17 feb 2012

A veinte metros sobre el cielo.


Volvi! otro que escribi para mi hijita para el 14
Ya lo tenia planeado en realidad
Pero ella me hizo escribirlo al final XD
Espero que lo disfruten :3 

                                                                                                                   




A veinte metros sobre el cielo.






Doce treinta de la noche en una de las estaciones de Japón se encontraba un chico de cabellos negros con un simple uniforme escolar, con la mirada perdida, esperando por su transporte. De no ser por el la estación estaría en su totalidad desierta, pero al poco rato diviso como alguien mas llegaba a esa misma estación, deteniéndose a unos metros junto a él, la verdad es que era la primera vez que estaba en aquel lugar. Al llegar a su casa después de clases tuvo una pelea con sus padres y salió a vagar por la cuidad, y se hizo demasiado tarde. Aunque no lo deseara era hora de volver a casa, por suerte, cerca de donde estaba encontró una estación de metro que lo podía acercarlo bastante a su hogar.

 Algo lo distrajo de sus pensamientos, su celular, que tocaba una de las canciones de su grupo favorito, Arashi, lo usaba de tono para cuando entraran llamadas, al revisar el nombre de quien le llamaba colgó y apago su celular volviéndolo a guardar en su bolsillo.

Con el rabillo del ojo pudo notar como el chico que esperaba también con él se le quedo mirando en el momento en el que sonó su celular. Él tenía el cabello que según la luz con el que se mirase se podría ver castaño o negro, pero tenía por seguro que era un castaño oscuro y contrastaba con su blanca piel... tan blanca.

Después de tanto tiempo de estar esperando por aquel trasporte, llego. Al parecer el otro chico también esperaba el mismo que él y, aunque por diferentes puertas, ambos subieron al mismo vagón, el cual, al igual que el resto, se encontraban totalmente solos, solamente estaban ellos dos, uno sentado a algunos metros del otro. El pelinegro, prófugo de su propia casa, Yuri Chinen, se sentó en la dirección opuesta del otro chico a propósito, le intrigaba de sobremanera aquel muchacho, tenía una piel demasiado clara, como no había visto por aquel país.

No es que llevara demasiado tiempo mirándolo, pero en los pequeños vistazos que le había concedido había hecho algunas observaciones; no solo le llamaba la atención esa pálida tez, no, también tenía otras cosas que le incitaban a mirarlo como esos labios de un rosa pálido, su delgada figura, como estaba peinado su cabello, pero había algo que le extrañaba, estaba al cien por cierto seguro de que no sobrepasaba los doce años de edad, si era así ¿Por que viajaba solo a esas horas de la noche? Con el mismo era comprensible, tenia dieciocho, pero aquel chico, ¿Qué razones tendría?

De nuevo un ruido lo saco de sus meditaciones, esta vez fue una voz que anunciaba el nombre de la próxima estación. El chico que viajaba con él se levanto de su asiento y se acerco a una de las puertas, esperando a llegar al lugar anunciado para bajar. A pesar de que llevaba mangas largas, se podía notar lo esbeltos que eran sus brazos. Habían llegado a la estación, el no tenía que bajar hasta después de cuatro mas, así que desde su asiento continuo mirándolo; se abrieron las puertas pero antes de que aquel chico saliera giro su rostro para ver al pelinegro de forma penetrante y se marcho.

-...¿Qué demonios?- se pregunto a sí mismo , sentía su rostro caliente, temía lo peor, al ver su reflejo en el cristal de la ventana que tenia frente a él pudo confirmarlo sin duda alguna, aquella mirada le había hecho sonrojarse.

Al día siguiente solo tenía una cosa en su mente, la necesidad de volver a ver a aquel chico del andén. Justo cuando salió de clases empezó a buscar la estación que el día anterior había visitado, debido a que no sabía exactamente donde se encontraba, estuvo varias horas vagando hasta que diviso al dueño de sus pensamientos, exactamente igual que el día anterior. Reviso la hora en su celular.

-Doce treinta.- Murmuro lo más bajo que pudo y siguió sigilosamente al chico a una distancia prudente. Cuando se dio cuenta de que estaban llegando a la estación se detuvo un poco y sacando su celular fotografío los alrededores del lugar para así poder recordar como volver otro día.

Siguió andando y cuando estuvo dentro se posiciono a su lado, a unos cuantos metros menos que la vez anterior y nuevamente subieron los dos por puertas diferentes, a diferencia de la vez pasada, los vagones tenían gente, muy poca, pero la había.

El pelinegro saco su celular, quería tomarle una foto, así que disimuladamente intento enfocarlo, pero siempre había una persona que se ponía en medio, hasta que por fin pudo tomar la fotografía. Sin embargo, cuando la tomo, aquel chico volteo a ver directamente a la lente, lo que saco un sobresalto a Chinen quien sonrojado miro al lado contrario.

Varios días estuvo siguiéndolo, acercándose un poco cada día, hasta que un día que estuvo lo suficientemente cerca se pudo fijar mejor en su ropa, era un uniforme de una escuela privada. Sin darse cuenta de sus labios se escapo algo en forma de un suspiro.

-Tan lindo.- Al darse cuenta de lo que había hecho miro rápidamente al chico que tenía a lado para cerciorarse de que no lo había escuchado, milagrosamente para el descuidado pelinegro, el de tez nívea traia puestos unos audífonos, y si escuchaba con atención una tenue melodía salía de ellos. Suspiro aliviado, debía de ser más cuidadoso sobre esos pequeños impulsos.

Pasaban los días, y Chinen seguía saliendo de su casa para ir a esa plataforma y poder ver al chico. Siempre que se encontraban daban las doce treinta.

Aquel día aun no había salido de su casa, se encontraba en la sala viendo la televisión en compañía de su madre.

-¡Oh!- miro la hora en su celular.- Ya me tengo que ir mami. (1)- Beso la mejilla de su madre y se levanto de su asiento.

-Últimamente siempre sales a esta hora ¿A dónde vas tanto?-

-A ver a alguien que me gusta- sonrió.

-¿Y puedo saber quién es?- uso un tono picaresco al preguntar.

-Pues...- le mostro su celular, el cual tenia de fondo la fotografía que le había tomado al chico del metro- es el.- Sonrió tontamente.

-...- su madre se había quedado anonada, no sabía porque debería impresionarse más; ¿Por la piel casi translucida del chico? ¿Que a su hijo le gustaba un chico? ¿Que al parecer lo estaba acosando? ¿Qué le gustara tanto como para tomarle una fotografía? o...- ¿Cual es su nombre?-

-No tengo ni idea, el plan es hablar con el hoy. No tardo- y salió por la puerta.

O... quizá lo que más le perturbaba era la corta edad de aquel muchacho, doce siendo exagerada.

Ya estaba dentro del metro, pero algo le preocupaba, el tenía planeado bajar en la misma estación que el e irle metiendo platica de alguna manera, pero algo había salido mal, ese día no se había bajado en la estación de siempre, no, se había quedado, y estaba sentado frente a él.

Tomo la decisión de que ya había esperado demasiado, y justo cuando se dirigía a hablarle su vista se poso en el frente, pero se encontró con la figura de quien buscaba cerca, bastante cerca, parado justo delante de él. Quiso decir algo, pero nada salía de su garganta.

-Mi nombre es Marius Yo. ¿Cuál es el tuyo?-

-Yuri Chinen- contesto con un hilo de voz.

-Ahora que conozco tu nombre, serias tan amable en decirme ¿Por qué me has estado siguiendo?-

-No es que te haya estado siguiendo, yo solo...-

-Hace más o menos tres meses que te vi por primera vez, y desde entonces cada día te veo, y además te das el lujo de fotografiarme ¿Que es lo que quieres de mí?-

-Insisto, no es que te este acosando o algo por el estilo, solo vengo hasta acá para verte, es todo- contesto alterado. No quería que pensara que quería secuestrarlo o algo similar.

-¿A verme? ¿Por qué? ¿Te gusto?- soltó a modo de broma, pero para su sorpresa el otro asintió ligeramente.- ¿En serio?- volvió a asentir -¿Cuántos años tienes?- se sentó junto a Chinen.

-Dieciocho- seguía cada movimiento de Yo mientras trataba de memorizar cada gesto que hacía.

-¿Te gusta alguien con más de seis años menos que tú?-volvió a asentir. Estaba realmente impactado, el hubiera dicho que se veía mas joven, unos dieciséis. Un silencio incomodo se hizo presente, hasta que el menor decidió continuar.- Di mi nombre.-

-¿Perdona?- se había perdido contemplándolo.

-Di: Marius- dijo despacio.

-Marius.- Sin darse cuenta al decir su nombre una sonrisa surco sus labios.

- La primera vez que te vi pensé: ¿Cómo se verá cuando duerme? ¿Qué cara hará cuando llora? ¿Cómo se oirá diciendo mi nombre con su aliento? ¿Cómo se verá su rostro excitado? ¿Qué tono usara mientras gime mi nombre?- los ojos de Chinen se abrieron en obvia sorpresa, mientras sus mejillas eran teñidas de un rojo brillante.

¿Cómo se suponía que debía contestar a eso? El castaño coloco suavemente su mano sobre la mejilla del mayor, y cerrando sus ojos comenzó a acercarse lentamente, Yuri no sabía lo que debía hacer, no podía mover un solo musculo, sintió la presión de los labios de Marius sobre los suyos, no pudo hacer nada, seguía paralizado, todo estaba ocurriendo tan rápido. Demasiado para él.

Yo siguió en lo suyo, se puso de rodillas sobre el asiento y paso su rodilla en medio de las piernas de Chinen, enredo sus brazos sobre el cuello del mismo mientras, sin que el mayor pusiera la menor resistencia, profundizo el beso. El menor frotaba su rodilla impetuosamente contra el miembro de Yuri, quien cerro fuertemente sus ojos soltando un pequeño gemido dentro de la boca del menor. Yo guio las manos del pelinegro a su propio uniforme, mientras él se quitaba el suyo.

La mente de Chinen estaba completamente en blanco; aun con la lengua de Yo acariciando la suya, aun con su pierna frotándose contra él, aun mientras oía como se quitaba la ropa, aun con todo eso no había tenido el valor siquiera de abrir sus ojos, ni sabía qué demonios hacer. Pero quizá, esa sería su única oportunidad, pensando así, cuando dejo de sentir la calidez del cuerpo del menor sobre el suyo, sobresaltado abrió sus ojos, dándose cuenta de que solo se había levantado para quitar el resto de su uniforme, quedando completamente desnudo, dejándole ver que, para ser un chico de aproximadamente doce años, estaba mejor proporcionado de sus partes intimas que la mayoría.

El pelinegro intento quitarse rápidamente su propia ropa, pero debido a su nerviosismo no le era muy fácil, por lo que hasta el momento se había quitado la chaqueta y la camisa, dejando ambas en el suelo.

- ¿Quieres ayuda?- ofreció amablemente Yo mientras jalaba ligeramente las trabillas del pantalón de Yuri, haciendo que se levantara de su asiento y sentándose el menor sobre el suelo comenzó lentamente a desabrochar el pantalón del mayor, quien veía atentamente cada uno de sus movimientos de como quitaba sus pantalones y el calzado, Marius solo le había dejado su ropa interior la cual dejaba ver su innegable erección.

El menor saco el pene de Chinen por un lado de su ropa interior y comenzó a masajearlo delicadamente, el pelinegro intentaba contener sus gemidos apretando su mandíbula, pero era inevitable que salieran por si solos de su boca. Intento desviar su atención de los movimientos del castaño, pero su vista se poso en su espalda, tan blanca y esbelta que pudo notar al instante como su columna estaba bien marcada atreves de su piel, excitándolo aun mas.

Antes de que Yuri se pudiera correr, Marius se alejo un poco de él, haciéndole una seña indicándole que se diera la media vuelta, una vez hecho Yo coloco su mano sobre la espalda del mayor aplicando una ligera presión, haciendo que el pelinegro fuera descendiendo hasta quedarse en cuatro. El menor tomo la orilla de la ropa interior de Chinen, bajándola hasta la mitad de sus muslos. Yuri está confuso, algo sospechaba, pero no podía creer que Marius quisiera...

-¡Ahhh...!- un gemido de dolor había salido desde lo profundo de su garganta. Ahí estaba, el dolor de ser penetrado.

Sencillamente no lo podría creer. No podía hacerse a la idea de que el menor se encontraba dentro de el moviéndose tan mortificantemente lento. Al poco tiempo el dolor se había ido casi completamente, sin embargo Yo seguía en un lento vaivén. El mayor sin poder aguantar más ese débil ritmo, movió rápidamente su pelvis hacia atrás haciendo que el miembro del castaño entrara estrepitosamente en su cuerpo, ocasionando que el de tez nívea gimiera placenteramente, y así fue como comenzó un ritmo claramente mucho mas rápido, tan placentero que a Chinen ya no le importaba el hecho de que Yo, solo le llegaba al hombro, ni que fuera algunos años menor que él, y al final el mismo terminara siendo la parte pasiva. Ya no le importaba lo mas mínimo. De aquella manera era gratamente bueno y a pesar de que en aquella posición no podía verle el rostro, seguramente en otra ocasión cambiarían de posición y podría verle claramente. Por el momento estaba bien escucharlo gemir suavemente y sentirlo dentro de él.

No supo exactamente cuántas paradas habían pasado en su bello frenesí, pero estaba seguro de que fue en la penúltima donde ambos se corrieron mientras gemían altamente.

Después de unos minutos se estabilizaron y comenzaron a vestirse.

-Oye, Marius, podrías decirme ¿por qué siempre tomas el metro tan tarde?-

-Pues a la escuela a la que asisto dan clases extras hasta muy tarde.-

-Entiendo.- Se dio cuenta de que Marius tenía su celular entre sus manos. -¿Qué haces?-

-Agregando mi numero de celular, porque...seguiremos viéndonos ¿Verdad?- Chinen asintió alegremente, cuando Yo termino de escribir su número llamo desde el celular del mayor al suyo, para verificar que estuviera escrito correctamente, al sentir como el suyo vibraba en su pantalón, lo saco y comenzó a agregar el del mayor también. Cuando termino le devolvió su celular al pelinegro.- Por cierto, tienes varias llamadas perdidas de tu madre.-

-Cielos, ¿Como no lo escuche sonar?-

-Es un misterio- sonrió por primera vez a la vista de Yuri, quien aunque detecto un poco de malicia en aquella sonrisa, le pareció igualmente hermosa y no pudo resistirse y se acerco a besarlo suavemente mientras lo abrazaba por la cintura.

Ambos empezaron a desnudarse mutuamente, hasta que alcanzaron a oír el nombre de la próxima y ultima estación, presurosos ajustaron un poco sus ropas y salieron del vagón.

-Estuvo cerca- dijo Marius para después soltar una pequeña risa, nuevamente Chinen no pudo controlar sus impulsos y se volvieron a besar mas prolongadamente, jugando con sus lenguas y rozando un poco sus cuerpos, pero fueron interrumpidos por la melodía del celular del mayor y al contestar casi ensordeció.

-¡¡¡Yuri Chinen, ¿En dónde demonios estas?!!!- Sin duda alguna era su madre.

-No muy lejos- mintió olímpicamente, estaba casi al otro lado de la cuidad de donde se encontraba su casa.

-¡Ven a casa ahora mismo! Son las cuatro cuarenta de la madrugada, y estoy muy preocupada, me vas a tener que dar muchas explicaciones jovencito...-la llamada se había cortado debido a que la batería de su celular se había agotado.

-¿Cuatro cuarenta? Sí que es muy tarde, debo irme, llegare como en dos horas a mi casa, pero si no llego mi madre me buscara por cielo, mar y tierra para matarme ella misma por preocuparla.- Justo cuando iba a partir Marius se puso sobre las puntas de sus pies y tomando sus hombros deposito un ligero beso en sus labios.

-Nos vemos entonces- antes de alejarse le susurro algo al oído y ambos tomaron sus respectivos caminos.

Al llegar Chinen a casa, su madre lo reprendió en grade, mas al decirle que al fin había hablado con el chico que le gustaba lo empezó a interrogar alegremente, y no tuvo más opción que contarle solamente unos tramos de su pequeña charla.

Después de un buen rato pudo zafarse de su madre e irse a su habitación, por suerte al día siguiente seria domingo, y no tendría que asistir a clases. Cuando se recostó en su cama recordó algo que le había dicho Marius:

-Cuando llegues a tu casa carga la batería del celular, te enviare un mensaje.-

Fue lo que dijo e inmediatamente lo conecto al cargador, al encenderlo tenía un mensaje y como remitente estaba el nombre de Marius con un pequeño corazón al final, Yuri sonrió al ver como Yo al agregar su numero había puesto aquel símbolo. Sin más abrió el mensaje que le había llegado y decía:

"Tengo un pequeño regalo para ti. Revisa el último video que fue grabado en el celular."

El dueño del teléfono celular sin comprender demasiado se limito a seguir las instrucciones que venían en el mensaje y antes de reproducir el video se coloco unos auriculares para no despertar a su ahora dormida madre.

Comenzaba el video, y sin duda era su propio trasero siendo fuertemente fornicado por el menor, podía oírse a la perfección los gemidos de ambos y el sonido que hacia el miembro del castaño al entrar y salir de su cuerpo. Yuri tapo su boca, evitando así que cualquier sonido saliera de ella, era más que claro que Marius había grabado aquello, pero aun no llegaba lo peor para el pobre Chinen, ya que minutos más tarde de la copulación de su cuerpo, la grabación cambio de ángulo y ahora la cara del menor era enfocada mientras gemía, y al poco rato comenzó a lamer sus labios y a morderlos ligeramente, seguido por otras gesticulaciones obscenas. Yuri no puedo aguantar más y la sangre empezó a emanar de su nariz, pero lo que causo su pequeño desmayo fueron los últimos segundos de la grabación; el castaño en sus gemidos en plena eyaculación decía claramente su nombre.

FIN


-(1) XDD ¡MAMI!




                                                                     


Que tal? malo verdad? xDD 

Gracias por leer :3

5 comentarios:

  1. cof cof -/////- aun me sigue encantando <3

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  2. Mis recuerdos estaban errados D:
    Al final, si le había dejado el número de celular, me alegro mucho, ojalá hayan quedado para más encuentros y luego hayan sido muy felices T^T
    Eso por un lado, aunque en realidad Chii me da vergüenza ajena :D
    Y es por eso que no importa cuantas veces lo lea, pro más que está bien hecho y en realidad me gusta... siempre termina por darme risa el pensar en las reacciones de Chii o en lo penoso que es que Marius haya llevado las riendas de todo y él solo quedara como poco menos que un objeto con el cual satisfacerse XD
    Al menos, en la otra versión, Chii queda más o menos bien y él y Marius tienen algo más bonito y menos raro... aunque... bah, Chii es un acosador degenerado, lo tiene bien merecido. Pero, Marius, sí que es una caja de sorpresas... y con lo bonito que es su rostro habría sido casi imposible adivinar que su mente estaba plagada de maldad y pecado '-'

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    1. xDDD GRACIAS POR LEER Y se me olvido que tenía las mayus y y ummmm no me acuerdo xDDD

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    2. Ya, con las mayúsculas da la impresión de que te ha hecho muy feliz así que todo bien ^_^ <3

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