniendo frente a él, igualmente excitado, miembro del príncipe. El susodicho dio una larga lengüetada al miembro del otro, quien se estremeció de pies a cabeza. Entre gemidos y pequeñas contracciones musculares de parte de Nakajima, Yamada siguió lamiendo lentamente, mirando con curiosidad y escuchando los ruidos que emitía su invitado cada vez que pasaba su lengua. Pero Yuto algo inconforme consigo  mismo, decidió devolverle las placenteras sensaciones que el unicornio conseguía provocar. Tomo entre sus manos el pene de la creatura, tocándolo suavemente, causando un pequeño sobresalto, pero luego se dio cuenta de que quizá Yuto solo quería recibir aquellas atenciones solo si el otorgaba las mismas, entonces empezaron a complacerse mutuamente; Ryosuke dándole placer a Nakajima con su boca, y este a su vez con su  mano a Yamada. Continuaron de esta manera por algunos instantes, hasta que ambos terminaron al mismo tiempo, el castaño sobre la cara del pelinegro y este dentro de su boca.

El príncipe se echo a lado suyo, Nakajima se incorporo un poco y tomando agua que se encontraba a lado de ellos, se limpio el rostro.

-Yuto- musito el castaño quien miro como el nombrado volteaba a verlo con algunas gotas de agua cayendo por su cabello.

-Dime- tomo entre sus manos un poco más de agua y comenzó a beberla.

-Toma mi cuerpo- dijo sin más, pero al oírlo Nakajima trago mal el agua y tosió fuertemente.

-¿Perdona?- lo miro sorprendido.

-Tómalo-

-¿Eh? N-no - movió energéticamente sus brazos en forma de negativa.- Yo no podría...- mas se estremeció cuando observo que el Avarim flexiono y separo sus piernas, para luego son sus manos separar sus glúteos, dejando ver perfectamente su ano.

-Yo que se deseas hacerlo...y yo también, así que, por favor tómame.-

El pelinegro se acerco lentamente al unicornio, en verdad quería estar cerca de él, aunque no precisamente de su cuerpo.

-Va a doler- dijo preocupado mientras se colocaba entre sus piernas y tomaba su rostro entre sus manos.

-Si eres tu estará bien, lo soportare.-

-Alguien tan puro no debería resistir dolor y menos por alguien como yo.-

-Ya te lo había dicho, está bien, quiero sentir el dolor de ser amado profundamente.- Tomo a Nakajima por el cuello y lo acerco para besarlo suavemente, el pelinegro tomo sus caderas y las acerco más hacia él, haciendo que su miembro rozara en la entrada de Yamada, quien gemía suavemente dentro de la boca de Yuto, el cual mientras lo besaba comenzó a penetrarlo lentamente, causando así que el castaño hundiera sus dedos en sus hombros, cuando por fin estuvo totalmente dentro se detuvo para observar a Ryosuke, el cual conservaba una mueca de dolor en su rostro, el pelinegro se sintió enteramente culpable.

-Lo siento- susurro a su oído mientras lo abrazaba con más fuerza.

-Estoy... bien... no te preocupes por mi... y continua- dijo entre débiles gemidos de dolor.

-Pero si continuo te dolerá aun más.- Sin embargo Yamada rodeo al otro con sus piernas e hizo una leve presión, provocando que se moviera un poco dentro de él, ambos gimieron placenteramente, se miraron por unos instantes para después sonreírse dulcemente. Nakajima decidido, tomo firmemente las caderas del castaño y comenzó un vaivén lento en lo que el unicornio se acostumbraba a la intromisión, poco a poco fue aumentando su ritmo, y el dolor del Avarim disminuía, era una sensación completamente nueva para ambos, pero no por ello dejaba de ser terriblemente placentero.

Cuando Nakajima se ajusto un ritmo que le pareció adecuado, empezó a acariciar el cuerpo de Yamada, era inesperadamente suave en aquellos momentos ¿A qué se debía? No lo sabía, y sinceramente poco le importaba en aquel instante. Aunque algo distante en sus pensamientos Yuto percibía perfectamente lo que pasaba a su alrededor; el sonido del agua que caía por la cascada, los deliciosos gemidos de Ryosuke, su suave piel bajo sus dedos, lo buenamente apretado que estaba dentro de él. Todo era condenadamente perfecto, de no ser por algo que le molestaba. Algo le vino a la mente y sonrió, para después embestir el cuerpo del unicornio vorazmente, haciendo que estese corriera primero, y no tardo en seguirlo corriéndose el también.

Saliendo de él lentamente miraba como el castaño respiraba agitadamente con sus ojos cerrados. Nakajima beso suavemente sus labios, bajo hasta su cuello lamiéndolo delicadamente, bajando poco a poco hasta su pecho, bajo un poco mas llegando hasta algunas gotas de semen que había expulsado Yamada hace solo algunos instantes, y retiro ese rastro minuciosamente con su lengua. Llego hasta su entrepierna, el Avarim soltó un pequeño gemido al sentir la respiración del pelinegro sobre su miembro, Nakajima lo tomo en su boca y jugo un rato con el dentro, hasta que de nueva cuenta se puso completamente erecto. Una vez hecho esto sonrió ante la expresión tan adorable que se dibujaba en el rostro de Ryosuke y, posicionándose sobre él, tomo el pene de su anfitrión y comenzó a introducirlo lentamente en el interior de su cuerpo.

El Avarim pregunto alarmado:

-¿Pero qué es lo que ha...?- sus palabras fueron interrumpidas por un ronco gemido que salía de su garganta, mientras arqueaba su espalda ante lo placentero que era estar dentro de Nakajima, el cual apretaba sus mandíbulas, realmente era doloroso, pero no pensaba echarse atrás.

-Tú me has entregado amablemente tu cuerpo, y yo quiero hacer lo mismo.- Pronuncio suavemente mientras elevaba sus caderas y volvía a bajarlas, haciendo que el miembro del unicornio entrara y saliera de él.

La sensación dolorosa se había ido completamente, causando que el pelinegro aumentara el ritmo apoyándose en el pecho del castaño para poder hacerlo correctamente. Fuertes gemidos invadían el ambiente.

De un momento a otro Yamada detuvo los movimientos de Nakajima y en un ágil, pero delicado movimiento él se encontraba encima de Yuto, y posando ambas manos en las rocas a las alturas de la cadera del pelinegro, siguió penetrándolo rápidamente. Yuto debajo, murmuraba suavemente el nombre del Avarim mientras abría un poco más sus piernas para sentir más la longitud del otro dentro de él. Después de un buen rato ambos eyacularon a la vez, cada uno gimiendo el nombre del otro.

Totalmente agotados y con sus respiraciones igualmente agitadas se recostaron y se tomaron de la mano.

-Ryosuke- llamo el pelinegro para llamar su atención- ¿Crees que pueda quedarme aquí contigo?-

-Ese es el plan- contesto sonriendo el unicornio. La calma reinaba, solo se escuchaba el correr del agua junto son sus respiraciones acompasadas.

FIN

 Extra 01.

-¿Qué es eso que tienes que hablar conmigo?- Pregunto Yabu mientras cruzaba sus brazos molesto.

-Primero que nada- dijo en tono serio- ¿Como estas?- sonrió despreocupado.

-Yuri- reviro sus ojos mientras el otro reía- ¿Que es lo que quieres?-

-Pues veras...Quiero hablarte de Ryosuke.-

-¿Qué pasa con él?- disimulaba la preocupación que muy dentro de él sentía.

-Pues... me preocupa lo que tú le podrías hacer cuando te enteres.-

-¿Hacerle yo? ¿Cuando me entere de que?- aquel Reëm siempre lograba exasperarlo.

-Lo vas a querer hacer entrar en "razón" - hizo énfasis en la última palabra simulando con sus dedos unas comillas- cuando te enteres que está enamorado de un humano.-

-¡¿Que el qué?!- grito con furia y sorpresa, comenzando a encaminarse hacia donde se encontraban el Avarim y el humano, pero Chinen salto sobre el haciéndole caer sobre el mullido pasto. -Yuri, déjame ir tras ellos, esto no puede suceder- desesperado intentaba quitarse de encima al más bajo.

-Vamos Kota, déjalos en paz.-

-¿Como me pides eso? Esto no puede suceder, solo le gusta porque es un humano y por lo tanto diferente a él.-

-Sabes que no es así, escúchame, Asallam- por primera vez en mucho tiempo Chinen había llamado a Yabu por su nombre original, por el nombre que le fue puesto al ser creado, el nombre del primer unicornio existente.- El no se enamoro de su cuerpo ni solo porque fuera un humano, el simplemente ama el alma de Yuto.- El mayor dejo de forcejear.- Sabes que no puedes hacer nada si ambos están perdidamente enamorados del alma del otro, si los separas los mataras a los dos.- Dijo suavemente mientras retiraba algunos mechones de cabello del rostro de Asallam.

-Lo sé, pero les causara problemas.- Tomo a Chinen por los hombros y lo acerco a él pegando su cabeza a su pecho.

-Quizá, pero es decisión suya, si se aman tanto como parece, entonces no les causara dificultades ¿Verdad, Kota?-

-Pero si es solo un niño- al termino de estas palabras a lo lejos, por el rumbo de la cascada, se podían oír claramente unos gemidos, dejando al mayor de piedra por unos segundos para luego levantarse abruptamente y gritar furioso- ¡Los voy a matar!-

-¡No, Kota! Déjalos.- Se puso frente a él impidiéndole el paso- deja que se entreguen completamente.- Tomo su rostro entre sus manos y cambio su tono de voz a uno picaresco.- Además, ¿No es excitante?-

-¡Claro que no! Es mi hijo, por los cielos.-

-Ya veo, entonces...- coloco una de sus piernas entre las del mayor y en un brusco movimiento lo hizo caer, desabrocho la camisa que portaba Kota y jalo su pantalón hacia abajo, dejando al descubierto poco más de la mitad de su cuerpo. Se sentó sobre su abdomen y pregunto: -Entonces ¿Prefieres oír mis gemidos Asallam?- la respuesta fue dando cuando el mencionado metió sus manos por debajo de la ropa del Reëm y comenzó a acariciar cada rincón de su pecho, para luego desgarrar sus pantalones.

-Sabia que los Kardadam como tu eran inquietos, pero creo que tu sobrepasas el limite.-

Desde hacía mucho tiempo, incluso mucho para un unicornio al que el tiempo le es corto, tanto tiempo que aquel Reëm y el primer unicornio habían unido sus almas que ya casi no recordaba como había sucedido, pero de lo que estaba seguro era de que, Yuri, a pesar de ser un terco y a veces le daba mala fama a los de su especie, era simplemente magnifico, había algo en el que no podía resistir, siempre cedía ante todas sus peticiones, justo como en aquel instante; que ya se encontraban en un rápido vaivén guiado, como en muchas ocasiones, por el menor, quien gemía descontroladamente al tiempo que arqueaba su espalda hacia atrás y alzaba y bajaba sus caderas a un ritmo casi inasequible.

Normalmente duraban mucho tiempo haciendo aquello, para que ambos quedaran totalmente satisfechos, y esta vez no fue la excepción, pero siempre que se corrían, Chinen arqueaba grotescamente su espalda mientras sus ojos se ponían en blanco, entretanto se aferraba fuertemente con sus uñas a Kota. Como este suponía, sucedió. Yuri se corría de la forma menos decente que había visto en su vida sobre la mano de Asallam, y el mayor llenando el interior del Reëm. Agotado pero satisfecho, el menor se dejo caer sobre la pastura, mas cuando escucho nuevamente los gemido del Avarim y del humano se incorporo rápidamente.

-¡Kota! ¿Oyes eso, acaso es una segunda ronda?-

-Parece que sí. Tienen mucha energía ¿Verdad, Yuri?- mas cuando volteo a verlo, pudo notar en su mirada ira pura, nada propio de los unicornios.

-¡Esos mocosos no me vencerán!- exclamo molesto, y así devoro de nueva cuenta el cuerpo de Yabu.

Si, quizá aquel Reëm estaba algo corrompido por vagar entre humanos, pero aun así, no dejaba de ser hermoso en cuerpo y alma.

FIN


Extra 02.

Amanecía, el momento en el que los unicornios se trasformaban en su forma verdadera, y cuando esto ocurrió por primera vez ante Yuto, los tres unicornios se hallaban en el lugar: Yamada, Chinen y Yabu. Estos dos últimos solo querían saber la reacción que tendría con Ryosuke y lo que vieron, era algo que no se esperaron. Nakajima salto sobre la verdadera forma del Avarim, lo acaricio, lo beso, lo admiro a más no poder y entonces dijo tres palabras que dejaron de piedra a Asallam y a su Reëm...

-Eres hermoso...Mío- y lo abrazo posesivamente mientras llenaba de besos todo su cuerpo.

FIN


                                                                                                        


Ahora si, fin de fin XDDD!! 
Lamento mucho de nuevo las cosas raras y espero que les haya gustado al menos un poco ^^

4 comentarios:

  1. AHLSVJFVASFASKHLVASLFASKHFASVFASFAS ♥
    ME MATASTE *--*
    ENSERIO >_<
    WOW HERMOSO... AWWWWWW
    ME ENCANTO ASÍ MUCHO MUCHO MUCHO *-*¨
    ESTÁ HERMOSO ♥ GENIAL, DIVERTIDO
    ENTRETENIDO :3
    ASÍ TODO BIEN GENIAL ♥

    asdasdasdadas muchísimas gracias ;-;
    enserio >_____<
    ya me hacía falta algo así tan lindo & distinto *-*
    gracias ;---);

    ResponderBorrar
  2. ^^ Me alegro que te haya gustado a pesar del horrible retraso D: ... aunque lindo y distinto... no se si sea xDD pero muchas gracias por leerlo ^^ y espero que haya valido el atraso ne?

    ResponderBorrar
  3. Muy muy muy muy muy muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy bonito fic T^T <3 <3 <3
    Tantito inesperado pero muy bueno xD
    Pero me gustó mucho esa actitud de Ryo-chan, ¡muy kakkoii! Convencería a cualquiera xD
    Desde el principio estuvo muy entretenido y me ha gustado mucho la idea *o* No podría esperar menos de mi senpai -claps- :'D
    ~Es el momento de traducir ilegalmente esto xDDDDDDDDDDDDDDD~

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Pero aún tengo que ponerle bien la acentuación xDD pero lo haré cuando pueda. sé que quedará muy bonita la traducción de tu parte ;u;
      Gracias por leer y no es taaaan bueno, pero gracias de cualquier forma.

      Borrar

Reclamos